A las puertas del mes de agosto, cuando la ciudad comienza a paralizarse por las vacaciones de muchos malagueños, toca pensar en qué hacer con esos pequeños cuadrúpedos que forman parte de la familia y que en verano se enfrentan al reto de no ser abandonados por sus dueños.

Estas mascotas ya sí pueden disfrutar de más ventajas con la llegada del estío. Sobre todo si se tratan de razas más pequeñas como el yorkshire o el bichón maltés, ya que sus reducidas dimensiones facilitan su traslado en las redes de transporte público, así como la comodidad de llevarlos en el coche. Pero si viajan con sus dueños, ¿dónde se quedan? Y lo más importante, ¿hay destinos turísticos que pongan facilidades para disfrutar con las mascotas?

Elena Hurtado, dueña de Don Francisco, un buldog francés a quien en casa conocen como Paco, no le quedan dudas. «Últimamente Paco ha podido venir con nosotros a Barcelona. Todos los hoteles de la cadena W admiten mascotas y sucede lo mismo en muchísimos alojamientos de Cádiz y Tarifa». Para Hurtado, el precio de estos establecimientos «no es nada desorbitado», puesto que la mayoría de ellos no cobran suplemento y «si lo cargan en la factura es insignificante». «No pretenden hacer negocio, sino ofrecer un servicio cada vez más necesario. Además tienen detalles como un bebedero y una camita especial para Paco», recalca esta malagueña.

Sin embargo, para Juan Carlos Luque, encargado gerente de la residencia canina Paraíso, estos hoteles son un «simple establecimiento» en el que el animal no está atendido. «Está muy bien que los hoteles permitan llevar animales, pero nuestra mascota estará encerrado en una habitación extraña y solo, sin que haya nadie que se encargue de darle de comer o sacarlo a pasear».

Por esta razón, Luque defiende que la residencia canina es uno de los mejores lugares para que el perro descanse después de un año de «impulsos reprimidos». «El perro ha pasado de estar en el campo a ser un animal de compañía y, por lo tanto, vive con nosotros, en la ciudad, en un piso, en un lugar que no es su hábitat natural. Por eso, cuando ven todo este terreno verde, las arboledas, su primer instinto les invita a correr, correr y correr, y así olvidan el estrés al que han estado sometidos por ir todo el año con una correa», explica.

Juan Carlos Luque coincide con los expertos veterinarios y acusa a las modas de que en los núcleos urbanos encontremos razas de gran envergadura. Estos animales son los «grandes perjudicados porque son precisamente estos los que más sufren, puesto que tienen mayor necesidad de libertad», asevera. «Conozco casos de personas que tienen un perro de 45 kilos en un piso de 45 metros cuadrados y estos animales salen a la calle un rato por la mañana y otro por la tarde, cuando lo que de verdad necesitan es al menos dos horas al día sin estar atados», aconseja.

Marta Martín, dueña de un cruce entre pastor alemán con labrador al que han llamado Bayron, reconoce que ha elegido esta raza «a conciencia». Fue su hermano Borja quien la escogió, pero en este caso sí había un objetivo en la elección de la raza. «Soy consciente de que aunque ahora es un cachorro, Bayron se pondrá muy grande, pero no sólo es un perfecto y juguetón animal de compañía, también pretendo que sea un perfecto guardián de mi casa, puesto que esa función protectora siempre estará ligada al mejor amigo del hombre», asegura.

Extranjeros. Los malagueños cuentan con múltiples residencias caninas en las que dejar a sus mascotas. Se encuentran repartidas por toda la provincia, cubriendo las necesidades no sólo de los malagueños, sino también de los turistas que visitan esta región. De hecho, últimamente son los extranjeros quienes mantienen vivos estos centros.

Esto es así porque la gran mayoría de los hoteles ubicados en Andalucía no tienen permitida la entrada a los animales. Por esta razón, los turistas que visitan Málaga se ven obligados a encontrar un lugar en el que hospedar a sus mascotas. Para la residencia Paraíso, en Alhaurín de la Torre, son estos usuarios los que les permiten tener ocupados el 70 por ciento de sus espacios (135 estancias diferenciadas para perros y diez para gatos) y es que «la crisis está haciendo daño también en este sector», asegura Luque.

La mayoría de los centros en los que pernoctan las mascotas sólo acogen a perros y gatos, aunque también existen otros que abren sus puertas a diversos animales, como los caballos, los peces, las aves e incluso los reptiles, entre otros.

Además, todas estas residencias ofrecen múltiples servicios, como atención veterinaria, peluquería canina, crematorios para las mascotas, traslado en vehículos especializado, e incluso recogida y entrega de los animales de compañía...