Las cifras son devastadoras y el problema afecta cada vez a más personas, sin hacer distinciones de ningún tipo, la pobreza no es un mal menor y la «quiebra social» es la consecuencia más directa y latente en la actualidad.

Con más de tres millones de personas en riesgo de pobreza y exclusión en Andalucía y un 40 por ciento de su población en el círculo de dicha lacra, la Red andaluza contra la pobreza y exclusión social (EAPN), exponía ayer el informe de la situación que atraviesa la comunidad, una de las más afectadas y en tercer lugar, tras Ceuta y Extremadura, en el ranking de pobreza. La alarmante situación ya supera la cifra de que uno de cada tres andaluces se encuentre en esta situación y un 47 por ciento de los ciudadanos no pueden afrontar gastos imprevistos, según detallaba la técnica de EAPN, Mamen Barriento, en el Colegio de Trabajo Social.

El volumen de cifras no ofrecía ningún dato positivo y ejemplo de ello es que cerca del diez por ciento de los hogares tienen retrasos o impagos relacionados con su propia vivienda o que uno de cada tres andaluces en activo se encuentran desempleados en la actualidad, es decir, un millón de personas no tienen un puesto de trabajo y el 42 por ciento no recibe ningún tipo de ayuda ni protección. Aunque no exista un patrón, el perfil de persona afectada en España por la pobreza es una mujer entre 25 y 50 años, con bajo nivel educativo y sin empleo o de baja calidad.

En materia de vivienda, el dato empeora si cabe aún ya que Andalucía lidera tras la Comunidad de Valencia el número de desahucios en el primer semestre del año con 7.133 y se encuentra a la cabeza de ejecuciones hipotecarias previstas en España. En este aspecto, Málaga contabilizó 2.118 desahucios en el primer semestre del año y más de 255.000 personas demandan un empleo.

Con motivo del Día Internacional de la Pobreza desde la red, compuesta por varias entidades, quisieron hacer un llamamiento al tercer sector, el cual supone en estos momentos un «muro de contención» para los más vulnerables aunque también sufran impagos de administraciones y la falta de recursos. Apostar por la participación, impulsar la inclusión activa, desmantelar el modelo actual de desarrollo o colocar los Fondos Estructurales Europeos para combatir la pobreza son algunas de las propuestas que destacaron y es que para la entidad, es necesario un cambio ya que uno de los datos más preocupantes que arroja España es el «desorbitado» aumento de desigualdades que se produce entre ricos y pobres y multiplica por cinco la media de la eurozona.