Como los verdiales, el origen del baile de las maragatas es tan brumoso como apasionante. Antonio Velasco, un gran seguidor de este baile malagueño y que tenía recopilados cientos de letras de maragatas, sostenía en 2000 en este periódico que su origen era leonés. Procedería de los castellanos que repoblaron esta zona tras la conquista de los Reyes Católicos. De hecho, en León existe una comarca llamada de la Maragatería.

Sin embargo, esta es sólo una teoría. «No se sabe de dónde vienen porque la poca investigación proviene de un libro de los años 80, un cancionero popular de Totalán escrito por la maestra Antonia Corpas», cuenta María Antonia Martín, responsable de la asociación cultural Entremares.

Los datos más antiguos recogidos por la maestra de Totalán son de 1914. Entrevistando a los más ancianos del lugar descubrió curiosidades como que, en esa época, estos bailes sólo los practicaban las mujeres. «Y a partir de la segunda mitad de los años 30, ya los bailarán hombres y mujeres».

Nacido de repobladores leoneses o no, el baile de las maragatas formó parte del folclore de los Montes de Málaga y de la Axarquía. «Servían para relacionarse los vecinos entre sí y establecer relaciones de amistad o de pareja», cuenta María Antonia Martín.

Mañana sábado los malagueños que quieran conocer este baile podrán disfrutarlo a fondo en el I Certamen de Maragatas que se celebra a partir de las 11.30 de la mañana en el local de la asociación de vecinos del Detalle, a unos 100 metros de la Venta El Detalle, en los Montes de Málaga.

Organizado por la asociación cultural Entremares, con la colaboración de la asociaciones de vecinos de los Montes, contará con el apoyo del Ayuntamiento de Málaga.

Cuatro agrupaciones de maragatas de Casabermeja, La Mosca, Mangas Verdes y El Detalle participarán en el encuentro. Cada agrupación cuenta con entre ocho y diez personas y al término de la competición, que tendrá un jurado, llegará el turno de una paella popular.

En los años 60, el boom del turismo hizo que muchos malagueños de los Montes bajaran a la capital y las maragatas desaparecieran casi por completo.

«Y ya en los años 70, al cambiar la forma de relacionarse en el medio urbano, sólo se bailarán maragatas en algunas zonas que quedan como La Mosca, en las fiestas que hay a comienzos de septiembre, porque hay muchos vecinos de los Montes», explica María Antonia Martín.

Las maragatas no cuentan con traje típico ni instrumentos. Se cantan acompañadas por las palmas, formándose un grupo en el que los hombres van sacando a bailar a las mujeres por turnos.

Para Antonio Martín, portavoz de las asociaciones de vecinos de los Montes, «las maragatas están en las raíces de los Montes de Málaga».

Salvador Cuenca, presidente de la asociación de vecinos de El Detalle, recuerda las tardes de verano en los años 60 en la que los jóvenes de los Montes bailaban maragatas. «Entre 20 y 30 personas», destaca.

Las canciones, con estribillo, suelen hablar de amores pero a veces, son chanzas para burlarse del hombre. Aquí hay un ejemplo del primer tipo: «Mirándome estás tú a mí/ carita de enfrente enfrente/ y no poderte decir/lo que mi corazón siente». Y para maragatas cargadas de ironía: «Esa niña que ha bailado/parece una peregrina/ y el bailador que la baila/ parece un tronco de encina/.

Esta iniciativa de Entremares, señala su responsable, es una iniciativa más en el proyecto colectivo de recuperación de los Montes a la que se han sumado, empresarios, agricultores y ganaderos de la zona.