Soy Juan Toral Sánchez, uno de los 5.000 compañeros andaluces llamados a huelga desde el 19 de Noviembre. Soy uno de esos EIRs que cada día estamos dejando de ejercer nuestro derecho al trabajo por la obligación moral de seguir en la lucha. Somos Especialistas Internos Residentes: médicos, farmacéuticos, enfermeros, psicólogos que en su día nos licenciamos y que tras pasar una exigente oposición nacional hemos elegido plaza en Andalucía para trabajar y formarnos durante 4 años. En mi caso soy médico residente de cuarto (y último año) de medicina familiar y comunitaria en Málaga y el 20 de mayo mi contrato laboral-formativo llegará a su fin.

Trece días luchando contra un gigante tirano SAS, contra la opinión del ciudadano que se puede envenenar por las mentiras que se dicen desde Parlamentos y platós de televisión a cargo de los políticos que debieran representar y defender a su pueblo, de ciertos medios de comunicación partidistas que nos han silenciado con el anonimato de nuestro movimiento.

Defendemos nuestra dignidad profesional, el caballo de batalla de esta guerra. Defendemos una formación de calidad que no nos haga ser menos por el simple hecho de formarnos en Andalucía en vez de en otra comunidad autónoma.

Un residente no es la figura que se ha intentado hacer vez de estudiante privilegiado que gana dinero por pasear la bata. Somos nosotros quién te atendemos cuando vas a Urgencias, quién hace de apoyo en la mesa de operación de un quirófano, quién al principio ocupamos la silla junto a tu médico de cabecera pero que cuando pasa el tiempo estamos en vez de él, somos quién hacemos las terapias grupales psicológicas... Somos jóvenes pero hemos superado un proceso selectivo que nos hace estar bien formados, somos personal de calidad y total confianza que deberíamos nutrirnos día a día de algún personal sanitario de más rango que nos tutele. Y es que las ciencias se explican en las universidades pero se aprenden con un maestro de referencia, con un tutor, con un mentor.

Desde hace unos meses, todo esto se ha puesto en peligro. Debido a los ajustes del Servicio Andaluz de Salud, somos nosotros quién hacemos el 25% de la labor que le han quitado a los Adjuntos para ahorrar para mantener intacta la cartera de servicios del SAS. Somos nosotros (los residentes) quién ante la política de contratación cero que han impuesto, cubrimos bajas, enfermedades, vacaciones€, suplantando misiones de especialistas ya concluida su formación a los que les cerramos las salidas laborales y las nuestras, ya que en mayo, cuando mi contrato termine, algún residente estará ocupando mi consulta. Hemos visto como nuestros tutores han dimitido y hemos tenido que pasar una fase de autoaprendizaje sin referentes de los que aprender. Y somos nosotros a quien nos han quitado horas de mili, de pilotaje de esta avión a la deriva herido de muerte que es el MIR. Nos han quitado número de guardias para ahorrar, lo que supone que nos han quitado muchas horas cada mes de ver muchos pacientes, de comentar muchos casos y de aprender en todo momento.

Pero desde la Consejería insisten en vez nuestra reivindicación como una pataleta de niños bien, de niños ricos mimados, de enfado por los recortes. Si esto hubiera sido así hubiéramos levantado la voz hace tiempo. Ayer sin ir más lejos, la Consejera de Sanidad dijo sin tapujos que venimos cobrando 3.000€ al mes. Voy a dejar claras mis cuentas. Mi sueldo por estar de 8 a 15.00 horas pasando mi consulta de Atención Primaria, planificación familiar, visitas domicilirias y atender consultas no demorables es de 1.080€. Y cuando tengo guardia, la hora la cobro a 14€ ( a partir de las 15.00 h)que es el precio al que me pagan por estar a las 4.00h de la madrugada atendiendo a un crítico en la Observación de Carlos Haya. Si esta huelga tuviera sólo tintes económicos hubiéramos levantado la voz cuando nos redujeron dos-tres guardias mensuales y nos hicieron el primer recorte de aproximadamente 300-400 €. O nos hubiéramos quejado por las reducciones próximas en el tiempo del 10 y del 5% del sueldo respectivo que hemos sufrido, o hubiéramos reivindicado cuando nuestra paga extra de Navidad se difuminó. Pero no lo hicimos, porque aunque intenten vendernos así, no somos ajenos a la triste y deprimente situación económica que vive el país.

Pero la última tropelía que han cometido con nosotros (el colectivo EIR) ha sido la imposición de un aumento de jornada a 37,5 horas que no nos dejan trabajar. Quiero aclarar esto. Un especialista interno residente no limita su trabajo en la consulta o quirófano: investigamos, publicamos, asistimos a cursos y congresos. En otras comunidades esto se ha reconocido en nuestras competencias y ha complementado dicho aumento de jornada laboral. Aquí se niegan en banda, y además no nos dejan aumentar nuestra jornada por lo que brillantemente han decidido quitarnos las 10 horas «que teóricamente le debemos al SAS» de nuestra nómina, pero no de nuestro sueldo base, sino de la complementaria, de las guardias para que me entienda, que se paga algo más caro.

Llegado a este punto hemos dicho basta. Parece que de tanto asfixiarte uno se acostumbra a vivir con poco oxígeno, pero en toda Andalucía, los especialistas internos residentes por fin hemos conseguido aunar los intereses de un colectivo que tiende a la desunión, hemos conseguido vencer a la conducta derrotista que tortura a la generación perdida que amenaza con pudrir a los que rondamos los 30 y nos hemos puesto en huelga. Para defender nuestra formación; para honrar los esfuerzos que nuestros padres (administrativo y ama de casa en mi caso) hicieron para que pudiéramos salir del pueblo e ir a estudiar fuera; para labrarnos un futuro; para ser mejores especialistas y en el día de mañana gente como usted se beneficie cuando enferme; para ser buenos profesionales y mentores para las generaciones que vendrán en los próximos años; para defender un sueldo y no ser los especialistas más recortados de España (hemos sufrido una reducción salarial del 35% en los últimos meses), pero sobre todo, defendemos la dignidad de nuestro colectivo, que pese a los temores, 13 días después de comenzar la huelga, seguimos, fuertes, unidos y comprometidos.

Podría haberme quedado quieto a la espera de arañar algún contrato al 10% cuando en mayo termine mi formación; podría no haberme unido a la huelga y no perder el dinero de las guardias que no he hecho y los más de 60 € que cada día dejo de ganar. Podría haber sido cobarde, pero he decidido actuar, dar un paso al frente y luchar, porque en tiempos como estos, la valentía es algo que se defiende, como la sanidad pública y de calidad.

Tengo ganas de recuperar la rutina y estar en la mi consulta del Centro de Salud de Palma-Palmilla. Pero estoy convencido de la importancia de este movimiento, de su justicia y de su necesidad.

Y perdonen si por nuestra huelga se han visto afectados. Esta huelga, en parte, también es por vosotros. Un saludo

Juan Toral Sánchez es médico residente de medicina familiar y comunitaria