Sin noticias de los asesinos. El crimen del hotel Andalucía Plaza, el brutal tiroteo que se llevó por delante a dos inocentes que se cruzaron con un grupo de sicarios en Marbella, cumplió hace unos días ocho años de silencio y estériles resultados policiales. Ningún detenido en el caso que supuso un antes y un después en el crimen organizado asentado en la Costa del Sol.

El 4 de diciembre de 2004, un estruendo de varios segundos sembró el pánico y la destrucción en la galería del lujoso hotel marbellí, situado muy cerca de Puerto Banús. El silencio dio paso a la tragedia. Un niño sevillano de 7 años que se alojaba en el hotel con su familia murió en el acto y un peluquero de 36 que trabajaba en la galería falleció poco después como consecuencia de una ráfaga de disparos a manos de tres desconocidos encapuchados que se dieron a la fuga. La tía del pequeño y otro hombre resultaron heridos.

Los investigadores, desconcertados, encontraron en la escena del crimen más de 70 proyectiles de guerra. El informe de balística señaló que la munición correspondía a tres kalashnikov y la autopsia reveló que los fallecidos recibieron al menos una quincena de impactos cada uno. Semejante ataque sólamente podía tener un objetivo muy claro, pero los autores evidenciaron una gran falta de puntería.

Dicho objetivo lo localizaron en las dos personas que, según los testimonios, motivaron las primeras ráfagas al llegar en un vehículo a las proximidades de la galería. Su huida a pie hacia la galería para buscar refugio acabó con la muerte del pequeño José Manuel y Cossimo. El blanco principal se presentó ileso horas después en la Comisaría de Marbella para declarar lo ocurrido y el otro fue alcanzado en la espalda. El primero terminó siendo Alex B., un francés de origen argelino de 47 años afincado desde hacía años en San Pedro Alcántara, y el segundo, su escolta.

En su historial aparecía como El Chacal y como un antiguo testigo protegido del juez Garzón en varios de los sumarios del caso GAL, entre los que se encontraba el secuestro y el asesinato de Lasa y Zabala. La policía también lo relacionó con el grupo argelino Organización del Ejército Secreto (OAS) y con el denominado Batallón Vasco Español, grupo al que se le atribuyeron varios atentados contra activistas de ETA.

En definitiva, fue identificado como un posible heredero de Carlos Gastón, ex mercenario de los GAL que construyó una organización criminal a su medida en la zona occidental de la Costa del Sol. Tras la muerte de éste en 1995, la policía cree que El Chacal pudo ponerse al frente de la empresa, dedicada a cobrar deudas a clientes morosos de algunos casinos, extorsiones, asesinatos por encargo, juego ilegal y tráfico de cocaína, entre otras lindezas.

Los agentes nunca pudieron demostrar la implicación de Alex B. en estas actividades, pero la verdadera muralla para los investigadores siempre se ha encontrado en la identidad de los asesinos del hotel Andalucía Plaza. Una posibilidad es que los autores de los disparos fuesen ciudadanos de origen británico que actuaron como venganza a un ataque recibió su cabecilla, aunque la versión que más peso tiene entre la policía es que tras el crimen estaban los Pies negros, la temida organización marsellesa otrora vinculada a Gastón y a los GAL.

La única verdad en torno al caso llega de mano de la evidencia y es que se trató de un fallido ajuste de cuentas. Todo lo demás, conjeturas de un caso absolutamente olvidado a pesar de que la familia del niño asesinado consiguió reactivarlo en 2008.