­El jueves 30 de agosto el cielo de Málaga se volvió negro y la solidaridad malagueña afloró como los brotes verdes que ahora empiezan a salir en la tierra quemada del gran incendio de la historia de la provincia. Las consecuencias: más de 8.225 hectáreas pasto del fuego, miles de personas desalojadas y un ciudadano alemán muerto.

Meses después, un jardinero fue detenido como causante del fuego, que al parecer tuvo como origen la quema de restos de una poda de jardinería. El fuego hirió a cinco personas, dos de ellas de gravedad, y más de 5.000 fueron desalojadas de forma preventiva por el avance del fuego, mientras ardían numerosas viviendas y una zona de alto valor ecológico. El incendio , que se propagó muy rápido, afectó a seis municipios de la provincia: Coín, Mijas, Marbella, Alhaurín el Grande, Ojén y Monda. Tuvo una duración de seis días, en los que las instituciones y los ciudadanos aunaron esfuerzos para ayudar a quienes habían perdido sus casas y sus objetos personales. Los trabajos de extinción, realizados con un enorme despliegue de personal y recursos movilizaron a más de cinco aeronaves y casi un millar de profesionales del dispositivo de extinción.

Las redes sociales también se movilizaron para apoyar a las víctimas del incendio y fueron numerosas las iniciativas que han propuesto repoblar los miles de ejemplares perdidos a causa de las llamas. El suelo forestal afectado ya había sido afectado por otros fuegos y estaba compuesto por zona de pastizal, matorral, además de alcornoque y pinos principalmente. Según los expertos, se trata de vegetación con una buena capacidad de regeneración natural.