Humano, cercano y locuaz. Así es Alfredo Matilla, un malagueño de adopción nacido en el norte de España que acaba de recibir el nombramiento del prestigioso premio Ramón y Cajal, que le ha sido concedido por su labor docente e investigadora y por su práctica profesional, desarrollada en el Hospital Clínico de Málaga.

Reconocimiento Enhorabuena por su premio. Debe estar orgulloso.

Me ha producido una gran satisfacción porque el nombre de Ramón y Cajal es importante, es el científico más grande de España, aunque Severo Ochoa también, que estuvo aquí -señala su despacho- y se sentó con los alumnos en una clase que dí. Severo Ochoa fue una gran persona y un gran científico, pero toda su carrera fue en EEUU. La satisfacción es personal porque es el reconocimiento de toda una vida. Soy de pueblo, soy hijo de maestro... como esa frase de «pasas más hambre que un maestro de escuela». Pude estudiar gracias a que mi padre sacó una plaza, y en Salamanca la vida era otra vida mejor, al final a pesar de que fuera una universidad de 1218 tenía solo cuatro carreras: Derecho, Letras, Químicas y Medicina.

¿Y por qué eligió Medicina?

Mi padre me dijo que eligiera una de ellas, y me decanté por descarte, esto de la vocación no lo tenía, si acaso porque era la de más contenido social. Cuando dicen que una trayectoria hay que verla desde el principio, pues sí, es mérito de toda la gente que he tenido. A veces, lo que más te ha hecho crecer es lo que te ha salido mal, eso que se dice ahora de que las debilidades las conviertes en fortalezas. Cuando vine a la facultad de Málaga, esa anécdota la cuenta la rectora, en la estación pedí a los taxistas que me trajeran, pero no sabían dónde estaba la universidad. Al final uno me dijo que sí y me llevó a la Universidad Laboral, y de ahí fui al Rectorado. Me gusta tener iniciativas y retos continuos, pero no en sentido de competitividad, ¿por qué no progresar más? Y eso me induce a esto, he tenido suerte, porque tengo una familia muy bien armada.

Y a título personal debe estar muy orgulloso tras una vida de dedicación en cuerpo y alma.

Sí, este país es un poco cainita, el que triunfa generalmente es admirado y sirve de ejemplo o referencia. Para mi es un hito que significa concordia, porque se han puesto de acuerdo la Sociedad de Patología y la Academia de Patología. Son de todas partes de España y no tienen nada que ver con el Estado y la forman todos los presidentes territoriales. Ha sido una gran satisfacción cuando ves esas tensiones entre zonas de España y aquí no, que en esto ha habido unanimidad. Me ha satisfecho íntimamente bastante.

TrayectoriaPreside la Asociación Española Contra el Cáncer y la refundó en Málaga.

La creé yo en 1981. Aquí había habido un grupo ya, pero cuando vine de catedrático me dijeron que por qué no creábamos la AECC en Málaga. No lo conocía muy bien y me informé y vi que era algo muy positivo aunque en España estuviera muy languidecida. No conocía la sociedad de Málaga y me fijé en una persona muy relevante, don Juan de la Rosa, el gran instigador de la Caja de Ahorros de Ronda. Entonces yo me puse de presidente técnico hasta esta semana cuando mandé una carta a la presidenta nacional en la que le decía que abandonaba el cargo en la asociación, habida cuenta que no me satisfacían algunas cosas generales, no estaba a gusto. Pero esto no significa abandonar los temas del cáncer y probablemente haremos otro tipo de foro con personas muy valiosas. Seguiré luchando por la formación continuada, la prevención del cáncer y por el apoyo a la investigación.

Cuénteme un logro de su laboratorio del que esté especialmente orgulloso.

Que haya estado bajo mi dirección y con más responsabilidad, creo que por ejemplo cuando introdujimos la citometría analítica, fuimos los pioneros. Es la automatización y valoración de parámetros citológicos aplicados al diagnóstico y pronóstico de los tumores, eso fue un dato relevante. Hemos introducido muchas técnicas novedosas, de medicina, inmunohistoquímica, microscopia electrónica que en otra época fue muy boyante... Desgraciadamente en la aplicación de la medicina ahora es prácticamente testimonial. Y en este momento tenemos un desarrollo de la medicina molecular muy importante.

De su cargo como vicerrector se le recuerda el desbloqueo del Hospital Clínico.

Fui vicerrector en la época en la que sólo había tres siendo rector José María Martín Delgado. Las razones que me indujeron no fueron de índole de amistad sino de poder, desde ese sitio, abrir el Hospital Clínico cuando era un inmueble cerrado. Era una época en que la Universidad necesitaba muchos recursos, coincidió con la expansión y se empezaron a traer muchas carreras... Pero el proyecto estrella que a mi me parece que no se le ha dado tanta relevancia en el cuarenta aniversario de la Uma fue el Clínico. Y es que fueron casi 8 años de dedicación a ese tema con gran impacto a la sociedad de Málaga, no muchas personas ayudaron y te veías huérfano, pero al final conseguimos que se consiguiera abrir en unas condiciones francamente dignas. Hubo que aceptar que se dedicara el contingente del Hospital Civil, aunque queríamos coger a personas que vinieran a un proyecto nuevo con buena formación profesional y que tuvieran sensibilidad por la investigación y la docencia.

Cáncer¿Cómo definiría el futuro de la lucha contra el cáncer?

Yo creo que es bueno, pero es un reto porque las enfermedades cancerosas cada vez son mejor conocidas, pero estamos a años luz de superarlas, por eso las acciones de prevención sobre cuáles son los factores que influyen en que en aparezca el cáncer, como educar a la población y que no crea que su salud no se puede quebrantar o que cuando tienen signos, vayan al médico. Evidentemente esa acción de prevención es más eficaz. Aunque la más eficaz es la cirugía: más del 50% de los enfermos de cáncer si se curan es por la cirugía. Después está la radioterapia y mucho más distante el tratamiento con fármacos.

¿Y los avances?

Los nuevos avances son conocer la medicina molecular y que se trasladen estos conocimientos a las enfermedades cancerosas. En el panorama cuando haces comparaciones de una época con otra, ves que la verdadera prevención es cuando rompes la historia natural, cuando un grupo de células prolifera anárquicamente, hasta ver un progreso que si no se interrumpe acaba en la muerte: tenemos que interrumpir esa historia natural. El cáncer del cuello uterino es el ejemplo, porque podemos detectar la lesión antes de que su agresividad haya pasado la barrera del epitelio, pero eso no pasa con la mama. Antes, hace 40 años, un tumor de 3 cm creíamos que era pequeño y ahora si pasa el centímetro ya decimos que es grande. Eso es por los avances.

¿Qué más habría que hacer?

Tenemos que orientar los programas de masa, pero tenemos que tener referencias, antecedentes familiares para estar atentos a que esta se pare. Que se pueda detectar y se pueda hacer la frecuencia de manera reiterada, lo que llamamos el consejo genético. Una misma lesión puede ser una fractura o un tumor de célula gigante, pero si sabes la edad y localización, una serie de detalles hacen más fácil el diagnóstico. Los patólogos somos un poco Santo Tomás, si no lo vemos no lo afirmamos. Por eso antes de iniciar una acción terapéutica tiene que haber una constatación. Cada vez la radioterapia y quimioterapia se van haciendo mejor. Pero vuelvo a repetir, aún es más eficaz la cirugía.

Recortes¿Qué opina de los recortes en investigación? ¿Vamos a perder importantes becas?

Cuando se menciona la palabra beca, obliga a hacer una reflexión. Cuando era pequeño y era en un ambiente de hijo de maestro. Entonces se premiaba la excelencia con una beca. Soy crítico con las becas indiscriminadas. Otra cosa es que alguien con una capacidad para hacer algo se quede sin hacerlo, eso no.

Me refiero a las becas en investigación.

Yo rehúyo la palabra beca porque deben ser contratos con más estabilidad. En la investigación habría que buscar una vida no tan temporal, sino de continuidad. Somos partidarios de una contratación, porque se va abandonando ese mundo, hay que evitar que sean funcionarios, a veces se funcionariza la investigación porque va en contra de lo que es. Creo que una investigación empieza en el enfermo, la pregunta te la haces en el enfermo y concluye en el enfermo, es decir, que repercute lo que hayas hecho en el enfermo. La investigación no tiene fronteras.

¿Y sobre los recortes?

Los recortes son una marcha atrás, recortar en educar y formar a las personas que realmente van a aportar, no. Yo creo mucho en la administración civil y en la administración racional de los recursos, la investigación es fundamental que se mantenga, y que suba, bueno que suba no, el PIB es el más bajo en España. La universidad tiene que ser elitista pero no en sentido económico, sino en el intelectual, debe tratar de racionalizar los recursos. Tienen que triunfar las ideas, la coherencia de pensamiento, eso es lo que debe primar.

¿Y qué piensa de la fuga de investigadores formados en España?

Son temas distintos, una cosa son los profesionales que van buscando un mercado de trabajo fuera, que es lógico que se haga ya que me consta que son requeridos. Es malo pero bueno. Una de las cosas reducidas más notablemente en el campo médico es visitar hospitales extranjeros con otra forma de trabajar para incorporarlo a tu medio de trabajo. Igual podía decir de la investigación. Da pena que haya gente que está en el extranjero y es brillante y no puede venir, esto cada vez es más frecuente, que no puedan regresar porque no hay una verdadera carrera estructurada de investigación. Tienes que tener una estructura para fomentar la investigación porque si no la sociedad no se conciencia. Aquí no hay una clima para que la gente entienda la investigación. Las empresas privadas también deberían fomentarla.

La sanidad pública no pasa por su mejor momento con los ajustes.

Un día hablaba de la racionalización de los recursos con el anterior gerente del Hospital Clínico y me dijo que se gastaba una cifra muy grande en cientos de miles de euros en análisis de PSA en mujeres, ¡pero si la mujer no tiene próstata! Eso es en lo que se puede recortar. No puedes coger fármacos para el cáncer que se sabe que no valen para absolutamente nada, algunos valen mucho más que el presupuesto de mi departamento de Anatomía Patológica para todo el año y está demostrado que no valen para nada. ¿Esto es un recorte o una racionalización? Soy partidario de la racionalización, el médico por supuesto que en esta sociedad está muy castigado, debería estar mucho mejor remunerado, pero a través de ser más racional en el gasto, no con medidas de meter a un economista que hace un estudio, eso es tirar para atrás. La inversión en sanidad debe hacerse pero bien orientada y aconsejada por personal y no de manera indiscriminada. Si una persona está en unas urgencias y no sabe distinguir entre un infarto y una hernia de hiato, va a pedir un montón de pruebas que van a ser estériles. Hay que hacerlo racional, ya está bien de jugar a situaciones demagógicas, la sanidad no es gratuita, cuesta. Apuesto por racionalizar, así mejora la calidad de la medicina, tanto en la formación del profesional como en sus propios recursos.

ProfesiónHa ejercido una labor administrativa, docente, investigadora y médica. ¿Con cuál se queda?

Me quedo la más importante, haber sido un buen hijo, un buen padre creo y también un buen esposo. Es con lo que más me quedo, es mi mayor satisfacción.

¿Cómo quiere que se le recuerde?

Que he querido ser maestro y al mismo tiempo estar siempre en conocimiento de la verdad y de autenticidad, todo eso lo he hecho con mucho esfuerzo a pesar de que había pocos medios, he tenido que superar muchos obstáculos. Mi primer profesor me dijo que no dejara de hacer las cosas «ni por miedo ni por dinero». Yo, aunque he tenido muchas situaciones, ha sido un reto, por eso esa labor de maestro, el maestro traslada un estilo de vida de vencer la situación hacia lo auténtico y coherente, no he sido persona de estar solicitando cosas... ha sido al revés, he dado siempre lo que he podido, y me lo han reconocido, por eso este premio.

«Lo mejor es hablar con el enfermo y saber qué quiere conocer»

Este patólogo reconoce que la concepción del cáncer ha cambiado mucho, movido, sobre todo, por la evolución y el conocimiento de la ciencia y las técnicas. Matilla asegura que el enfermo ha de servir de guía para actuar ante la enfermedad, que afirma que en cada caso es muy distinta.

Cambios¿Cómo ha evolucionado la anatomía patológica desde que se puso a trabajar en ello?

A pesar de tener referentes como Ramón y Cajal, antes estaba unida la histología y la anatomía patológica. Con el tiempo esos signos diagnósticos se han complementado mucho con avances técnicos como la inmunohistoquímica o los análisis moleculares, pero además el patólogo no solo diagnostica, hace una predicción del curso de la enfermedad, identifica factores, el pronóstico, orienta el tratamiento. Incluso valora la eficacia de los mismos. El patólogo es por antonomasia el más oncólogo de los oncólogos. El oncólogo trata con radiaciones, pero también puede ser un cirujano, pero en el proceso del cáncer si vemos el proceso de la historia natural desde que comienza, cómo se extiende, y las características de esa lesión y como tratarlo hasta el final... Decide qué valor es más efectivo, todo eso lo hace el patólogo, por eso digo que es el más oncólogo de los oncólogos. La evolución y el conocimiento de la enfermedad van siempre unidos a un cambio metodológico, y esto se trasladó a la enfermedad. La concepción del cáncer como enfermedad ha cambiado mucho.

Información¿Cómo debe comunicarse a un paciente que tiene cáncer?

Yo creo que lo mejor es hablar con el enfermo y saber qué quiere conocer, cómo se le debe trasmitir. Depende de lo que quiera saber. Hay enfermos que no quieren saber nada, si se lo dices, le perjudicas, hay otros que vienen con las pruebas y notas que quieren saber toda la verdad para organizar su vida, debes no silenciarles nada, pero siempre con tratamiento humano y optimista. En EEUU es muy distinto, la medicina no se considera un bien social sino económico, allí sí son descarnados. Yo soy contrario a eso, el humano debe ser considerado como un gran bien de la cultura de la salud, no debemos perder el aspecto humano. Si tu apoyas decirlo todo, incurres en error si no dices nada, también. La guía es cada enfermo, te tienes que adaptar tú y echándole tiempo y teniendo la intuición para hacerlo y siempre dándole el sistema positivo, nunca en base a mentiras.