El Gobierno anunció el pasado martes que eliminaba la fecha de caducidad de los yogures con el objetivo de evitar el desperdicio de alimentos y las asociaciones de consumidores no han tardado en reaccionar ante tan cuestionable decisión, frente a la cual se muestran disconformes y se apoyan en criterios tan variados como el económico o la seguridad alimentaria.

Si bien hasta ahora se fijaba como fecha límite 28 días después de su fabricación, ahora será una fecha de consumo preferente por parte del fabricante la que estime hasta cuándo, aproximadamente, se podrá consumir dicho producto. La duda es si se ha cambiado de una forma radical el proceso de conservación de este producto perecedero o, de no ser así, por qué ahora se toma dicha decisión y antes no.

Así de contundente se expresan desde la federación de asociaciones de consumidores Facua, que se muestra dubitativos ante este real decreto ya que cree que generará un ahorro a las empresas pero no de cara al consumidor, ya que el precio no descenderá. Por ello, desde la asociación manifiestan la necesidad de que el Gobierno central tome cartas en el asunto y busque un sistema que realmente ataje el despilfarro de comida.

La conservación y propiedades del producto serán alguna de las características que se tendrán en cuenta para determinar la fecha orientativa que afectaría a la propiedades diversas y relacionadas con aspectos como el sabor o la textura.

En cuanto a la asociación Al-Ándalus, reconoce el despilfarro de alimentos y muestra su preocupación ante el dato de que España sea el sexto país que más comida desperdicia, pero eliminar la fecha de caducidad lo considera una pérdida de garantía y seguridad alimentaria. «Se trataba de un aspecto normalizado que ahora queda desregularizado en manos de la honorabilidad del fabricante», expresan.

Desde la Unión de Consumidores de Málaga (UCE) se oponen totalmente a esta medida. La tendencia a tener más información exhaustiva sobre los productos que toman los consumidores debe ser creciente y la UCE señala esa cuestión como la principal razón de conocer qué se consume y en qué condiciones se encuentra. Además, manifiesta su interés por que las fecha de caducidad se mantengan.

También recuerdan que se trata de un producto destinado principalmente a los niños con un porcentaje cercano al 90 por ciento. La necesidad de poner la fecha de caducidad -y no orientativa- coge más peso aún ya que si no es así, no se conocerá cuándo el producto empieza a perder propiedades vitamínicas e incluso cuándo comienza a estar en mal estado. «En todos los productos hay que tener cuidado pero todavía más cuando los principales consumidores son niños», resaltan.

Medidas. Para evitar tirar a la basura alimentos en mal estado, una de las opciones que plantea la UCE es proponer a los fabricantes que aumenten de 28 a 35 días la fecha de caducidad de los yogures, pero no dar una orientativa fecha de consumo preferente que no indique el momento concreto en el que el producto ha dejado de ser comestible.

@Melanie_Soler