El concejal de Cultura, Damián Caneda, explicó a La Opinión que la ladera restaurada de la Alcazaba no se podrá abrir al público hasta que no se busque una delimitación entre este nuevo espacio, junto a la muralla de la Alcazaba, y el Teatro Romano. «Si hacemos esta zona de uso público, inexorablemente el Teatro Romano se convertiría en un botellódromo», planteó.

Por este motivo abogó por un acuerdo entre las dos administraciones -el Ayuntamiento, a cargo de la Alcazaba y la Junta, que controla el Teatro Romano- para vallar el acceso a este último Bien de Interés Cultural, «porque no puede ser una entrada incontrolada y no podemos tener un guarda permanentemente». En todo caso, apuntó que será complicado colocar esta valla o cualquier otro sistema de separación «porque también hay que tener en cuenta la estética», por lo que tampoco dio seguridad de la apertura de la pasarela, aunque señaló que las obras seguirán «este año».

«La parte estética, el arreglar la ladera valió pero como paseo para que vaya alguien por ahí, por prudencia hay que esperar a que esté vallado el Teatro Romano», resaltó. Caneda justificó la colocación de una puerta en mitad de la pasarela «a requerimiento vecinal porque estaba lleno de porquería». Y con respecto a que el nuevo paseo concluye ante una puerta de la Alcazaba para continuar el paseo dentro del monumento, señaló que haría falta «poner una segunda entrada para vender entradas y un guarda», algo que ha descartado.

Por último, informó de que ya ha pedido a Limasa que retire las pintadas de la zona.