A las 10 en punto de la mañana del viernes los vecinos del número 3 de la calle Fuentecilla abrieron las puertas del corralón para mostrar cómo la playa de la Malagueta se había colado en su interior. Gracias al papel maché, corcho, cartón y las buenas manos de Mari Carmen Robles, vecina de este corralón perchelero, las letras de la Malagueta se perfilan sobre el fondo blanco del patio, escoltadas por una barca con espetos.

En medio de este original corralón, en el que viven 36 vecinos, monta guardia un viejo coche de caballos de una plaza, adornado con una mantilla. «Es el tercer año que participamos, el año pasado hicimos un sombrero de verdiales hecho de servilletas», cuenta Mari Carmen en el momento que entran en tromba alumnos del colegio Gibraljaire.

Ayer, La Trinidad y El Perchel eran recorridos por colegios de varios rincones de Málaga para conocer cómo es la IX Semana de los Corralones en estos dos barrios tan veteranos, cuyos habitantes siguen adelante con sus vidas en medio de un mar de solares, recuerdo de la locura inmobiliaria.

Siguiendo en El Perchel, en esa primera hora del concurso de corralones el pequeño patio de la calle Zurradores, 2 está vacío pero listo para admirarse. Plantas en todos los rincones y un pequeño espacio para escenificar, con muñecos diminutos, una corrida de toros animada con la guitarra española. Este es un certamen en el que suntuosidad y pequeñas pinceladas de ingenio se dan la mano.

En la calle Cañaveral, 5, un gratificante túnel de plantas aromáticas culmina en el brocal de un pozo con la figura de un pato y un discreto molinillo de café. Cuatro familias viven en este rincón perchelero y es Isabel Sánchez la responsable de que el patio esté espléndido, con unos jazmines que comienzan a florecer. «Las plantas las cuidamos todo el año, no ha sido de comprarlas ahora», comenta.

Los patios de La Trinidad y El Perchel prosiguen el modelo de universo cerrado y perfecto de las casas romanas, luego adoptado por los árabes. Uno de los patios dignos de un emperador es el número 16 de la calle Jara, en la Trinidad. «Somos todos albañiles y peones y esto lo hemos puesto este año», explica José Quesada, mientras acciona algo y de un grupo de baldas de piedra y plantas surge agua que va cayendo en cascada a una fuente.

El de la calle Jara recuerda a un patio cordobés, «pero es un patio de Málaga, apunta», por la profusión de tiestos con geranios (hay más de 200) y no falta el toque marinero de barca, redes y la Virgen del Carmen; en la planta baja y en todo lo alto, donde se ve a la perfección la torre de la iglesia de San Pablo. «Esta ha sido la foto del cartel del concurso de este año», cuenta José. En la calle Jara, 16 viven cuatro familias, todos parientes, y el patio es tan perfecto que este año no participa en el concurso sino que es un patio de exhibición.

Otro digno de elogio e igual de imperial es el de la trinitaria plaza de Montes número 6. Entrar en este patio en un día tan caluroso como el viernes, con el próximo verano anunciándose en todo su apogeo, es recordar al instante los frescores de la primavera, porque la acumulación de hermosas plantas y una enorme fuente central bajan varios grados la temperatura -si las sedes institucionales implantaran este viejo sistema, la millonada que nos ahorrábamos en aire acondicionado-.

Para escuchar el mundo

En el número 84 de la calle Trinidad aguarda un pequeño patio que compite por segundo año. Un colegio llena el reducido espacio y los alumnos no se pierden un detalle: hay dos máquinas de coser antiguas, mantones en los balcones y tiestos y delante de la fachada, una hilera de cactus de gran tamaño. También hay apoyado en una silla un sombrero de paja en el que los visitantes pueden dejar dinero, que servirá para mejorar el patio el año que viene. Pero sin duda uno de los objetos más llamativos de este patio trinitario es una radio fastuosa, una pequeña obra de arte con los diales de rincones de medio mundo señalados en una preciosa esfera.

Para dar fe de su antigüedad, Loli Jiménez, vecina del corralón, explica que era de su abuelo: «Él se ponía a escuchar radio Pekín con esa radio, que tenía noticias en español y lo hacía a escondidas». La radio, de marca Radiodina, parece un aparato de los años 40 y no pasa desapercibido para los visitantes. En cuanto a las plantas que tanto abundan, explica que «las compramos entre todos y cada uno pone lo suyo».

Concurso

Entre el 4 y el 6 de junio el jurado recorrerá los cerca de 54 corralones participantes en el concurso de engalanamiento. El jurado estará formado por personas del mundo académico, cultural, periodístico, artístico, musical y político de Málaga. Puntuará de 0 a 5 puntos los siguientes aspectos: acogida al jurado; originalidad; orden, estado de conservación y limpieza así como el grado de decoración del patio interior y grado de decoración de la fachada, balcones incluidos.

Los corralones pueden visitarse de 10 a 13.30 horas y de 17 a 21 horas hasta el 6 de junio, y hoy domingo de 11 a 13.30 horas. También hay paseos guiados de 11.30 a 12.30 (punto de encuentro la puerta de la iglesia de Santo Domingo, salvo fines de semana). Además, hay paseos guiados para entidades, que se pueden concertar en el 951 92 60 71.