La Costa del Sol no flaqueará este verano. Ni la recesión española ni malas perspectivas económicas del continente supondrán en los próximos meses un freno para la industria, que volverá a crecer, si bien todavía de manera moderada. El sector, muy alejado, pese a sus altibajos, de las estrecheces del resto de actividades, logrará una vez más mantenerse a flote. Y, además, con la misma bipolaridad que definió la cuenta de resultados del pasado ejercicio. El pundonor del mercado internacional convivirá de nuevo con una demanda interna contraída, a la que se añade la variable, cada vez más asentada, de la incertidumbre. En pleno mes de junio, los hoteleros hacen sus números teniendo muy en cuenta el aluvión de reservas de última hora, que en los veranos anteriores resultó decisivo.

La provincia, en términos turísticos, se ha acostumbrado a maniobrar con el viento en contra de la crisis. E, incluso, se permite el lujo de ser optimista. Con la batalla de la rentabilidad todavía pendiente, y sin milagros, en este sentido, a la vista, la Costa del Sol confía en reponerse en los próximos meses de la mala experiencia del pasado invierno. Y desde diferentes perspectivas. La Opinión de Málaga y Cajamar han querido esta semana confrontar las impresiones de los responsables autonómicos y malagueños de la industria en una nueva edición de su foro turístico, que concluyó con un mensaje positivo, aunque al mismo tiempo realista: la llamada temporada alta se moverá entre incógnitas, pero con un presumible crecimiento en términos relativos y absolutos.

Previsiones

La hipótesis para Andalucía incluye, según el consejero, Rafael Rodríguez, un escenario distinto en función del tipo de clientela de cada área turística. La Costa del Sol cuenta con la baza del predominio de la demanda extranjera, que se aviene esta vez con sorpresas que a buen seguro animarán el balance de fin de curso. La contención de buena parte de las economías más poderosas de Europa, que preocupa y mucho al sector, coincide, sin embargo, con un nivel de lealtad que tiene su expresión más favorable en los pasillos del aeropuerto. Según manifestó Salvador Merino, director del recinto, las previsiones confirman el cambio de perfil de los usuarios de la terminal, que han dejado de ser mayoritariamente españoles para subirse a la torre de Babel de la diversidad internacional. Y con comportamientos tan significativos como los de los viajeros alemanes, que aumentarán un 35 por ciento entre mayo y octubre. Un crecimiento que servirá para corregir la caída de 2012 y que conecta con la reivindicación de los agentes y operadores, que en los últimos meses han insistido mucho en multiplicar los enlaces con el país alemán.

Las buenas noticias, en cuanto al aeropuerto, no acaban con este mercado. Las previsiones de Merino apuntan además a una subida de 3 puntos en otro antiguo puntal de la Costa: el turismo nórdico. También crecerán en el aeródromo los países del Este. Los españoles, por su parte, volverán a ofrecer la nota negativa, con un retroceso en cuanto a usuarios de alrededor del 20 por ciento.

Al contrario que el resto de predicciones, Merino se apoya en la planificación de vuelos y un comportamiento, el de mayo, que está registrando índices superiores a los del año pasado. El líder de la patronal hotelera, José Carlos Escribano, también se fundamenta en los únicos números que disponen los establecimientos para acotar la evolución de un verano que se presume nuevamente a salto de mata.

Concretamente, los correspondientes a junio, que, de momento, se visten con mejoras galas que en 2012. Esta subida, junto a la experiencia acumulada, lleva a los hoteleros a pensar en la posibilidad de superar el empate técnico al que se encomienda últimamente el sector en cada apertura de temporada. «Por ahora, las reservas se mueven de manera muy fría, pero llevamos varios años que el verano empieza así y luego remonta», precisa.

Elías Bendodo, presidente del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, va más allá y pronostica un trimestre que, si bien no será de récord, supondrá un punto de inflexión en la carrera del destino contra la angostura de los tiempos. Bendodo espera el fin del estancamiento y el inicio de una nueva etapa de crecimiento sostenido, que arrancará, incluso, en los próximos meses con una subida en la provincia del 3 por ciento. El también responsable de la Diputación cree, además, que se detendrá la caída de la demanda doméstica. «No va a caer más. Entre otras cosas, porque ya no puede hacerlo», señala.

La capital tampoco se arredra frente a los interrogantes económicos. Damián Caneda, concejal de Turismo, espera un incremento superior al 4,5 por ciento en pernoctaciones y de más de 2 puntos en visitantes. También predice un alargamiento de la estancia media. Sobre todo, por la pujanza de los extranjeros, que ya representan el 58 por ciento de la clientela de la ciudad.

Por contra, la depresión del mercado nacional inquieta sobremanera al sector. El consejero, al igual que Gonzalo Fuentes, secretario autonómico de Turismo en CCOO, echan la culpa del descalabro a la caída del consumo y las políticas de ajuste orquestadas desde Madrid y Bruselas. «El turismo es la industria del bienestar y si se recorta en bienestar es normal que le pase factura», puntualiza.

De acuerdo con Rodríguez, el abatimiento de los españoles condenará al retroceso a los puntos andaluces más apegados a este turismo. El consejero recordó que en Andalucía la dependencia nacional es muy fuerte -suponen casi el 55 por ciento de los turistas- y vaticinó una nueva caída del gasto de los turistas internos de alrededor del 16 por ciento.

Escribano, a la americana, apuesta por cambiar de aptitud y observar en la a todas luces indeseable caída de la demanda una nueva oportunidad de negocio. Su interpretación habla de la conquista del llamado turista de proximidad; el español que ha visto menguar sus ingresos y busca un viaje más modesto en presupuesto y lejanía. «La Costa del Sol tiene oferta para todos los bolsillos y debemos seducir a ese turista cercano que asume la reducción de la distancia y la estancia», indica.

Fuentes agrega a la atonía de los españoles las malas previsiones económicas de los gigantes europeos -Alemania experimentará un crecimiento muy bajo- además de otros factores igualmente inquietantes como la relación entre la libra y el euro. Sus conclusiones aluden igualmente a un verano, en general, de buen tono, aunque advierte de que la industria no puede desligar sus resultados del rumbo general de la economía. Además, se muestra preocupado por el invierno, que resultó peor que el de 2012, como consecuencia, en su opinión, de políticas erráticas que incluyen la disminución de las plazas del programa del Imserso.

Rentabilidad

A pesar de la inercia positiva con la que abre este verano, los empresarios dudan de que se produzcan grandes cambios en cuanto al beneficio. Escribano recuerda que la provincia lleva seis años consecutivos perdiendo rentabilidad, en muchas ocasiones a pesar, incluso, de haberse visto forzada a disminuir significativamente sus precios. Con el horizonte recién descubierto de la próxima temporada alta, en Aehcos, la patronal, se descarta la recuperación de las ganancias. Con una fórmula, en rigor, inapelable: «Los ingresos no suben y han aumentado los costes energéticos, financieros y laborales. Por no hablar de los créditos, que ahora, si se otorgan, es con un interés de casi el doble que en 2007», resalta Escribano.

El representante de los hoteleros asevera, no obstante, que ha llegado el momento de ganar dinero. Aunque sea a costa de una máxima de enunciado casi utópico. «Tenemos que convencernos de que vamos a vender más con la crisis. Hay que hacer todo lo posible para que el turista gaste en destino», reseña.

Caneda considera, por su parte, que la vuelta al sendero de los ingresos no puede establecerse sobre la variable de los precios. Además, está convencido de que a la Costa del Sol aún le quedan muchos itinerarios por explorar en su búsqueda de nuevas fuentes de ingresos. «No hemos aprovechado ni el 50 por ciento de su potencial», aclara. Fuentes duda, en cualquier caso, de que la bajada de la que hablan los hoteleros se haya producido en los servicios complementarios. Y prorrumpe en la defensa de un tipo de rentabilidad, la social, que en su opinión es tan importante como la económica. «Es fundamental y no sólo porque los trabajadores siguen sin beneficiarse de este tipo de aumentos, sino porque son los embajadores del destino y están en juego la calidad y la imagen del destino», sentencia.

IVA

Un nuevo obstáculo a la rentabilidad empresarial ha sido, sin duda, la subida del IVA turístico, que desde el pasado septiembre tributa al 21 por ciento. Los empresarios, según confirma Escribano, se han visto obligados a asumir íntegramente el gravamen para evitar una nueva desbandada de la clientela. Según Bendodo, el sacrificio ha permitido que la subida impositiva no se haya afectado a la entrada de turistas y a las pernoctaciones. Un extremo, este último, con el que el consejero se muestra escéptico: «De octubre en adelante se ha registrado un descenso del 3 por ciento en turistas nacionales y del 2 en internacionales. Evidentemente no es sólo achacable al IVA, pero ahí está la influencia», subraya.

Saneamiento

Entre las principales inquietudes del sector, medidas impopulares aparte, está la limpieza de las playas. Ricardo Bocanegra, presidente de la Federación de Asociaciones de Extranjeros Costa del Sol, se expresa con indignación frente a la continuidad de un problema que ya coleaba como un asunto urgente en 1968. «El desarrollo del turismo cultural es muy importante, pero nuestro principal reclamo sigue siendo el sol y playa; no podemos fallar a los turistas e inversores que quieran venir», afirma.

Por segundo año consecutivo, la Costa del Sol se quedará en verano sin plan especial contra las natas. La ofensiva contra la suciedad de la primera línea de agua se verá ninguneada por el colapso económico de los ayuntamientos y la negativa de la Junta a seguir liderando una competencia que entiende que recae en otras administraciones. El problema, de fondo, sin embargo, concita el debate. Treinta años después, Málaga sigue sin ponerse al día con el saneamiento integral. Bendodo opina que el Gobierno y la Diputación han hecho sus deberes y señala como únicas obras pendientes la estación de Nerja, que corresponde al Estado, y la depuración Genal-Guadiaro, que recibirá un impulso esta semana con la aprobación de un proyecto de 24 millones. Escribano por su parte pregunta a la Junta por el destino de los 40 millones recabados con el canon extra de la factura del agua, que, como confirmó Rodríguez, aún no han sido aplicados a ningún proyecto hidráulico. El consejero, muy crítico en su día con la falta de iniciativa respecto al saneamiento, señaló: «No se hizo nada en la etapa económicamente boyante. Quizá porque no era tan vistoso como inaugurar otras cosas». Málaga espera a sus turistas.