Un hombre de 62 años ha sido detenido por la Policía Local de Málaga por, presuntamente, conducir ebrio, negarse a realizar la preceptiva prueba de alcoholemia, atentar contra agentes de la autoridad y por un delito de resistencia y desobediencia. Todo ello tras ser sorprendido en la puerta de un colegio cuando numerosos niños salían de una fiesta escolar.

Los hechos tuvieron lugar sobre las 22.30 horas del pasado sábado en la calle Ortiga, concretamente en la puerta del colegio Europa, donde había una gran cantidad de niños de corta edad saliendo de una fiesta escolar, momento en el que, al parecer, el individuo, a pesar de encontrarse en evidente estado de embriaguez, se introdujo en su coche para disponerse a iniciar la marcha, según ha indicado en un comunicado la Policía Local.

Ante el peligro que podía ocasionar, dos policías locales fuera de servicio se dirigieron al conductor para pedirle que "por favor no condujese en ese estado de embriaguez". En vez de atender su requerimiento, el individuo dio un manotazo a uno de los agentes, para acto seguido, arrancar el vehículo, introducir la primera marcha y, presuntamente, intentar atropellarlo contra la pared, hecho que no llegó a producirse gracias a que no había llegado a desactivar el freno de mano.

Acto seguido, el agente logró introducir su cuerpo por la ventanilla y hacerse con la llave de contacto del vehículo, alejándose con ellas, a lo que, presuntamente, el individuo respondió con amenazas, diciendo "ahora os voy a apañar".

En ese momento, sacó un cuchillo y se dirigió hacia la policía local, a pesar de que se encontraba protegiendo a dos menores de edad, intentando, al parecer, apuñalarla en el abdomen hasta en dos ocasiones.

En ese instante se personó una dotación uniformada de agentes de la Policía Local, desenfundando uno de los agentes su arma reglamentaria para tratar de frenar al individuo, a la vez que le instaba a que tirase el cuchillo. Lejos de obedecer, el individuo se dirigió hacia el agente esgrimiendo el cuchillo, teniendo que retroceder para evitar ser alcanzado.

Aprovechando que, en ese momento, la atención del individuo se encontraba centrada en los agentes uniformados, el policía local fuera de servicio se aproximó a él por la espalda, abrazándolo fuertemente y haciéndolo caer al suelo.

En ese momento los otros policías consiguieron arrebatarle el cuchillo y detenerlo, oponiendo, en todo momento una gran resistencia, llegando, incluso, a causar daños en una mano a uno de los agentes.

Además del cuchillo, los agentes le intervinieron una navaja que portaba y que le fue localizada al realizarle el pertinente cacheo preventivo de seguridad.

Tras ser detenido, el individuo fue trasladado a dependencias del Grupo de Investigación de Accidentes y Atestados (GIAA) de la Policía Local con la finalidad de que fuese sometido a las preceptivas pruebas de alcoholemia, arrojando en la primera un resultado positivo de 0,89 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, es decir, triplicando con creces el límite máximo permitido.

Cuando se le iba a llevar a cabo la segunda prueba, el individuo se negó a someterse a la misma y a colaborar en la tramitación de las diligencias oportunas, a pesar de que fue informado de que de no realizarla incurriría en un delito de desobediencia.

Ante los hechos, el detenido fue finalmente trasladado a dependencias policiales, siendo, posteriormente, puesto a disposición judicial. En cuanto al coche, fue trasladado por grúa al depósito municipal de vehículos.