Estefanía Zorrilla | donante de los órganos de su marido

Estefanía Zorrilla conoce de primera mano lo que es tomar la dura decisión de donar los órganos de su pareja. Ayer ofreció unas palabras ante todos en un día cargado de emotividad en el que se cumplió un año del fallecimiento de su marido.

Para Estefanía Zorrilla ayer fue un día muy especial. Tiene 35 años y fue la encargada de hablar en el acto conmemorativo por el Día del Donantes. Se mostraba nerviosa a pesar de tener sus palabras apuntadas en un papel pero tenía motivos para que se le removieran los sentimientos.

El Día del Donante coincidió con el primer aniversario de la muerte de su marido, un hombre que sufrió un derrame cerebral hace justo un año. No se lo pensó y en el momento que le plantearon la posibilidad de donar los órganos de su marido, no lo dudó. «Me tomé la libertad de donar sus órganos. Así se proyectan sus ganas de vivir en otras personas», mencionaba ante decenas de personas que escuchaban su conmovedora historia, que arrancó por el recuerdo y la sensibilidad las lágrimas de alguno de los presentes.

Tienen un hijo en común y aunque hace solo un año que su marido no está con ellos físicamente no se arrepiente de la decisión que tomó. Mencionó que por la personalidad y carácter que tenía su pareja le hubiera gustado que sus órganos fueran destinados a otras personas. Le acompañó su cuñada y hermana del fallecido que la miraba en todo momento mientras hablaba. «Se trata de un pequeño homenaje privado que le hacemos mi familia», destacó. Unas frases que iban con un mensaje muy claro y que ella misma reiteró. «Animo a todo el mundo a que sea donante», dijo contundente.

Entre aplausos se retiró y escuchó todo el acto en el que no pudo contener las lágrimas al hacer la ofrenda floral.

Loli Barroso | fue madre tras el trasplante

Hace 34 años que Loli Barroso se convirtió en la primera trasplantada de riñón de Andalucía que logró ser madre tras esa operación. Tenía entonces 17 años y ha logrado llevar una vida normal e incluso ya es abuela.

Su caso es conocido por todos y es el reflejo de que la vida continúa a pesar de los impedimentos que pueda encontrar.

Loli Barroso es la primera trasplantada de riñón en Andalucía que se quedó embarazada y tuvo una hija. Hace 34 años que sucedió aquelló pero ella misma enfatiza que ese día en el que entraba a quirófano no lo olvida. Era una joven de 17 años que iba a su correspondiente centro de diálisis cuando le confirmaron que había un donante. La ilusión se apoderó de aquella joven inexperta que recuperó el rumbo de su vida y llegó a tener una hija, algo impensable entonces.

Ayer posaba con la pequeña Rocío, su nieta de siete meses que asistió también al Día del Donante. Estaba dormida pero su abuela la cogía para posar en las fotos. Sin ese trasplante ella no hubiera estado allí.

Guadalupe | perdió a su hija de 19 años

Un viaje a Tánger se convirtió en su mayor pesadilla. Mientras disfrutaba de unos días con su marido le avisaban de que su hija de 19 años fallecía en Málaga.

Guadalupe contenía las lágrimas para contar su historia. No profundizó porque las sensaciones estaban a flor de piel pero fue al acto para dejar un ramo de flores para su hija.

Hace cuatro años se fue de escapada con su marido a Tánger y la mala suerte se cruzó con ellos en ese viaje de placer. A través de una llamada le comunicaron que su hija de 19 años había fallecido en un centro de personas minusválidas. La tragedia se topó con ellos en un día en el que había un temporal que dificultaba la vuelta en barco y alargaba esas angustiosas horas.

La vida le cambió por completo y la posibilidad de donar fue algo que no dudó a pesar del complicado momento.

Tiene un hijo con la misma edad ahora que con la que la mayor falleció y detalló que es su razón de vivir. «Lo es para cualquier madre pero para mí más», expresó.

José Carlos Maldonado | receptor de un riñón

A los 15 años a este joven le dijeron que necesitaba un trasplante para combatir una malformación que le acompañaba desde que nació. Once años después de aquello, sonríe.

José Carlos lleva once años con un órgano trasplantado. Un riñón que recibió con 15 años y que le ha dado la oportunidad de volver a vivir una vida normal.

Nació con una malformación congénita que le detectaron a los cinco años en ambos riñones y a los 15 años le notificaron a él y su familia que la solución era un trasplante. Tuvo suerte y la espera no se demoró demasiado. A los dos meses recibió el trasplante y su carácter cambió de la noche a la mañana.

Su madre, Mariana, recordó con todo lujo de detalles cómo transcurrió aquel día en el que le notificaron la posibilidad de un donante. Era un 6 de diciembre y como su pequeño estaba algo deprimido por la situación que atravesaba se fueron a dar un paseo por los puestos del Parque en familia. Le llamaron por teléfono desde Carlos Haya y de ahí se fueron directos al hospital.

El 20 de diciembre se llevó a cabo la operación y Mariana asegura que a su hijo le cambió el carácter por completo. Desde entonces hace una vida normal, tiene el cuidado que requiere un enfermo crónico pero poco más.

Su madre lamenta que no pudiera donarle su riñón pero la incompatibilidad era la gran barrera interpuesta entre ambos. Acuden a este día porque a pesar de cumplir este año su once aniversario es algo que no olvidan.

Sabe que su donante falleció en un accidente de tráfico y le está eternamente agradecido. A sus 26 años se medica y cuida su alimentación, como todos los receptores, pero se siente contento. La única pena que tiene es que no puede sacar tronos. La fuerza que debería ejercer con la zona lumbar no puede llevarla a cabo. Por lo demás, es feliz.

María del Carmen y María José Fernández | Donante viva y receptora

Hace un año que fue donante de riñón, una decisión que tomó por voluntad propia al ver que la salud de su hermana empeoraba con el tiempo. Se siente útil y su vida no ha cambiado a pesar de tener un órgano menos.

María del Carmen es una mujer alegre y optimista que ayer acudió al acto que se celebró porque ha vivido muy de cerca la necesidad de que un ser querido requiera un órgano. Su hermana acudía a diálisis desde hacía cuatro años pero su estado de salud empeoraba con el paso del tiempo. Es por ello que decidió darle un riñón, un acto por propia iniciativa y que llevó a cabo al ver que la salud de su hermana se deterioraba.

«Casi tuve que obligarla, no quería aceptar mi riñón pero ahora no te imaginas la guasa que tenemos con esto», resaltó entre risas. Tiene 62 años y argumenta con sentido del humor que ya no tenía trabajo y se pasaba el día acariciando gatos y perros. «Yo ya no necesitaba dos riñones, con uno solo iba bien», sentenció.

Hace un año que tuvo lugar el trasplante y desde entonces todo ha ido viento en popa. Su hermana aceptó sin problemas el riñón y ella no tiene ninguna molestia, es más, hace su vida con total normalidad. «Si antes estábamos unidas ahora parecemos siamesas», decía entre risas mientras le apretaba la mano a su hermana.

Está contenta por la decisión que tomó y ahora su hermana María José, de 55 años, puede hacer cosas que eran impensables. Va al baño sola, conduce, y puede pasear con tranquilidad con su nieta. «No podía abrazarla porque temía que se lastimara el catéter», relató la receptora. Ahora solo está pendiente de su alimentación y medicación.

«Cuando íbamos al hospital lo hacíamos entre risas, contentas y muy positivas», resaltaron. María del Carmen se siente más útil desde entonces y cree que es algo que debería hacer todo el mundo ya que su vida continúa igual que antes pero la de María José ha cambiado para mejor.