En el lenguaje administrativo, amante de las palabras rebuscadas, las señales se transforman en «la señalética». Señal o señalética, este cartel informativo del ascensor de la Alcazaba, en la calle Guillén Sotelo, lleva unos días apuntando a la atmósfera, más que al elevador del castillo árabe. De todas formas, no deja de ser una manera muy poética de anunciar un ascensor, aunque sea con la inestimable ayuda de unos alambres que sujetan el invento. Útil, lo que se dice útil no es, pero seguro que ahora será el blanco de todas las miradas.