­Carlos Haya González de Ubieta (Bilbao, 1 de marzo de 1902-Teruel, 21 de febrero de 1938). Este es el nombre completo que sustenta la última de las polémicas de la Memoria Histórica de Málaga. Aunque las biografías coinciden en definir a este personaje como un meritorio aviador, deportista e inventor, es precisamente su hoja de servicio la que chirría con la actual Ley de Memoria Histórica. Más que nada porque se le considera el piloto personal de Franco, para quien hay documentados más de 300 servicios de guerra durante los 19 meses que luchó antes de morir en combate tras chocar en pleno vuelo con un avión enemigo que el alcanzó por la cola. Entre esos servicios destacan los aprovisionamientos al Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza cuando era defendido por apenas un centenar de guardias civiles ante el asedio republicano. Buena parte de su conexión con Málaga tiene que ver con el doctor José Gálvez Ginachero, ya que se casó con su hija Josefina. A Carlos Haya se la presentó su íntimo amigo e histórico aviador Joaquín García-Morato, que se casó con otra de las hijas de Gálvez. Como inventor, Haya patentó un integral giroscópico que llevaría su nombre y un corrector de derivas para los aviones. La Residencia Carlos Haya del Seguro Obligatorio de Enfermedad fue inaugurada el 30 de abril de 1956, aunque ya hacía algunas semanas que estaba en funcionamiento. El Carlos Haya fue uno de los ocho hospitales que entran en funcionamiento en España en ese año. El hospital nació como una Maternidad y un Centro Quirúrgico.