La Fiscalía de Málaga pide 30 años de cárcel para un hombre al que acusa de agredir sexualmente de manera continuada y de abusar de las dos nietas de su pareja sentimental en varios domicilios que compartieron, tanto en Palma de Mallorca como en Sierra de Yeguas y Villanueva de Algaidas entre 2003 y 2009.

Según consta en el escrito de acusación, el individuo trató presuntamente «de satisfacer sus más reprobables instintos sexuales». Así, en un momento no determinado de 2003, en Palma de Mallorca, le dijo a la nieta de su novia, de 13 años entonces, «que le tenía que contar un secreto». La invitó a ir al baño con él, y luego empezó a realizarle tocamientos.

La niña tenía una edad mental de 10 años dada su discapacidad. Pasados dos años de ese hecho, el procesado y su pareja se fueron a vivir a Sierra de Yeguas, donde la niña se quedaba a dormir de lunes a viernes. Además, también pasaba las vacaciones escolares con ellos en Villanueva de Algaidas.

Casi todos los días que la pequeña dormía con la pareja, el acusado, dice el fiscal, «con renovadas intenciones lascivas, aprovechaba los momentos en los que la menor estaba sola para hacerla objeto de toda suerte de tocamientos». La niña no le dijo nada a su madre por temor a que se enfadara, pues el acusado le había dicho que si ello ocurría su progenitora le pegaría. Ya para esas fechas, los tocamientos subieron de tono.

Instalada ya en la rutina de los abusos, el acusado, sostiene el ministerio público, aprovechaba que su novia dormía para ir a la cama de la niña, cuando ésta tenía ya 17 o 18 años, se le echaba encima y la forzaba a mantener relaciones sexuales, «algo habitual».

Respecto a la otra menor, de 12 años, el procesado se aprovechó, dice la acusación, de su retraso mental y, con ánimo lascivo, «le propinaba regularmente besos en la boca cuando estaba solos», así como también la sometía a tocamientos. En septiembre u octubre de 2009, en el cortijo de Villanueva de Algaidas, el acusado, la niña y su padre estaban juntos sentados en el sofá. En un momento dado, dice el acusador público, el procesado le puso la mano a la niña en la entrepierna, pensando que el progenitor no la veía, y llegó a agredirla sexualmente en otra ocasión. En concreto, se le piden 15 años por un delito continuado de agresiones sexuales; tres por un ilícito de abusos y otros 12 por una segunda agresión, amén de una indemnización de 33.000 euros para las víctimas.