Las cifras que hasta el momento manejan los comerciantes no pueden ser más desalentadoras. Y no van a mejorar con las rebajas de verano. La mayoría, de hecho, son muy pesimistas. Según los datos de la Federación del Comercio en Málaga (Fecoma), el 85% de los empresarios de la provincia temen que la campaña será floja. Muchos se han adelantado y ya han colgado carteles con descuentos de hasta el 70% en un intento agresivo por salvar la temporada. Pero el problema es que los consumidores no tienen dinero en los bolsillos.

Hay que aprovechar las ventajas que ofrece la liberalización del comercio con la nueva legislación aprobada por el Gobierno de Rajoy. Ya no hay un periodo obligado para poner las rebajas, ni una franja mínima de descuentos, ni restricciones sobre qué productos están o no sujetos a estas promociones. Aunque Enrique Gil, presidente de Fecoma, sostiene que la mayoría de los empresarios aguardarán hasta el lunes y se ajustarán al periodo clásico de rebajas, a partir del 1 de julio. Ayer, una de cada cuatro tiendas del Centro ya hacían importantes descuentos, aunque la mayoría eran franquicias o negocios en cadena. En realidad, en el Centro quedan pocos comercios tradicionales.

Los comerciantes han actuado de forma particular, sin llevar a cabo una estrategia común. Tienen la esperanza de aumentar las ventas en una campaña que ya de por sí está siendo muy limitada por la difícil situación económica que atraviesan muchas familias.

La paga extra de verano, que esta vez sí cobrarán los funcionarios después de que les fuera suprimida la de Navidad (dejó fuera de circulación unos 187 millones de euros en la provincia), ni siquiera mejora las previsiones de los comerciantes. «La gente tiene ganas de comprar y llena las tiendas, pero al final no se llevan nada», asegura Gil. Pero ni siquiera parece que sea como antes, cuando el cliente echaba el ojo a los productos que iba a esperar para comprarse en las rebajas.

Pese a todo, confían en que pueda servir de gancho comercial, para animar las ventas. El frío tampoco ha ayudado nada. Más bien lo contrario. No termina de imponerse el verano este año, con temperaturas aún muy suaves para lo que está acostumbrada la ciudad a estas alturas del mes de junio, y eso también se ha notado en las ventas. El primer semestre de 2013 no ha podido ser peor. «Demasiado tranquilo», asegura María Ángeles, dependienta de Bocetos Catedral, en Molina Lario, que ayer mismo estaba colocando los carteles, más que nada, por imitación. «Hemos visto que algunas tiendas ya están de rebajas y nos hemos decidido», asegura.

Entre enero y junio, incluidas las rebajas de invierno, las ventas ya acumulan un descenso del 15%. Y la alimentación es aún peor, dice Enrique Gil. Este sector ha dejado de ingresar un 22% en lo que va de año.

Las grandes superficies son, en realidad, las grandes beneficiadas de la liberalización de horarios, establecida en el decreto, ya que todos los comercios de menos de 300 metros cuadrados ya podían abrir sin ningún tipo de límite. Y también salen beneficiadas a la hora de poder elegir cuándo ponen las rebajas, marcando en ocasiones las pautas a seguir por el resto. De hecho, el H&M de la plaza de Félix Sáenz lleva ya dos semanas. Springfield es otra gran cadena que ya ha colocado los carteles. Desigual, por su parte, anuncia «pre-rebajas» con descuentos de hasta el 30%. También Caramelo o Bimba y Lola, en la calle Larios, están de rebajas. Y Fosco, donde el consumidor puede pagar la mitad por el mismo producto antes de estas promociones.

La zapatería Pilar Burgos comenzó sus rebajas hace una semana, «y algo se está notando, aunque depende del día», explica Toñi, dependienta de este establecimiento en la calle Liborio García. «Pero en realidad poca gente lo sabe y también están esperando a que las ponga El Corte Inglés y Zara», reconoce. Quien vaya ahora a comprarse zapatos puede beneficiarse de descuentos de hasta el 25%, en este caso. De alguna manera, los grandes negocios condicionan también la decisión de los pequeños y medianos comerciantes de la provincia, que prefieren esperar.

Enrique Gil, sin embargo, señala que las rebajas serán todo lo agresivas que permitan los ya de por sí escasos márgenes de beneficio de los comerciantes. «Las ganancias serán mínimas», pronostica el presidente de los empresarios. Los descuentos son atractivos, pero ni por esas. La presencia de consumidores era ayer de lo más discreta. », advierte Gil.

El presidente de Fecoma agrega que lo único que puede animar el consumo en estas circunstancias es «que el Gobierno rebaje los impuestos y fomentar el empleo». El textil personal, el calzado y los complementos volverán a ser los que más vendan.

No se producirán contrataciones para reforzar las plantillas. Es lógico, a tenor de la opinión de los comerciantes. El 90% de los empresarios, según la Federación del Comercio de Málaga, no prevén crear nuevos puestos de trabajo. «Pero así llevamos ya tres años», recuerda Enrique Gil, que indica que el consumo sigue su caída en picado sin que se haya frenado.