Las dificultades económicas han llegado a Proyecto Hombre, una institución que trabaja en la prevención y tratamiento de adiciones y que ve cómo los números rojos han hecho irrevocable el despido de cuatro personas que no volverán a sus puestos de trabajo el próximo uno de julio.

Durante la presentación de la memoria de 2012, el vicepresidente de la Fundación Centro Español de Solidaridad de Málaga (Cesma), Juan Serrano, abordó los aspectos más ásperos del ejercicio pasado y recalcó que el déficit anual ascendió a 29.661 euros, una cifra que cada vez coge más fuerza y solo en los primeros cinco meses de 2013 ha alcanzado los 33.000 euros. Desconocen a qué déficit se enfrentarán a finales de año pero ante la grave situación preparan para septiembre un consejo en el que abordará la viabilidad de los proyectos. El superávit de años anteriores ha sido el colchón de estos últimos tiempos, según detalló Serrano.

Una de las principales causas de esta delicada situación es la desaparición de algunas ayudas institucionales, entre ellas,133.000 euros que aportaba la Junta de Andalucía por un programa que realizaban relacionado con la tramitación judicial de casos de menores. Después de cuatro años abanderando ese proyecto, las bases del concurso han cambiado e impiden a la institución retomar esa actividad por no cubrir áreas como la libertad vigilada y que ahora se convierte en un requisito necesario.

Ante este panorama y la eliminación de uno de los proyectos que lideraban, Proyecto Hombre ha tenido que prescindir de cuatro de sus trabajadores - los encargados de esa función, en cuestión - y pasa de 38 a 34 empleados en sus instalaciones. «Nos movemos para conseguir ayudas y así seguiremos mientras haya fuerzas», declaró Juan Serrano.

Más de 1.450 personas fueron atendidas durante el año pasado por Proyecto Hombre, de los cuales 217 fueron menores, una tendencia habitual en los últimos años. El 83 por ciento de las personas atendidas fueron hombres, y del total que comenzaron su terapia, 273 finalizaron su programa, según resaltó el presidente de la institución, Juan José Soriano.

Entre los adultos tratados en 2012, la sustancia más consumida es la cocaína con un 42 por ciento. Le sigue el alcohol, con un 29 por ciento, y el cannabis con un 17 por ciento.

Este orden varía entre los adolescentes y el cannabis como droga más consumida asciende al 92 por ciento. Un porcentaje predominante al que le sigue el alcohol con un 2,3 por ciento.

El perfil del adolescente que acude a algunos de los centros a comenzar la terapia responde a un varón de 17 años que inicia el proceso de manera obligada y en el 90 por ciento de los casos estudia. Entre este colectivo cabe matizar que el 13 por ciento acude por comportamientos disruptivos frente al consumo de sustancias, la opción más usual por la que comienzan la terapia.

El perfil del adulto que ingresa por alguna adicción es varón, entre 30 y 35 años, sin problemas judiciales, que vive en el núcleo de origen, tiene trabajo y estudios básicos y es soltero.

Ante estos datos u otros como la edad de inicio en el tabaco, fijada en los 13 años o la de la cocaína en 15 años, apostar por la prevención es una de las claves de esta institución con cerca de tres décadas de vida que imparte en las aulas programas específicos para dar las herramientas que requieren los menores y saber decir no llegado el momento. Un total de 38 centros educativos y más de 8.300 alumnos se han beneficiado durante este último ejercicio del programa de prevención universal que imparten a partir de quinto de Primaria hasta cuarto de Secundaria. «Hay seis colegios más que han demandado este programa pero el problema económico existe, así que a ver cómo conseguimos 30.000 euros de aquí a septiembre para dar una respuesta a estos colegios», resaltó el presidente.

Al acto acudieron representantes de las intituciones públicas que trabajan con la organización que cuenta con centros de tratamiento ambulatorio, comunidad terapéutica y viviendas de apoyo a la reinserción.