Salpicada de debates ciudadanos acerca de su presente y su futuro, la Feria de Málaga encara su recta final dejando en el subconsciente de todos la sensación de que también el verano, poco a poco, se nos va terminando. Los festejos nos han dejado todos los días en la retina imágenes entrañables, pero destaco una del pasado jueves, cuando veíamos pasar por la plaza del Obispo al gran Chiquito de la Calzada y comprobábamos, a tenor de los efusivos comentarios de la gente, el afecto que sigue levantando entre los malagueños. Se merece eso y más.

El caso es ayer viernes que la gente tenía aún muchas ganas de fiesta y pudimos contemplar, entre la algarabía, a un grupo de jóvenes en la Alameda que se bajaba de un autobús hasta con las copas ya servidas: se habían tomado la primera ronda de la tarde durante el trayecto, suponemos que bien resguardados de la mirada del conductor. Eso sí, iban con copas de balón, para que no se diga que no hay clase. Hoy sábado, la calle Larios, la plaza de la Constitución, Uncibay y sus aledaños -el resto cuesta bastante más verlo ambientado, la verdad- volverán a ser tomadas por unos feriantes dispuestos a dar todo lo que les queda en el cuerpo (y en el bolsillo) para despedir la Feria.

Menos luz

Un fin de fiesta que, como decíamos al principio, comenzará a desperezarnos, con septiembre a la vuelta de la esquina, para volver a la fatigosa y tan necesaria cotidianidad. A pesar de las tórridas temperaturas ya hay algunos detalles que adelantan lo que nos espera de aquí a una semana: empezamos a ver los tradicionales anuncios de coleccionables por la tele, la publicidad de la vuelta al colegio crece en nuestras buzones (de hecho, algún que otro conocido me comenta que ya está poniéndose al día en la compra de material escolar y de uniformes para evitarse las aglomeraciones) y las bibliotecas empiezan a llenarse de estudiantes que encaran los ya próximos exámenes.

El otro signo de que el verano languidece nos llega del cielo. El paso de los días nos va robando luz, concretamente un minuto cada día. Durante estos días, todos los malagueños, desde El Palo a La Misericordia, pueden comprobar desde una privilegiada atalaya el síntoma de que los hermosos atardeceres que desde finales de junio se prolongaban hasta bien pasadas las diez ahora empiezan a caer a plomo a poco que reloj cruza las nueve. Hoy, concretamente, la meteorología informa de que la puesta de sol comenzará a las 20.56 horas. La canícula se nos escapa así que, si pueden, apuren sus ratos de playa.

Por cierto que no cabe sino felicitar al artistazo que se dedica a moldear figuras de arena en forma de cocodrilo a lo largo de las playas del Paseo de Poniente. Ya vimos a principios del estío algunas de sus creaciones, aunque últimamente éstas han sido perfeccionadas aplicándoles una capa de color que deja unas figuras realmente preciosas. Si el difunto cocodrilo de Mijas levantara la cabeza seguro que daría su aprobado sin dilación. Bravo.