Los niveles de inversión de obra pública en Málaga siguen cayendo en picado en este primer semestre de 2013 por la austeridad presupuestaria decretada por el Gobierno. Con sólo 57,8 millones de euros en obras sacadas a concurso entre enero y junio, las licitaciones presentan ya un descenso de casi el 94% respecto a los ritmos del año 2007, cuando la provincia registró en sus primeros seis meses 950 millones de inversión y acabó el ejercicio con casi 1.500 millones, en los que se englobaban las partidas finales para obras magnas como el AVE o la ampliación del Aeropuerto de Málaga. Desde entonces, la partida de inversiones en infraestructuras ha experimentado una vertiginosa bajada que, cumplida la primera parte de este 2013, parece no tener fin.

El vicepresidente de la Cámara de Comercio de Málaga, Juan Cobalea, afirma que los datos de inversión del presente ejercicio -que engloban las obras licitadas por los tres niveles administrativos: Gobierno central, Junta de Andalucía y poder local (ayuntamiento y Diputación)- suponen un descenso del 22% en relación al mismo periodo del pasado año 2012, que ya fue el peor de la historia reciente en Málaga (148 millones a cierre).

«La tendencia en el caso de Málaga es de lo mas negativa tanto en valores absolutos como relativos», destaca. El responsable de infraestructuras de la Cámara apunta que, al contrario que en Málaga, las cifras inversoras han crecido interanualmente en Andalucía un 25% y en España un 3%. De esta forma, en el primer semestre 2013 las administraciones han licitado en Málaga inversiones con un ratio de 35 euros por habitante; en Andalucía de 66 euros y en el conjunto de España de 78, es decir, más del doble que en la provincia malagueña.

«En una situación de crisis como la actual, y con la consiguiente reducción drástica de las inversiones publicas, el sentido común debería ser un reparto equilibrado dada la influencia que tiene en el empleo y dinamismo de la economía. Nos tachaban de agoreros y pesimistas cuando alertábamos de la tendencia la baja, pero la realidad está superando lo previsto. Si además se cae la prevista licitación del anillo ferroviario de Antequera, los datos del segundo semestre pueden ser catastróficos para el sector y el empleo», asegura.

Planificar el futuro

Los actuales mínimos de inversión en infraestructuras no se veían en Málaga desde los años 60. Tanto la Cámara como los empresarios de la construcción califican de «desoladora», reiterando que es una de las partidas de gasto más productivas que hay por su capacidad de generar empleo. Para ello, echan meno de la tradicional regla de oro que suele manejar el sector: por cada 1.000 millones de euros de inversión anual en obra pública en Málaga se generan 30.000 empleos directos e indirectos. Y en un momento en el que la edificación de viviendas está absolutamente parada, el gasto en infraestructuras cobra aún más relevancia como única tabla de supervivencia, según la opinión del sector. De hecho, la construcción, que antes de la crisis daba empleo a unas 100.000 personas, ha perdido en estos años un 70% de activos.

Evidentemente, la Cámara reconoce que no es momento de solicitar obras de envergadura pero sí al menos proyectos de redacción y estudio de las infraestructuras del futuro, caso del tren litoral, el diseño futuro del Guadalmedina a su paso por la capital o las nuevas infraestructuras hidráulicas.