Los templos seguían ayer vivos gracias a la atracción que ejerce la Virgen María sobre los fieles, que respondieron en masa a esta llamada. Durante el sábado las sedes canónicas de las cofradías volvieron a abrir para exponer a sus imágenes en devoto besamano. Turnos de cofrades para custodiar lo más sagrado y una nueva demostración más de fe popular hacia la primera que tuvo fe en la redención.

Se repitieron las mismas escenas de la histórica y pletórica jornada del viernes, cuando Málaga supo anticipar la Cuaresma al mes de septiembre. Cuando el incienso penetraba en los rincones saliendo de las sacristías. Cuando la cera recibía en plenitud vertical al devoto, escoltando a las imágenes que ofrecían su mano para ser besada. Niños, adultos, mayores, sin distinción. Los Mártires, por ejemplo, volvió a congregar el mayor número de asistentes, porque en este templo se exponían el mayor número de iconos sagrados. Pero en los colegios, como en Gamarra, o en las capillas callejeras, también hubo besamanos.