El 10% de los pacientes de parkinson en Andalucía se encuentran en un estado avanzado de la enfermedad, situación que les lleva a no responder adecuadamente a los fármacos orales disponibles, al tiempo que aumenta la discapacidad y empeora su calidad de vida. Llegados a este punto, el familiar/cuidador tiene un «papel decisivo», así como el tratamiento personalizado del paciente. Miembros de la Sociedad Andaluza de Neurología admiten que «se trata de un problema grave que puede exigir un abordaje multidisciplinar, en el que las estrategias no orales pueden mejorar mucho la situación clínica del paciente con parkinson avanzados», según Víctor Campos, coordinador del grupo andaluz de trastornos del movimiento de la SAN.