«No soy un cocinillas», confiesa Francisco de la Torre, y eso que ayer, para la ocasión, lucía camisa arremangada y el famoso delantal del huevo frito, el símbolo de Canal Cocina. La razón estribaba en que fue el protagonista del programa Hoy cocina el alcalde, que está recorriendo toda España. Y lo fue para hacer un gazpachuelo delante de un público curioso por la novedad de verlo fuera de su hábitat natural, en el precioso escenario del Muelle Uno, con la Farola al fondo, en el escenario portátil de Canal Cocina.

Y para que no le pillaran en un renuncio, cuenta que días antes leyó con atención las recetas de los libros de cocina malagueña de Enrique Mapelli, Mari Pepa Estrada y Fernando Rueda, «además de la receta de mi mujer», apunta.

Begoña Tormo, la presentadora, explica a La Opinión que se trata del segundo intento de Canal Cocina para grabar con el alcalde de Málaga, cuya agenda diaria, como muchos conocen, es una suma de la de varios diputados del Congreso, suponiendo que estos sean de los trabajadores. De hecho, la grabación se hizo ayer sábado, el día que Francisco de la Torre se había tomado libre para celebrar su santo, que fue el viernes.

Y el alcalde, a lo largo de la grabación, lejos de amilanarse ante este estreno frente a los fogones con tantos testigos, no se le ve ni mucho menos torpón, sino suelto, como el arroz. Cuando confiesa ante las cámaras que es la primera vez que hace una mayonesa, añade con una sonrisa cómplice: «¡Lo hago por Málaga!». Y no es broma, esta inmersión en la cocina se nota que para él es un deber cívico que cumple además con gusto.

El gazpachuelo va tomando forma. Primero el caldo de pescado, luego se cuecen las patatas. Y mientras, el cocinero va charlando con la presentadora, al tiempo que desgrana los atractivos de Málaga, y no sólo habla de los inviernos suaves, los monumentos o el Málaga Valley, también está ojo avizor para dejar caer que se le ha pasado echar la sal en el momento adecuado.

También resalta la necesidad de no cortar directamente las patatas, sino romperlas un poco (chascarlas dicen los expertos) «para que vaya soltando el almidón».

El gazpachuelo huele que alimenta y, sobre todo, bulle que da gusto y Begoña Tormo aprovecha una pausa de la grabación para bromear colocando la cabeza cerca de la olla, para un lavado de cutis.

El equipo calcula que el programa se emitirá dentro de tres o cuatro semanas. Por la mañana, fueron de ruta gastronómica con el alcalde: Casa Aranda-Mercado de Atarazanas-La Reserva del Pastor y el chiringuito María, en la Misericordia. ¿Y el gazpachuelo? El cocinero lo dio a probar al personal en cómodos vasos de plástico: sabía a gazpachuelo de Málaga.