El Centro vive el domingo. Sus calles respiran a grandes bocanadas del aire fresco que traen los cruceros, que ayer desembarcaron a más de 6.700 turistas que llenaron el casco histórico, y éste, a su vez, se plagó de actividades al aire libre. Un domingo especial, sin duda, que fue aprovechado por el comercio para abrir sus puertas, aunque con resultados dispares. En definitiva, un fin de semana dedicado también a la promoción de Málaga como destino de primer orden.

Tres grandes barcos atracaron ayer por la mañana en el puerto y eso se dejó notar y se tradujo en un ambiente inmejorable y en el tránsito continuado de personas, al menos en las vías principales. Nueva, sin embargo, aparecía más bien desértica. Los establecimientos de esta arteria eminentemente comercial no se animaron a abrir. Los que normalmente abren en domingo aprecieron un mayor movimiento. También ventas. Aunque a veces no es cuestión de cantidad de turistas, sino de calidad. Así lo cree Julio López, propietario de Calpisa, una tienda de bolsos en la calle Granada, que tiene el domingo como un día más de ventas. «Hay barcos y barcos, y se nota cuando llega un crucero con un nivel adquisitivo más elevado», precisa.

Los comerciantes que abren los domingos se preguntan por qué el resto no hace lo mismo. «Sería bueno para asentar una cultura de compras entre los malagueños también en esta jornada», dice Juan Manuel Mateos, de Tacones, en la calle Nueva. «Creo que la mayoría de los consumidores no saben que algunos abrimos», lamenta.

No sólo pudieron hacer compras. Algunos turistas intentaban a duras penas seguir el compás con sus palmas de una actuación flamenca en la plaza de la Constitución. Y otros asistieron a un concierto de la Banda Municipal en la plaza de las Flores, a rebosar.