La aplicación de técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) en los primeros 3 o 4 minutos aumenta las posibilidades de supervivencia en más de la mitad de los casos. Sin embargo, el 68% de las personas que presencian una parada cardiaca en plena calle o en el lugar de trabajo asegura que no ayuda porque no sabe qué tiene que hacer. Con la idea de ampliar en Málaga la red de voluntarios que sepan actuar, y rápido, ante una parada cardiaca, el próximo 16 de octubre se va a celebrar en el Complejo Polideportivo de la UMA una jornada formativa en la que participarán unos 1.300 estudiantes de ESO y Bachillerato de la provincia.

Organizada por la Junta de Andalucía y coordinada por el Servicio de Emergencias Sanitarias 061 de Málaga, este entrenamiento masivo de estudiantes se celebrará coincidiendo con el primer día europeo de la parada cardiaca, una iniciativa del Consejo Europeo de Resucitación Cardiopulmonar, que este año se quiere centrar en la formación de los jóvenes.

Según el delegado de Salud y Bienestar Social, Daniel Pérez, una de las principales estrategias para intentar reducir la mortalidad de los personas que sufren una parada cardiorrespiratoria es «enseñar a la población en general las medidas básicas que deben aplicar a estos pacientes mientras llegan los equipos sanitarios».

No en vano, la directora del 061 de Málaga, Auxiliadora Naranjo, recordó ayer que la mayoría de las paradas cardiacas se producen fuera del ámbito hospitalario y que «sin maniobras de reanimación la supervivencia es de 1 sobre 10». De ahí, insistió, en la importancia de difundir el conocimiento de unas técnicas que aumentan la supervivencia entre 2 y 3 pacientes de cada diez, porque «sólo 1 de cada 5 llegan a recibir esta ayuda».

Ahora bien, una recuperación del paciente sin secuelas neurológicas exige que los tiempos de actuación sean mínimos. Para ello, es fundamental que el primer interviniente realice maniobras tan simples como 30 compresiones en tórax y dos ventilaciones boca a boca.

Para formarse en la técnica de RCP, los estudiantes que acudirán a este entrenamiento masivo, en el que colaborará el Colegio de Médicos, podrán realizar prácticas sobre maniquíes o pacientes simulados, al tiempo que aprenderán la secuencia de la «cadena de supervivencia» que tiene cuatro «eslabones» bien diferenciados.

El primero es alertar con rapidez a los servicios de emergencia, para inmediatamente comenzar con las maniobras de reanimación cardiopulmonar básica y hasta que llegue el equipo sanitario que atenderá al paciente. A renglón seguido, se efectuará la desfibrilación precoz, que se refiere al tratamiento eléctrico de la arritmia que ha producido la parada. Por último, el equipo de emergencias sanitarias realizará la asistencia y traslado al hospital correspondiente.

Según el Consejo Europeo de Resucitación Cardiopulmonar, más de 100.000 personas al año podrían salvar sus vidas en Europa si se alcanzasen las tasas de formación de ciudadanos en estas técnicas que tienen Suecia o los Países Bajos.