El lustro que ha pasado el exconcejal del GIL Francisco Javier Lendínez huido de la Justicia -de diciembre de 2008 a octubre de 2013-, posiblemente en varios países de Asia como principal escondite, comienza a serle rentable. El Juzgado de lo Penal número 6 de Málaga declaró prescrita, el pasado 4 de octubre, un día después de su detención, la única condena firme que pesaba sobre el exedil, de nueve meses de prisión por un delito urbanístico tras llegar, como otros colegas de corporación, a un acuerdo con la Fiscalía de Medio Ambiente.

De hecho, fue esta sentencia firme la que motivó su huida, a principios de diciembre de 2008, pues debía ingresar de forma inmediata en el penal de Alhaurín de la Torre. En virtud de un acuerdo similar, el exregidor Julián Muñoz cumplió tres años entre rejas, de tal forma que se acumularon todos sus delitos urbanísticos.

De momento, Lendínez ha conseguido esquivar esa estancia carcelaria que era ineludible hasta su marcha. En el auto, fechado el pasado viernes y redactado por el juez Javier Soler Céspedes, consta que el exconcejal gilista fue condenado en firme el 10 de abril de 2008 en el marco de un procedimiento por un delito urbanístico, en el que también fueron sentenciados Julián Muñoz y otros ocho exediles. Desde esa fecha, recoge el togado, han transcurrido más de cinco años sin «que se haya ejecutado la pena de nueve meses de prisión impuesta».

Lendínez llegó el jueves, 3 de octubre, al Aeropuerto de Madrid-Barajas, donde se bajó de un avión procedente de Bangkok. Al dar sus datos a las empleadas de la compañía aérea, éstas pudieron comprobar que se trataba de un huido de la Justicia y avisaron rápidamente a la policía, que lo detuvo en el acto. Al día siguiente, pasó a disposición judicial de la Audiencia Nacional, cuya Sala de lo Penal lo dejó libre a la espera de que designase un domicilio en el que recibir notificaciones. En concreto, ese órgano juzga un proceso en el que él se enfrenta a siete años de cárcel por malversación, el célebre caso Saqueo 2, pendiente de sentencia.

El lunes, Lendínez llegó a los juzgados de Marbella, donde el titular de Instrucción 5, Sergio Ruiz, lo envió a prisión preventiva por evidente riesgo de fuga. En concreto, entró en el presidio por su presunta participación en el caso Malaya, en el que le consta un supuesto pago de 18.000 euros por parte de Juan Antonio Roca, efectuado en la época en la que era edil de la oposición a la entonces alcaldesa Marisol Yagüe.

En el auto de Penal 6, se recuerda que el artículo 133 del Código Penal dispone «que las penas menos graves prescriben al año, plazo a computar desde la fecha de la sentencia firme». Si la pena fuera compuesta -por varios delitos-, la prescripción se decidiría en base al delito más grave, lo que aquí no concurre. Además, la interpretación de la norma «en materia penal no puede redundar en contra del reo», por lo que se declara prescrita la condena. El mismo 4 de octubre, el juez de lo Penal de Málaga envió un exhorto al juzgado de guardia de Madrid para que Lendínez fuera puesto en libertad.

Además de Malaya y Saqueo 2, el exconcejal fue imputado en Minutas -no se ha sentado en ninguno de los tres banquillos, y, salvo que hayan prescrito estos delitos, mucho más graves que el urbanístico, debería hacerlo-.

El exconcejal fue puesto en busca y captura en diciembre de 2008 por el primer instructor de Malaya, Óscar Pérez, como ya informó en exclusiva La Opinión de Málaga, rotativo que también dio la primicia de su detención el pasado jueves en Barajas.

El expolítico fue miembro de la corporación entre 1999 y 2003, y huyó tras reunir el dinero de un negocio favorable. La última vez que se le vio, en diciembre de 2008, fue en el pueblo de su novia, Tarifa. Luego hubo rumores de que pisó Marruecos o Sudamérica, pero una foto sin fecha lo situaba en 2012 en Borobudur, una de las ciudades más turísticas de Indonesia, en la Isla de Java.