Tras la indignación, la tristeza y esa sensación difícil de eliminar de haber sido engañados, parece que llega una solución favorable a los intereses de los 140 jovenes españoles atrapados en Érfurt y atraídos al sueño alemán con ofertas de trabajo que, en realidad, no existían. Una reunión celebrada ayer con el ministro de Economía de la región de Turingia, Matthias Machnig, y el consejero de Empleo de la embajada española en Berlín, Ángel de Goya, así como con otras autoridades y representantes de la patronal, sirvió para ratificar la vergüenza del Gobierno alemán por esta situación y su compromiso por acelerar las soluciones. Hoy mismo quiere que 63 españoles firmen sus contratos laborales.

Según explicó Álvaro Cortés a La Opinión de Málaga, el ministro expresó su «profundo malestar» por lo ocurrido y, en concreto, por el «proceder» de las empresas privadas que gestionaron los contratos y que en definitiva nos dejaron abandonados a nuestra suerte a estos muchachos». Cortés es el único malagueño afectado por esta situación. Viajó el pasado 19 de septiembre a Alemania desde Madrid, donde reside de manera habitual en el municipio de Arganda del Rey.

Cuando llegó a Érfurt, como el resto, se encontró que las empresas intermediarias (una alemana y otra española) habían desaparecido sin dejar rastro. Los cursos no existían. El trabajo tampoco. Ni siquiera un lugar digno para vivir, tan sólo un barracón tercermundista donde pasaron las primeras noches, hasta cambiar a otro y finalmente, a los sótanos de una antigua escuela del partido único de la extinta RDA, donde están en la actualidad.

Álvaro Cortés intenta confiar en las palabras que escuchó ayer de las autoridades alemanas y de los representantes de la embajada española. Aunque se hace difícil. «Seguimos igual. Soluciones reales ninguna, palabras muchas. Realmente creo que sí van a solucionarlo, pero lógicamente hay que dar tiempo, no se puede hacer todo en un rato», explicaba ayer por correo electrónico desde el centro de Alemania.

La prioridad es atender a aquellos jóvenes que ya no tienen más dinero para prolongar su estancia. «Al menos, un problema menos», se consuela Álvaro.

«El objetivo es darles a todos una perspectiva real para que puedan quedarse el tiempo previsto, en circunstancias favorables para todas las partes», explicó Matthias Machnig en la reunión de ayer. Durante su discurso, se comprometió a buscar una solución para los 63 jóvenes que todavía no tienen contrato. Del mismo modo, anunció que las autoridades alemanas están estudiando acciones legales contra las empresas intermediarias.

«Está muy claro que la responsabilidad de lo ocurrido, que lamentamos sinceramente, es de las empresas privadas que gestionaron los contratos», explicó el ministro de Economía de Turingia.

Según dijo, para más de la mitad de los cerca de 140 jóvenes llegados a Érfurt en las últimas semanas ya se ha encontrado un contrato «y un alojamiento digno, además de ayuda financiera», indicó el ministro. Quedan por resolver los casos de 63 jóvenes, con los que se harán todos los esfuerzos necesarios para buscarles una salida laboral en la región.

Álvaro es uno de ello. Todavía no tiene contrato para trabajar en un hotel, como le habían prometido. Espera poder firmarlo antes del lunes. «Nos han dicho que todos vamos a cobrar, antes o después, y parece que desde el día que llegamos, o unos días después», explica Cortés, que tomó la decisión de quedarse en Alemania, a pesar de todo. «Lo que veo más complicado es solucionar el tema del alojamiento. Veremos», concluye.