El Balneario del Carmen se trataba de un proyecto totalmente innovador, pues hasta 1918 los baños malagueños estaban dotados de albercas con esteras, en recintos cerrados, como eran los casos de Diana, La Estrella y Apolo. Pero ya iba imponiéndose el hábito de tomar los baños de mar en agua abierta, acompañándolos con exposiciones al sol en instalaciones similares a las utilizadas en las playas de San Sebastián o Santander.

Realmente, el año 1918 fue muy oportuno para la inauguración de nuevos balnearios, ya que los de La Estrella habían sufrido un incendio, y los de Apolo resultaban insuficientes para cubrir la demanda.

Fue inaugurado el 16 de julio de 1918. La prensa local le dedicó amplia atención informativa, haciéndose eco del «Nuevo Balneario» en una detallada nota, de la que transcribimos algunos párrafos:

«La playa va dividida en dos, destinándose la izquierda a las señoras y la derecha a los caballeros. Entre estas dos divisiones se está instalando una caseta restaurante de 300 metros cuadrados de superficie, retirada del rompeolas varios metros, en este espacio o a los costados de la caseta, se colocarán en la playa toldos, quitasoles y butacas-garitas, así como sillas... Las casetas, como queda dicho, van a la derecha del rompeolas en cuyo espacio pueden dedicarse los bañistas a juegos y tomar el sol tan recomendado por la ciencia médica. Gracias al Sr. Director de la Compañía de tranvías, tan amante de todo lo que es progreso e higiénico, habrá un rápido servicio de tranvías con billetes de ida y vuelta a cuyo billete irá adherido el billete para el baño en caseta general, todo por el precio de cincuenta céntimos».

El éxito inmediato obtenido animó al empresario a querer montarlo el año siguiente -1919- ya de forma permanente, cuyo proyecto fue obra del ingeniero Carlos Loring, que lo justificaba como una necesidad para Málaga. El objetivo era construir cien casetas de familia, un restaurante, kioscos y toldos, debiéndose cegar una laguna de 3.500 metros cuadrados que tenía una profundidad media de tres metros.

En 1920 se inauguró el 20 de junio con interesantes innovaciones, como el aumento del número de casetas y duchas de agua dulce y generales, sobre todo para las señoras, cuyo recinto se hallaba perfectamente aislado y acotado. Se construyó un desembarcadero y junto a éste una pantalla para proyecciones cinematográficas que podían ser visionadas desde la misma orilla del mar. El 27 de septiembre de ese año consiguió la concesión permanente luego publicada en la Gaceta de Madrid.

La Sociedad Anónima Parque Balneario de Nuestra Señora del Carmen quedó constituida el 4 de diciembre de 1920 y tuvo como primer presidente a Manuel Núñez Boado, secretario a Mauricio Loircher, y gerentes a Enrique García de Toledo y Enrique de la Cámara y José Montero. Más tarde se fueron incorporando otros miembros, como Jiménez Lopera, Van Dulken, Alberto Rivas Beltrán, Antonio Gómez Cano, Enrique Gómez Rodríguez, etc.

Las obras realizadas ese año consistieron en una puerta de entrada al balneario, un restaurante, pista de baile y campo de tenis. En su construcción sólo intervinieron ingenieros debido a que se trataba de zona marítima, aunque hay quien atribuye el proyecto a Fernando Guerrero Strachan.

Desde 1922 el balneario permanecería abierto a lo largo de todo el año, según recogen los anuncios de las Guías de Málaga. En uno de ellos leemos: «Parque Balneario de Nª Señora del Carmen S.A. Abierto todo el año. Conciertos, Varietès, Pistas de baile, concursos, Regatas, verbenas, campo de tenis. Gran Restaurante».

Como dato curioso, digamos que Antonio López, propietario de La Vinícola Malagueña, le hizo instalar una fuente de cerámica de donde manaba buen vino de Jerez.

A partir de entonces, el balneario fue ampliando y mejorando la oferta de sus instalaciones. Desde agosto de 1922 contó con un campo de fútbol, en uso hasta que el de La Rosaleda abrió sus puertas en 1941. Ya en 1924 se habían ejecutado otras variadas obras: sendos pabellones y casetas para caballeros y señoras separados por un extenso jardín con restaurante y una gran terraza sobre el mar, atracciones, etc. Además, la Sociedad adquirió por 13.832 ptas. una gran parcela plantada de eucaliptos situada justo enfrente de la vía del tren con el fin de ampliar y acondicionar los alrededores.

Se podía acceder al balneario con los billetes sencillos o bien mediante abonos; además, existían unas tarjetas personales gratuitas que se concedían por un plazo prefijado.

En 1927 leemos: «En el Balneario del Carmen la gran novedad y atracción de la temporada será la monumental pista de patines y bailes que se está construyendo para inaugurarla la noche de San Juan. 2.000 metros cuadrados para 400 parejas bailando, concursos y campeonatos de patinajes, exhibiciones con profesionales?».

En este año se celebró una asamblea feminista, además de las clásicas verbenas y un concurso de charlestón.

En octubre de 1929 se le incorporó un interesante acuario. El nuevo restaurante de dos pisos se abrió en 1933, bajo la dirección técnica del arquitecto Daniel Rubio, sustituyendo al anterior de cañizo. En abril de 1946 se reformó la parte de playa reservada a las mujeres «dándole mayor amplitud y recato, y evitando con ello la presencia de observadores impertinentes y molestos».

En 1949 pretendió la autorización para el cerramiento permanente de este tramo de playa, consiguiéndolo finalmente en 1951 por razones de «moral y honestidad».

A partir de 1950, el campo de fútbol y las pistas de tenis se adecuaron para celebrar pruebas hípicas, dando acogida en 1955 al XI Concurso Hípico Nacional. En 1958 se proyectó el camping, obra del arquitecto Andrés Escassi, para 300 plazas sobre una extensión de 13.239 metros cuadrados, calificado como de segunda categoría.

El balneario en los años 70-90 No obstante la buena marcha de los Baños del Carmen no tardaría mucho en verse truncada. Las actividades recreativas fueron decayendo sobre todo desde 1970, y ya sólo celebraba verbenas en las fiestas más señaladas, si bien las playas privadas y el restaurante mantuvieron su uso hasta los años ochenta en que la Dirección General de Puertos y Costas determinó la gratuidad del acceso a las playas el 23 de marzo de 1982. Ya en años anteriores había habido protestas vecinales contra las playas privadas, y los pleitos entre la sociedad Baños del Carmen y las asociaciones de vecinos se mantuvieron hasta finales del siglo XX.

Por su parte, el consejero de Comercio y Turismo aseguraba al respecto que todos los ciudadanos tendrían acceso a las playas por los caminos públicos ordenando a la delegación en Málaga el estudio de «todos los casos que se den en la costa malagueña para tomar las medidas oportunas». Por fin, en 1986 se resolvió el contencioso cuando la Audiencia Nacional sentenció sobre el acceso libre y gratuito a la playa, desestimando el recurso presentado por la empresa en 1983, publicándose la noticia en la prensa el día 30 de mayo. La empresa no estuvo de acuerdo con esta sentencia y apeló de nuevo, con lo que el pleito continuó.

La Jefatura de Costas y la Gerencia de Urbanismo iniciaron en 1987 contactos para redactar conjuntamente un Plan Especial de Reforma Interior (PERI), que afectaría a la zona del balneario del Carmen. Esto promovió la apertura de un expediente de expropiación como primer paso del trámite al que seguiría el rescate de la concesión, que caducaba en el año 2019, ya que las concesiones en precario, en las que no hay plazo fijo expreso, se entienden siempre por 99 años, aunque esto no se especificara.

En lo referente a los Baños del Carmen, al ser los terrenos donde está enclavado el balneario propiedad del MOPU (antiguo Ministerio de Fomento), éste puede solicitar el rescate de la concesión, ya que el Estado puede hacerlo por tres causas: cuando termina la concesión, por incumplimiento de las bases y por necesidad pública superior. Este último caso es el que podría aplicarse al citado balneario.

En la actualidad Mientras, a causa de estos problemas, al parecer insalvables, a principios de 1988 los miembros de la sociedad propietaria vendían sus acciones, la mayoría de ellas adquiridas por Construcciones Vera. El 13 de marzo apareció en la prensa local una nota informando de que un grupo de empresarios había comprado los Baños del Carmen por unos 200 millones de pesetas con la intención de convertir el balneario en un gran centro de ocio abierto a los ciudadanos. Los compradores trataban con el Ayuntamiento y con el Negociado de Costas las condiciones en que podría desarrollarse la explotación de los terrenos y las características del complejo de recreo y ocio que pretendían instalar. Sin embargo, el Tribunal Supremo declaró público y gratuito el uso de la playa de los Baños del Carmen.

Los años y planes fueron pasando, y el balneario y su entorno estaban cada día más deteriorados. Las administraciones no lograron ponerse de acuerdo. Y así llegamos al 2013. La concesionaria del Balneario presentó al Ayuntamiento un proyecto del arquitecto Salvador Moreno Peralta, por medio de una exposición -en julio-; y días después, aquél presentó la propuesta a diversos colectivos vecinales y marítimos que tiene como aspectos básicos: el mantenimiento de los astilleros Nereo, la recuperación del pedregal y el antiguo balneario-restaurante, la ampliación del paseo marítimo sobre un aparcamiento subterráneo y la construcción de un hotel en una parcela cercana.

Las asociaciones, pese a algunas dudas, mostraron su apoyo a la iniciativa, respaldada por el alcalde, Francisco de la Torre. Solamente parece haber una dificultad: no concuerda con el planeamiento urbanístico, y por esta causa será necesario hacer algunas modificaciones en el PGOU, marco legal que el regidor se mostró dispuesto a variar para que el proyecto se lleve a cabo. Este es un excelente ejemplo de colaboración pública y privada. Para ello, será necesario alcanzar un consenso entre el Ayuntamiento, Costas y la Junta. Y esto, como sabemos, no es fácil. Pero, creemos que no se debería dejar pasar esta oportunidad para rehabilitar el balneario y su entorno.