Pese a los envites de la crisis, Málaga continúa trabajando para asentar su marca tecnológica y lograr que su nombre pueda ser recitado junto al de Silicon Valley, Baden-Württemberg, Massachusetts o Corea del Sur en la lista de entornos más creativos del mundo. El concepto ha sido acuñado por el consultor Charles Landry, autor del libro «La ciudad creativa» y de un índice de urbes creativas que a partir de diversos indicadores mide la capacidad de una urbe de convertirse en nodo y foco de atracción y desarrollo en el nuevo contexto del siglo XXI.

El análisis parte de la base de que un mundo globalizado como el actual, la innovación y el desarrollo ciudadano ya no van a estar liderado por naciones o estado tradicionales, sino por ciudades, como protagonistas de ecosistemas innovadores capaces de superar los paradigmas industriales. «La ciudad creativa no se basa sólo en el impulso del arte, de las nuevas tecnologías o de las clases creativas. La cuestión es implicar en la transformación de la ciudad a todos sus habitantes, a las organizaciones, empresas y también a la clase política», afirma Landry.

Cinco ideas fuerza caracterizan a la ciudad creativa: Curiosidad, imaginación, creatividad, innovación e invención. El objetivo es marcar un horizonte a largo plazo, equilibrar lo nuevo con lo viejo y crear las condiciones para que las personas se conviertan en agentes del cambio. O lo que es lo mismo, que los distintos actores caminen en la misma dirección o, al menos en el mismo sentido.

A este concepto responde la estrategia diseñada en los últimos años por el Ayuntamiento de Málaga, que busca diversificar un modelo productivo muy basado en el turismo de sol y playa y proyectar una imagen de ciudad del conocimiento a través de iniciativas como el Club Málaga Valley, la apuesta por la Smart City -la integración de las nuevas tecnologías y el fomento del I+D en la actividad diaria de las urbes- o promocionando la actividad de las más de 600 empresas del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA).

El teniente alcalde delegado de Innovación y Nuevas Tecnologías del Ayuntamiento, Mario Cortés, señala que el objetivo final es atraer empresas, investigadores y talento a la ciudad además de buscar oportunidades para las empresas malagueñas. El entorno Smart City de Málaga, por ejemplo, tiene como objetivo probar nuevas tecnologías de ahorro y generación de energía renovable en la ciudad. Y aunque su valor puede medirse en términos de inversión y ahorro energético, lo que resulta más atractivo es que está llevando el nombre de Málaga por todo el mundo asociado con actividades de I+D, lo que refuerza su imagen de marca para atraer la implantación de empresas tecnológicas.

Un flujo constante de visitas

«Constantemente estamos recibiendo empresas y representantes institucionales de todo el mundo que quieren conocer lo que está pasando en Málaga. Con respecto a la Smart City, por ejemplo, han vendido hace poco representantes de Ecuador y Portugal y en las próximas semanas recibiremos a personas que vienen de Tokio y de China. Nos citan como ejemplo en los foros y aparecemos en el top de todos los rankings. Se ha creado una gran expectación. Es un flujo constante; la gente quiere ver lo que hacemos», comenta. De hecho, la aceleradoras de empresas (start ups) puesta en marcha por el Ayuntamiento en Tabacalera -y se preparan cuatro más- tiene entre sus integrantes a muchas empresas de fuera que llegan atraídas por la imagen y el caldo de cultivo que Málaga está generando.

El responsable de municipal cita también el caso de empresas malagueñas como Momo Pocket o Ihman que se han beneficiado de estas dinámicas para darse a conocer y cerrar buenos operaciones y asegura que los contactos generados en las reuniones del Málaga Valley y en los foros vinculados a la sostenibilidad de las ciudades -el último, el Greencities de la semana pasada- son un semillero de oportunidades.

Porque hablamos de prestigio pero sobre todo de negocio o, por lo menos, de estar bien posicionado a la hora de competir por él. A la vuelta de la esquina aparece el Horizonte 2020, el instrumento de financiación que la Unión Europea aplicará a partir de 2014 y que contará con un presupuesto de 80.000 millones de euros. El nuevo programa de la UE para la investigación y la innovación es parte de la campaña por un nuevo crecimiento y el empleo en Europa y priorizará elementos como la sostenibilidad, un punto en el que Málaga, señalan estudios como el de Ametic o el de consultoras como PWC aparece excelentemente posicionada.

Las expectativas, desde luego, son golosas. Según recordaba hace unos días en el foro Greencities&Tikar el responsable de la multinacional Abertis Telecom, Raúl González Prats, sólo el segmento de las Smart City moverá una inversión de más 23.000 millones de euros en España hasta el año 2020.

«Málaga está muy bien colocada en este ámbito. Primero hizo cosas muy interesantes con el proyecto de coches eléctricos ZEM2ALL y ahora se ha erigido como foro de debate de todo lo que se está haciendo, y que va camino de convertirse en uno de los pilares de una nueva economía», comentaba González Prats, que cree que el ámbito tecnológico es muy propicio para las pequeñas y medianas empresas, mucho más ágiles que las grandes corporaciones a la hora de innovar.

Otra muestra de la apuesta de la capital por todo lo relacionado con las ciudades inteligentes es que Málaga es, junto a Zaragoza y Santander, una de las primeras urbes en sumarse al proyecto Ciudad 2020 que comanda la empresa Indra y en el que participan Ferrovial Agroman, Atos, Fagor Electrónica, GFI Informática, Fractalia, Daedalus, Tekia e iSOCO. Las tres ciudades están siendo el escenario de los primeros desarrollos y pruebas de este proyecto de «ciudad inteligente», con líneas innovadoras como el proyecto para utilizar la experiencia del ciudadano como «sensor» a través del uso que hace de las infraestructuras urbanas, como el transporte público o los aparcamientos; de las aplicaciones móviles o de las redes sociales, a través de las que puede compartir su ubicación y contenido multimedia como mensajes o fotos.

Aprovechar la imagen

El director general del PTA, Felipe Romera, señala que toda la labor de promoción de la Málaga tecnológica que se está llevando a cabo debe traducirse en beneficio para las empresa y generación de empleo. «En nuestro caso se trata de aprovechar la buena imagen de la ciudad para atraer empresas al parque e incrementar el empleo. Estamos en un momento donde creamos casi tantas empresas como se nos mueren pero resistimos», comenta el responsable de la tecnópolis, en la que trabajan más de 14.500 personas y que, con sus 1.600 millones de facturación anual, genera el 7% del PIB de la provincia.

Romera destaca la reciente creación de un cluster empresarial en torno al segmento Smart City con más de 200 participantes y que cuenta con más de 30 firmas del parque.

«Todo este sector de las ciudades inteligentes forma parte de una nueva ola de innovación y Málaga sabido posicionarse muy bien desde el principio, cuando nadie hablaba todavía de eso. Ahora todo el mundo está jugando a eso pero nosotros llevamos una gran ventaja. En el PTA lo vemos como un vector muy importante de futuro del que tenemos que sacar todo el provecho que podamos», afirma.

El director general de la incubadora de empresas tecnológicas BIC Euronova, Álvaro Simón de Blas, coincide en que Málaga ha construido una imagen «muy potente» alrededor del PTA y del Club Málaga Valley para atraer empresas y talento aunque advierte de la competencia dentro de la propia España de ciudades como Santander.

En cuanto a la industria generada en torno a las smart cities, señala que lo que hasta hace poco era un sector casi exclusivo de las multinacionales ahora se ha abierto a las aportaciones de las pymes. Y de esas hay muchísimas en el PTA y en el BIC Euronova.

El fracaso de las tecnocasas

Uno de los emblemas del salto de la ciudad a favor del I+D era la construcción de las tecnocasas, un concepto que pretendía unir las viviendas protegidas para jóvenes con un espacio para trabajar destinados a los emprendedores. Esta apuesta, avalada por la Junta y el Ayuntamiento con un convenio firmado en 2005, ha fracaso de forma estrepitosa, abandonándose antes de empezar. Ocho años después de su puesta en marcha, de las tecnocasas sólo queda un proyecto terminado de una promoción, dos anteproyectos y la expropiación de 137 parcelas en el Centro para lo que se destinó 10,9 millones de euros. Además, es imposible retomar el proyecto actualmente aunque hubiera dinero y voluntad.

La UMA intercambiará cerebros especializados en smart cities

También la Universidad de Málaga difunde la imagen de una urbe tecnológica. Esta semana la UMA acogió la reunión inicial de las 10 universidades asociadas al proyecto Thelxinoe, que fomenta el intercambio de investigación tecnológica aplicada a las smart cities. Participaron universidades de Montpellier, Atenas, Wroclaw, Kosice y Dresde, por parte europea, y las de Newcastle, Wollongong, La Trobe y Victoria por parte de Oceanía, así como un representante de la CE.

Protagonistas

Mario Cortés. Teniente alcalde y delegado de innovación de Ayto. de Málaga

«Constantemente estamos recibiendo empresas y representantes institucionales de todo el mundo que quieren conocer lo que está pasando en Málaga. Se ha creado una gran expectación y eso al final debe beneficiar a nuestras empresas y generar actividad»

Felipe Romera. Director general del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA)

«El sector de las ciudades inteligentes forma parte de una nueva ola de innovación y Málaga sabido posicionarse muy bien desde el principio, cuando nadie hablaba todavía de eso. Llevamos una gran ventaja. En el PTA lo vemos como un vector muy importante de futuro del que tenemos que sacar todo el provecho que podamos»

Álvaro Simón de Blas. Director general de la incubadora BIC Euronova de Málaga

«Málaga se ha labrado una imagen muy potente basadas en el PTA y en el Málaga Valley. La industria y el negocio de las smart cities también empieza a resultar muy interesante para las pequeñas empresas»