El obispo de la diócesis de Málaga, Jesús Catalá, ha quitado importancia a la polémica surgida por la negativa a que un niño transexual de seis años pueda vestir el uniforme femenino para ir a dar clases en el colegio San Patricio, como es su deseo y el de sus padres. Desde su punto de vista, se trata de un "problema teórico" ya que, según subraya, el alumno está perfectamente integrado en el centro, tanto como con sus profesores y compañeros, desde hace cinco años.

Catalá defiende al centro, de la Fundación Diocesana de Enseñanza Santa María de la Victoria, que se niega a aceptar las recomendaciones de la Delegación Territorial de Educación, y permitir que el niño vaya con falda en vez de pantalón. "Es un niño que tiene seis años, que lleva cinco años asistiendo como niño al colegio y lo lógico es que siga así", ha declarado el obispo, quien insiste en que el menor "está asistiendo de forma normal al centro, en el colegio hay un ambiente normal y no ha habido dificultad".

El colegio se mantiene firme en su decisión y así se lo transmitirá en una reunión que mantendrá durante la tarde de hoy a la delegada de Educación, Patricia Alba, de impedir que este escolar lleve falda. "Mantenemos el diálogo con la familia pero no vemos necesario que vista el uniforme femenino, porque este deseo colisionaría con los derechos de los otros mil alumnos del centro", asevera Francisco José González Díaz, secretario técnico de la Fundación Diocesana de Enseñanza, que acudirá a la reunión en el Edificio Negro con la directora de San Patricio.

La Delegación Territorial de Educación volvió a instar este pasado martes al colegio a cumplir las instrucciones dadas para adecuar el trato al menor transexual. De hecho, un inspector acudió a las instalaciones para reiterar las recomendaciones. La Delegación remitió el pasado 4 de octubre a las direcciones de los tres colegios que habían presentado problemas al respecto instrucciones para adecuar la documentación interna del centro docente considerando el género con el que se siente el alumno o alumna y que el profesorado se dirija al estudiante por el nombre con el que acuerden la familia y los menores.

También se les recomendó que en el desarrollo de las actividades el profesorado tenga en consideración el género con el que el menor se sienta identificado, "así como reconocer y aceptar la posibilidad de vestir con uniforme en función de la identidad de género". En el colegio se ha llegado al acuerdo con la familia de utilizar un nombre para dirigirse al menor, que también puede utilizar los servicios de discapacitados, al ser neutros, pero no hay acuerdo sobre el uso de la falda.