Nueva etapa para el hogar del Cottolengo. El centro social, abierto en 1965 para socorrer a personas empobrecidas y enfermas, no tendrá finalmente que cerrar sus puertas. Una nueva fundación diocesana, creada ex profeso para hacerse cargo de la institución, será a partir de ahora la que atienda a los residentes y releve de sus funciones a las hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, que habían comunicado recientemente su incapacidad para seguir al frente del proyecto. Especialmente, por su avanzada edad y la falta de vocaciones.

La organización, presentada ayer formalmente por el Obispado de Málaga, que asume también la titularidad jurídica de la residencia, hasta ese momento perteneciente a la orden, llevará por nombre Casa del Segundo Corazón, en honor a la comunidad, y se ocupará de forma inmediata de los internos, que ya no se verán en la obligación de ser trasladados a otros centros. Según anunció el obispo, Jesús Catalá, la fundación contará con la ayuda de Cáritas, que se encargará de dirigir el hogar. Al menos, durante su primera fase.

Con esta decisión, adoptada con el beneplácito de las religiosas y del Ayuntamiento, se deja definitivamente de lado la alternativa propuesta por la red de voluntarios del centro, quienes meses atrás y alarmados por el posible cierre, ofrecieron tomar las riendas de la gestión del Cottolengo. Catalá, en este sentido, justificó la apuesta de la institución en la propia naturaleza del trabajo hospitalario y pedagógico que se lleva a cabo en la residencia. «Toda obra socio-caritativa necesita de una estructura de personas que estén de modo permanente y responsable», dijo.

La superiora de la institución, Concepción Fernández, reconoció, por su parte, que la falta de relevo generacional en la orden y la exigencia del resto de centros administrados por la comunidad han obligado a renunciar a una labor con la que el Sagrado Corazón ha cumplido ininterrumpidamente desde hace 48 años.

A partir de ahora, indicó Patricio Fuentes, nuevo director de la casa, el Cottolengo, que asiste actualmente a veinte residentes, vuelve a estar en disposición de ocuparse de nuevos internos -su capacidad máxima es de 35 personas-. El hogar, situado en El Bulto, será administrado en esta nueva etapa por 5 trabajadores de plantilla, a los que se suman 73 voluntarios.

De acuerdo con Catalá, el Ayuntamiento ha refrendado esta semana su compromiso de cesión del solar. En conversación con este periódico, el concejal de IU Eduardo Zorrilla mostró su satisfacción por la moción aprobada a instancias de su partido, que quiso que se blindara por imperativo el carácter social de los terrenos. Sobre todo, por su ubicación marítima y las operaciones que pudiera desatar una posible demolición para dejar curso al soterramiento del tren del puerto.