La desesperación ante su obesidad les llevó a presentarse a un reality show de televisión, pero la suerte no les acompañó, o sí, y fueron descartadas con cajas destempladas. Casualmente, ese día el doctor Basilio Moreno, presidente de la Fundación España Saludable, estaba frente al televisor. Escuchó las historias de Romina y de Montse, ambas de Málaga, pero también las de los otros ocho candidatos que no fueron seleccionados, y decidió tomar cartas en el asunto porque todos tenían un interés real para lograr perder peso y el rechazo sólo podía perjudicarles en su particular lucha contra la obesidad.

Ahora esta fundación los ha convertido en los protagonistas de la campaña Comprometidos por un peso saludable, una iniciativa social que busca en ellos un ejemplo de superación para ayudar a otras personas con problemas de sobrepeso y obesidad. «Somos los elegidos para que la sociedad se conciencie de la importancia de llevar una vida saludable». Y para reforzar ese compromiso de perder los kilos que les sobran, todos se han marcado una motivación personal, una meta por la que sienten ilusión e interés.

Montse siempre ha tenido claro la suya. Su pareja, y padre de sus dos niñas, lleva nueve años queriendo pedirle matrimonio, pero, desde que empezaron a salir, ella, que entonces pesaba 90 kilos, le dejó claro que no se casaría hasta que la báscula bajase hasta los 69 kilos. «Quiero verme guapa vestida de novia, no como una mesa camilla». Ahora, esta malagueña de 30 años está dispuesta a cambiar los 60 kilos que le sobran por un vestido blanco que ya tiene «visualizado».

Coincide con Romina en que la decisión de presentarse a un reality para perder peso fue fruto de la desesperación. Había llegado a los 130 kilos. «Quería exponerme al público, que todo mundo me viera para obligarme a perder peso», porque, asegura, «he probado mil dietas, hasta el balón gástrico, pero nada; unas me ayudaron a perder peso, pero luego lo recuperaba, y de otras me cansaba».

De cara a la galería, Montse siempre ha sido una «gordita feliz», pero confiesa que ha derramado muchas lágrimas porque «la comida podía conmigo», sobre todo, la mayonesa y los bocadillos.

A Romina, argentina de 36 años y malagueña de adopción, lo que le perdía de verdad eran las patatas fritas y la coca cola, aunque eso era antes, porque ella ha empezado a escribir un nuevo capítulo en su vida, porque «lo mejor del pasado es que ya ha pasado».

A priori, su motivación para perder kilos puede parecer sencilla, pero nada más lejos de la realidad. La vida, a golpe de sufrimientos y de problemas de salud a causa de su obesidad (perdió a un hijo y a su primer marido), le ha enseñado que la felicidad se vende cara. «Quiero ser feliz conmigo misma y vivir muchos años con salud» y para ello está dispuesta a dejar atrás los 50 kilos que le sobran.

Desea disfrutar al máximo de su hija de 9 años y de su pequeño de cuatro meses, y al igual que Montse, quiere enseñar a sus hijos a llevar una vida saludable. En esta aventura, ambas tienen con ellas a sus parejas, dos «canijos» que les profesan apoyo incondicional.

Hace poco más de una semana comenzaron el tratamiento para perder peso, en el que colabora Laboratorios PronoKal, y que se basa en un abordaje multidisciplinar en el que habrá controles médicos, educación nutricional, entrenamiento físico personalizado, «que se adapta a tu ritmo de vida y al tiempo de que dispones», y el apoyo emocional de un coach, que les está enseñando cómo afrontar una salida social sin perder la sonrisa. Ésta vez sí, tienen claro que van a ir a por todas.

Ella y Romina aseguran que no están pasando hambre. Les han adaptado la dieta porque ambas tuvieron diabetes gestacional en sus embarazos. Es más, aseguran sentirse genial y de buen humor, y todo «gracias a la energía que les está proporcionando su propio cuerpo; bendita cetosis». Y es que esa grasa de la que tanto se avergonzaban y que tantos sinsabores les ha traído en sus vida, es la que ahora las mantiene activas.

Por delante tienen todo un año para cumplir su compromiso, un sueño que les llegó de la mano de la Fundación España Saludable.