Pocas veces un aniversario se ha vivido en peor estado de revista para una pieza del Patrimonio de Málaga porque este año cumple tres siglos el camarín en forma de torre octogonal y de diez metros de alto que dormita, olvidado de las instituciones, en el interior de un corralón de viviendas sociales en El Perchel.

Se encuentra en la plaza de la Imagen, 6, junto a la calle Puente, y está en un estado de conservación alarmante, rodeado de una malla para que posibles desprendimientos no dañen a las 14 familias de estas viviendas de alquiler, propiedad de la Junta de Andalucía.

El olvidado camarín fue realizado hacia 1713, cuando todavía era parte de una ermita que pertenecía a los hermanos del famoso Rosario de la Aurora. Pocos años más tarde, en 1728, el Rosario se traslada y el lugar es ocupado por la nueva comunidad de monjas dominicas de la Divina Providencia (más conocidas como las catalinas), que antes de marcharse a su emplazamiento más conocido, la calle Andrés Pérez, ocuparon este rincón del Perchel, cedido por su propietario, Pedro Alburquerque. La ermita del Rosario la compraron las monjas en 500 pesos gracias a una limosna que vino de América, y se convirtió en la capilla del convento. Con la marcha de las monjas a la calle Andrés Pérez hacia 1775, el edificio de la plaza de la Imagen, conocido como la Casa de Monjas, tuvo un uso de casa de vecinos hasta que en 1998 fue demolido en su totalidad, a excepción del camarín, en una deplorable intervención, porque como destaca el profesor de Historia del Arte de la UMA Francisco Rodríguez Marín, autor del libro Málaga conventual: «El edificio tenía pinturas murales y la demolición pasó desapercibida». El profesor alerta de que «el mayor handicap del camarín es que la gente no sabe que existe, al estar en una propiedad privada y en un barrio con poco tránsito».

Yolanda González y Pilar García, vecinas del corralón, muestran el interior del camarín, que puede verse desde la segunda planta del edificio. «Esto es un monumento y está derrumbado entero, arriba se ven estatuas de santos y escayolas», describe Yolanda.

Pese a la inmundicia y los escombros, todavía se percibe la belleza de este camarín. En cada paño hay cartelas con adornos florales y versos a la Virgen. El profesor Rodríguez Marín, siguiendo a la catedrática de Historia del Arte Rosario Camacho, considera que este camarín está relacionado con el taller que realizó el famoso camarín de la Virgen de la Victoria.

«Tampoco en ese momento en Málaga había muchos talleres de yesista y aunque documentos no hay, se puede relacionar con el equipo de Felipe de Unzurrunzaga (autor del camarín de la Victoria)».

«Esto es una pena que esté así, las tejas son preciosas y muy antiguas y se están perdiendo y abajo, en el hueco, hay un foco de porquería», comenta Yolanda González mientras señala al pie de la torre. «Han venido turistas a verlo pero no es plan de enseñarlo», explica Patricia García.

Francisco Rodríguez Marín recuerda cómo, en una visita hace unos años, pudo ver junto con Rosario Camacho varios trozos de yesería guardados en cajas de frutas. «No quiero ni pensar si están ahí», confiesa.

El camarín se encuentra en el catálogo de edificios protegidos del PGOU, pero su inclusión, por lo que se aprecia, solo es meramente simbólica. Para el profesor Rodríguez Marín, la propietaria del inmueble,la Junta de Andalucía, tiene la obligación de mantenerlo en buenas condiciones. Además, resaltó la paradoja de que la administración autonómica, con importantes competencias en Patrimonio, tenga este recuerdo de la Málaga conventual, que este año cumple tres siglos, en semejante estado.

Este diario se puso en contacto ayer con la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía. Fuentes de la delegación informaron de que trasladarán la situación del camarín a los técnicos y en breve darán una respuesta. Este periódico seguirá informando.