La Fiscalía de Málaga pide en su escrito de conclusiones provisionales nueve años de cárcel para un individuo de origen rumano que, haciéndose pasar por un empleado de una empresa de mensajería muy conocida, vendía objetos a través de una página web, ingresaba el dinero y luego no remitía los productos a sus compradores.

En concreto, la Fiscalía acusa al encausado de un delito de estafa continuada, por el que le reclama tres años de cárcel, y de otro de blanqueo de capitales, por el que le solicita seis años de prisión y una multa de 6.000 euros, ya que también se concertó, siempre según el relato acusatorio, «con delincuentes desconocidos que le ofrecieron ganar un 20% del valor de las transferencias de dinero que recibiría en su cuenta corriente», pese a saber a ciencia cierta que ese líquido procedía de actividades ilícitas.

Es más, «guiado por el ánimo de lucro», se avino a colaborar con esos personas admitiendo el encargo de que, cuando recibiera el dinero en su cuenta, «lo sacara inmediatamente y lo enviara, por medio de empresas de transporte de dinero como Money Gram o similares, a otras personas que se le diría», precisa el acusador.

Un empleado de la empresa de mensajería denunció el 26 de agosto de 2009 que alguien estaba usurpando la identidad de la sociedad «para cometer estafas por internet». El acusado era el beneficiario, dice el fiscal, dado que en su cuenta constan muchas transferencias. En concreto hay nueve perjudicados.

Uno de ellos compró, el 11 de noviembre de 2009, un ordenador portátil Appel por internet a un tal Juan de Valencia. El 13 de noviembre, el acusado recibió un correo de la supuesta empresa de mensajería en la que el acusado, con un nombre falso, le indicaba un número de cuenta donde debía ingresar 600 euros, dice el representante del ministerio público. Finalmente, el perjudicado nunca recibió el producto que compró.

Otra vecina de la capital se compró una thermomix en una web de segunda mano y le ingresó en noviembre de 2009 más de 400 euros al acusado en una cuenta. Lo mismo ocurrió con otros tres perjudicados, siempre usando el mismo modus operandi. En esta ocasión las cantidades satisfechas ascendían a 500, 590 y 450 euros, respectivamente. Los estafados, asegura la Fiscalía, nunca recibieron los productos adquiridos.

Otro de los perjudicados pagó 160 euros por un producto no especificado que jamás recibió, y uno de ellos se hizo por internet con un BMW que el encausado tasó en 4.400 euros. El procesado, usando una identidad falsas, le propuso que ingresara en una cuenta 2.200 euros, lo que el perjudicado hizo, consta en el escrito de la acusación pública.

En total, el perjuicio ocasionado a los afectados roza los 6.000 euros, descontando los intereses legales, aclara el Servicio de Criminalidad Informática de la Fiscalía de Málaga.