Hacer un transferencia desde un banco extranjero a una oficina local es una odisea. A ello se suma que el reglamento de la Ley Antiblanqueo refuerza el control sobre el origen de los fondos de los no residentes en la Costa del Sol. Y llueve sobre mojado, porque a los foráneos que viven aquí se les exige, por la Ley Antifraude, declarar todos los bienes que posean en el mundo. Este cuerpo legislativo, según algunos expertos, ha conseguido ya echar a importantes inversores internacionales del litoral malagueño, que han decidido refugiarse, junto a su dinero y la creación de riqueza que implicarían sus inyecciones económicas, en El Algarve portugués, Croacia, Malta o incluso Mónaco.

De la libertad absoluta para mover capitales en el país se ha pasado al corsé, creen los expertos. El primero en poner el dedo en la llaga fue el presidente de la Comisión de Prevención de Blanqueo de Capitales del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), Nielson Sánchez Stewart, quien criticó que el reglamento de la Ley Antiblanqueo prevea reforzar el control de los no residentes. «Es exagerado», dice.

Los abogados están preocupados. Cuando un extranjero quiera invertir tendrá que poner mucha más diligencia en demostrar que sus fondos son legales. El origen del dinero hay que conocerlo, reflexiona, cuando hay indicios de criminalidad, cuando son personas públicas las que los portan o cuando los ciudadanos provienen de países de alto riesgo. La mayor parte de los inversores en una zona litoral son no residentes. Y no son lo mismo un ciudadano europeo y un dudoso abogado de las Islas Caimán.

Trabas para las transferencias

El presidente de la Asociación de Extranjeros de la Costa del Sol, Ricardo Sánchez Bocanegra, suma a esa nueva norma «las trabas que ponen los bancos a la hora de abrir cuentas a los extranjeros y no comunitarios; cuando envían una transferencia, les piden muchos papeles, con gran exageración. Se rechazan muchas transferencias, y eso es muy negativo para la economía local».

«Se rechazan muchas inversiones del extranjero que podrían venir muy bien para la Costa del Sol, teniendo en cuenta que el 95% de los inversores son gente normal, no tratan de blanquear dinero, simplemente compran una casa en la Costa del Sol y esto es un auténtico obstáculo», aclara.

Tanto que, según explica, muchos extranjeros se han ido con su dinero para invertir en el mercado inmobiliario -hay otras inversiones, pero el ladrillo sigue siendo el ladrillo- a El Algarve portugués, Croacia o Malta, e incluso a Mónaco, «donde hay muchas más facilidades para realizar una transferencia», aclara.

Un nutrido grupo de los ciudadanos que quieren vivir aquí nacieron en las antiguas repúblicas soviéticas, son empresarios hechos a sí mismos con alto poder adquisitivo que dejan a sus hijos en colegios internacionales y ellos viven entre dos países. Valoran mucho el clima y la calidad de vida. «No cabe en la cabeza que a una persona que quiera vivir aquí se le exija declarar todos sus bienes, cuentas bancarias, todo lo que tiene a su nombre en el extranjero, a la Hacienda española bajo amenaza de grandes sanciones, estas exigencias no conducen a nada y ahuyentan a los inversores», apunta el letrado Sánchez Bocanegra.

El penalista José Manuel Vázquez, experto, entre otras áreas, en blanqueo, asegura que los letrados son muy críticos con el hecho de que se les exija tanta colaboración y ataca la regulación que obliga a los foráneos a declarar todo lo que tienen fuera de España. «Eso provoca que se vayan muchas inversiones», dice.

Los despachos de letrados, de aquellos, claro está, que asesoran en las transacciones internacionales, se han dotado de protocolos para detectar operaciones sospechosas. La ley les exige incluso abstenerse de participar en ellas.

Obligaciones

Entre otras cosas, la norma les obliga también a que la operación no sea anómala o que sospechen cuando los fondos provengan de los paraísos fiscales típicos. En la última reforma, la de 2010, se consideraba sujetos obligados a los registradores de la propiedad. El cerco al blanqueo se ha cerrado mucho.

El vicepresidente del sindicato de Técnicos de Hacienda, José María Mollinedo, considera, en el cao del control reforzado a los no residentes, que es una buena iniciativa que ya se aplica en todos los países de la Unión Europea. Por ejemplo, los notarios están poniendo mucho celo en controlar a quienes compran inmuebles en la Costa Blanca.

Mollinedo recuerda, por otro lado, que los extranjeros que no declaren sus bienes a la Hacienda española pueden incurrir en graves sanciones tributarias, algo que también ve con buenos ojos. «Para prevenir el blanqueo es una necesidad. Eso es de sentido común, que no siempre obliga a los bancos», reflexiona.

Incluso, insiste en que el Servicio Ejecutivo de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac) recibe muy pocas denuncias. De cualquier forma, la «voracidad fiscal», recalca Bocanegra, hace un flaco favor a la economía local.

Éste asegura que en los últimos meses no sólo han salido de la Costa del Sol inversiones de millones de euros, sino muchas de 500.000 o 600.000 euros, algo menores, pero que también habrían supuesto un revulsivo para el litoral. «Se pone en la balanza lo que cuesta residir aquí y lo que cuesta en otras zonas», aclara.

«El 95% de los extranjeros no viene aquí a blanquear»

El presidente de la Asociación de Extranjeros de la Costa del Sol, Ricardo Sánchez Bocanegra, recuerda que nueve de cada diez foráneos que aterrizan en la Costa del Sol son «personas normales que quieren invertir, no blanquear dinero. Sólo quieren tener una casita aquí y esto es un auténtico obstáculo».

Recientemente son los ciudadanos de repúblicas exsoviéticas los que conforman el mercado emergente de la Costa del Sol, eligen el litoral para vivir y dejan aquí a sus parejas y a sus hijos, mientras ellos viven a medio camino entre los países de origen y Málaga. Los niños acuden a colegios internacionales cuyos docentes imparten clases en varios idiomas, y son familias de un alto poder adquisitivo.

El reglamento de la Ley Antiblanqueo y el obligarles a declarar todo lo que tienen en el extranjero a quien resida, aunque sea temporalmente en la Costa del Sol, son «torpezas». «He visto personas que pretendían comprar una casa de tres millones de euros o una promoción de 18 millones de euros que no salen porque la transferencia es devuelta por el banco al país de origen, y cansan al inversor». Claro está, a la normativa se suman las trabas bancarias a las transferencias y depósitos. La presión policial a los flujos sospechosos ha extendido el miedo entre el sector, aunque hay quien aplaude estas medidas.