Rehabilitación
El difícil equilibrio entre el negocio y conservar el Centro Histórico
Los promotores y el sector financiero piden a la administración más facilidades para acometer proyectos de rehabilitación
El debate sobre la pervivencia de La Mundial y el proyecto de un hotel de 10 plantas en Hoyo Esparteros ha abierto el debate sobre la conservación en el Centro Histórico. El foro convocado por La Opinión de Málaga y Cajamar para abordar la realidad de la rehabilitación abordó los problemas de este proceso, convocando a dos arquitectos conservacionistas (Pablo Farfán y Luis Ruiz Padrón), al director de la Escuela de Arquitectura, Santiago Quesada; a la gerente de la Asociación de Constructores y Promotores, Violeta Aragón; al concejal de Urbanismo, Francisco Pomares; y al director territorial de Málaga capital de Cajamar, Rafael Cea.
Cada uno con su perspectiva analizó los retos futuros del Centro, los problemas que hay actualmente y los cambios que se deberían adoptar. Además, el futuro La Mundial salió a la luz en el foro, mostrando los dos criterios que, por ahora, parecen irreconciliables: están quienes propugnan conservarlo y evitar que se eleve la altura con el nuevo hotel, y quien opina que la ciudad debe permitir este proyecto para facilitar la regeneración de todo el entorno.
No obstante, más allá de la filosofía a aplicar en el Centro y las políticas a desarrollar, hay un punto sobre el que todavía hay muchas dudas y que paraliza los proyectos futuros. El sector financiero es reacio a entrar en proyectos en el Centro Histórico. Las trabas administrativas y el peligro de que las obras se paralicen hasta cinco años pesan mucho a la hora de estudiar los proyectos. Lo reconoce el director territorial de Cajamar en la capital, Rafael Cea, y la gerente de la Asociación de Constructores y Promotores, Violeta Aragón. «Si la administración no lidera la rehabilitación, queda en manos de los privados que buscan un beneficio económico», apunta Aragón, quien lamenta que las trabas y retrasos «hacen inviable cualquier proyecto en el Centro» por la falta de rentabilidad.
«Hay que buscar un equilibrio, para que haya más facilidades y agilidad en los proyectos, porque si hay un exceso de conservación corremos el riesgo de que se pierda todo porque no se pueda hacer nada», insistió la gerente de la Asociación de Constructores y Promotores.
Rafael Cea, director de Cajamar, reconoció que esos inconvenientes pesan a la hora de estudiar los proyectos que buscan financiación. De hecho, reconoció que el sector de la construcción tiene más problemas para conseguir financiación, en especial los proyectos en el Centro por las trabas burocráticas que se pueden encontrar y las viviendas protegidas, porque ahora «hay viviendas de renta libre más baratas».
Violeta Aragón, además, insistió: «Al promotor se le deniega la financiación porque hay muchos trámites y dificultades que pueden paralizar una obra en el Centro durante cinco años. Eso hace casi imposible conseguir un crédito».
Dos visiones arquitectónicas
Los arquitectos plantean dos aristas del proceso de rehabilitación del núcleo histórico, que oscilan entre hacer habitable el Centro y conservar lo más posible.
El director de la Escuela de Arquitectura, Santiago Quesada, advirtió de que conservar los edificios históricos sobre cualquier otro criterio puede dar lugar a tener un Centro de decorado, sin vecinos que le den el carácter ciudadano. Por ello, Quesada señaló que el exceso de conservación de edificios puede ser un riesgo que frene la vitalidad del Centro: «La ciudad es un fenómeno vivo que se construye sobre la antigua. Conservar por conservar nos puede llevar a un centro de cartón piedra del que sólo hay fachadas».
Pablo Farfán y Luis Ruiz Padrón ofrecen una visión diferente. El primero apunta que la conservación del Centro no es tan intensiva como se espera de un núcleo declarado Bien de Interés Cultural en 2012, pero cuya petición de esta declaración estaba en trámite desde 1987. Farfán subraya que se ha perdido el 40% de los 1.200 inmuebles históricos que había censados en 1986, quedando alrededor de 800.
En opinión de este arquitecto, los proyectos de corte más moderno se deben reservar para otros puntos de la ciudad o en zonas muy puntuales del Centro. En todo caso, insiste en que el proyecto de Braser y Moneo para La Mundial «va a eliminar un edificio de Strachan, construyendo un edificio de diez plantas que va a dar mucha sombra a los edificios del entorno y privatizar el Pasillo de Atocha para crear una galería comercial de nueve metros de ancho».
Ruiz Padrón diferencia entre la renovación y la simple destrucción del patrimonio, un proceso que considera que se ha vivido en exceso en la ciudad. Mantener la identidad de la ciudad es clave para este arquitecto, quien recuerda que esa es la base del progreso.
Además, insiste en el debate respecto al futuro de La Mundial, sobre lo que apunta que hay elementos que van más allá de la simple conservación de este edificio del siglo XIX: «Desaparece también una volumetría antigua y se sustituye por otra de carácter especulativo, con diez plantas». «Vamos a meter un autobús en el chasis de un utilitario», afirmó Ruiz Padrón, quien recuerda que la declaración de BIC del Centro: impone que las sustituciones sean puntuales y extraordinarias».
Rehabilitación
El concejal de Urbanismo, Francisco Pomares, aportó la visión municipal sobre el futuro del Centro, defendiendo la actuación del Ayuntamiento, que en los últimos diez años ha invertido 70 millones de euros en subvenciones a la rehabilitación del Centro, lo que ha incentivado una inversión privada de 350 millones para recuperar edificios históricos.
Además, Pomares recordó que ahora tienen abierta una línea de ayuda a la rehabilitación de 3,5 millones de euros que beneficiará a 80 edificios y que permitirá la inversión de otros 10 millones adicionales del sector privado.
Estos datos sirven al concejal de Urbanismo para defender la gestión municipal en rehabilitación, una apuesta de la que asegura que Málaga es pionera, ahora que la situación económica ha llevado a incluirla como prioridad en los planes de vivienda del Estado y la Junta de Andalucía. «El actual modelo urbanístico ha cambiado tras abusarse de la edificación y ahora se basa en las tres ´R´: rehabilitación, renovación y regeneración, que incluye un cambio social. Esta es una línea en la que llevamos casi veinte años trabajando». Pomares indicó además que la puesta en marcha de la Inspección Técnica de Edificios (ITE) ha permitido mejorar la conservación del parque de viviendas históricas, acometiendo obras de conservación «que permite alargar su vida y actuar antes de que sea necesaria una inversión mayor».
De cara al futuro, el edil de Urbanismo manifestó que el reto es extender la rehabilitación a otras zonas circundantes del Centro Histórico y lograr un equilibrio entre la llegada de nuevos vecinos y la implantación de comercios y negocios de restauración. De hecho, Pomares reconoce cierta preocupación por la falta de nuevas familias que se instalen en el Centro, en parte debido a los altos costes de las viviendas y por la fuerte temporalidad de los nuevos vecinos que se consiguen para estas calles. «Según nuestros estudios, el perfil de nuevos vecinos es de estudiantes extranjeros y parejas jóvenes, pero que viven en el Centro de forma temporal», asegura Pomares, quien fía el éxito del proyecto de rehabilitación y regeneración del llamado Soho en que los precios «no sean demasiado altos».
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