Se restauró lo que se ve hace poco. Pero ahora, los problemas escondidos, ya son evidentes. Los estragos de la humedad se dejan notar en la iglesia de Santiago. Hasta tres metros de altura alcanza en algunos muros. El origen de su disgregación está en la fuerte capilaridad que asciende desde el terreno. Por el subsuelo pasa el arroyo del Calvario y se suma otro de Gibralfaro. Al primer templo cristiano consagrado en Málaga se lo come la humedad. Y su párroco lanza un SOS. No son los únicos problemas, pero sí los más urgentes que afectan a este BIC, aunque bien es cierto que no corre peligro.

Las cubiertas están bien. En 1992 la Junta de Andalucía actuó sobre ellas. Y en 2009 concluyeron los trabajos promovidos por la Oficina Municipal de Rehabilitación del Centro, que permitieron recuperar los frescos con motivos arquitectónicos de la fachada, ocultos hasta entonces por la cal, fruto de la moda del siglo XIX, tan sólo uno después de que, a su vez, el templo, originalmente de estilo gótico-mudéjar, fuera reconvertido al barroco.

Francisco Aranda, es el párroco. Explica que bajo la solería de mármol, de tan sólo centímetro y medio de espesor, no hay firme. Pablo Pastor, arquitecto técnico que suele trabajar para el Obispado, realizó en abril un informe con la propuesta de rehabilitación interior de la iglesia, a petición de Aranda. Este experto confirma el diagnóstico: bajo la solería actual, existe una capa hormigón pobre en masa, y bajo ésta relleno de tierras poco compactado. Esta solería, debido a la falta de drenaje e impermeabilización y de una solera que le proporcione una base firme de apoyo, ha recibido una fuerte humedad, procedente del subsuelo, presenta abombamientos, baldosas partidas y grietas en el 80% de la superficie. Además el espesor de las baldosas de mármol es totalmente insuficiente para el uso destinado.

Del mismo modo, Pastor incide en que en la reconstrucción del año 1944 por el arquitecto diocesano Enrique Atencia, tras los daños sufridos en 1931 y 1936, fueron introducidos en las criptas grandes cantidades de escombros, «estando hoy en día casi todas cegadas». «Este material, especialmente la tierra de relleno de la antigua solería, no permite una buena transpiración del subsuelo de la iglesia», confirma.

La humedad asciende por los muros y columnas. El revestimiento de mortero de cemento y el zócalo de mármol colocado en de las pilastras impide además que el muro se airee, provocándose una continua descarbonatación interior. El deterioro es patente, cebándose con la capilla sacramental o en la del baptisterio, muy visitada por los turistas, ya que en ella aún está la pila donde fue bautizado el genial Pablo Ruiz Picasso el 10 de noviembre de 1881.

Esta situación se repite no sólo en la iglesia, sino también en los pasillos interiores y otras dependencias de la parroquia, donde las paredes prácticamente están apulgaradas.

Las bóvedas también presentan fisuras, polvo y suciedad acumulada debido al humo de las velas y al tiempo transcurrido desde la última vez que se pintó el templo hace 21 años. Las decoraciones están realizadas en madera tallada y sobredorada y necesitan una limpieza. También hay problemas con los herrajes y el resto de carpinterías. Y la instalación eléctrica, aunque ha sido renovada parcialmente hace tres años, sobre todo en las luminarias, es obsoleta (enchufes, cableado, tomas de tierra...) y fuera de normativa. Pastor apunta que la iluminación artística también tendría que ser mejorada.

La propuesta de Pastor aspira a corregir todos estos desperfectos, haciendo hincapié en los problemas de humedad, para lo que plantea rebajar el nivel del suelo unos 40 centímetros y echar grava y una solera de hormigón armado, que sirva para impermeabilizar el terreno. Además propone picar los enfoscados y el guarnecido de paramentos hasta una altura aproximada de tres metros, para posteriormente reponerlos con mortero de cal, ya que son más elásticos, su poro es mucho mayor permitiendo esa transpiración del aire ocluido. Pero además incluye otras acciones más decorativas, como la eliminación de la pintura verde parda del retablo del altar mayor, procedente de la iglesia de Santo Domingo, de Antequera, entre otras.

Presupuesto

Sacando el lápiz y sumando y sumando conceptos, el presupuesto para poder intervenir en la iglesia y corregir las numerosas deficiencias que presenta en la actualidad asciende a unos 450.000 euros. Para atajar los problemas propios de la humedad podría bastar con 197.000 euros, aproximadamente.

El problema es que el Obispado destina la mayor parte de sus recursos en la actualidad a atender a los más necesitados y aunque reserva una cantidad de su presupuesto para obras en templos, prioriza y sólo lo destina en situaciones de emergencia. El caso de Santiago, según reconoce Pastor, no lo es, ya que no sufre desprendimientos y no hay que interrumpir el culto. El párroco, por su parte, insta al Instituto Andaluz de Patrimonio, a que ponga también de su parte, al tratarse de un BIC.

La torre pierde su brillo de repente

El párroco de Santiago, Francisco Aranda (@Paco_Aranda_ES), es un activo usuario de las redes sociales. En Twitter tiene casi 2.300 seguidores, con los que comparte información, inquietudes, opiniones... También hace anuncios y muestra su descontento con algunas decisiones. La parroquia de Santiago también está (@SnTiago_Mlg). Es más reciente y no tan seguido. Desde el pasado 29 de noviembre, cuando el Ayuntamiento de Málaga inauguró el alumbrado navideño, de repente, la torre de la iglesia, esbelta y orgullosa, dejó de brillar. La iluminación artística se apagó casi por arte de magia. Comenzó entonces una campaña en las redes sociales para pedir que las luces vuelvan a iluminar el campanario de ladrillo visto, perfectamente reconocible por su estilo mudéjar. «Unas veces me dicen que es una avería de poca monta y otras que no hay recursos para tener iluminados todos los monumentos, pero este merece la pena», lamenta el sacerdote.