Las calles están llenas. La afluencia de público viendo las luces de Navidad es enorme. Algunos entran a las tiendas, preguntan, consultan... Pero el movimiento de las cajas registradoras es lento. La facturación ni siquiera iguala a la del año pasado. El 60% de los comerciantes, de hecho, considera que está siendo peor. Pero queda una importante baza que puede hacer cambiar este triste panorama de ventas. El pequeño comercio de la provincia se encomienda a los Reyes Magos para salvar la campaña navideña.

Por tradición, que tiene un importante peso, o porque el bolsillo no da más de sí a final de mes, los malagueños eligen el 6 de enero para hacer sus regalos. En estos días siempre se reactiva el consumo. De hecho, según explica Juan Pablo Maqueda, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, se pueden distinguir perfectamente dos etapas de compra: la primera, hasta el puente de la Inmaculada, «con una dinámica francamente buena»; y una segunda hasta Navidad, «cuando las ventas se han ralentizado, hasta el punto de que hoy (por ayer) estamos de brazos cruzados y está siendo un día muy apático», reconoce.

El diagnóstico que realiza Enrique Gil, presidente de la Federación del Comercio de Málaga (Fecoma), es muy parecido. Para ello se apoya en las encuestas semanales que esta organización realiza entre sus asociados. Sólo el 40% de ellos admite que las ventas van igual o mejor. Para el resto, han disminuido. Ni siquiera la recuperación de la paga extra para la mayoría de empleados públicos (excepto los funcionarios de la Junta de Andalucía) ha conseguido, por el momento, reavivar las ventas.

Y eso que las expectativas antes del inicio de la campaña de Navidad eran alentadoras. Los comerciantes confiaban en aumentar sus ventas un 5%, después de haber tocado fondo en un 2012 para olvidar. Pero habrá que esperar a Sus Majestades de Oriente. «Confiamos en los Reyes que siguen teniendo mucho más arraigo y tirón que Papá Noel», resume Enrique Gil. En realidad, la costumbre de regalar en Nochebuena es reciente, aunque gana adeptos. No obstante, no dejan de ser pequeños detalles. Los regalos principales se dejan para la Epifanía, cuando el gasto es mayor y las compras se multiplican.

En este caso, los comerciantes esperan que este año se repita la historia. «En Navidad las familias también están más pendientes de definir el menú de Nochebuena y Navidad, el dinero se destina a alimentación fundamentalmente», asegura Gil. «Esto hace que las economías domésticas se resientan y haya que esperar a volver a cobrar para hacer más compras», indica Maqueda, que además de la tradición encuentra razones más mundanas para esperar a Reyes para regalar.

Un motivo para el optimismo es que este año se ha recuperado la costumbre de hacer reservas. «Hemos recibido muchas consultas y muchos clientes se interesan por el stock, para que no falte el producto que han visto cuando llegue el momento. Tengo muchos artículos apartados y eso garantiza su compra en los próximos días», admite el presidente del Centro Histórico.

Hasta ahora, los comerciantes pueden sacar cabeza gracias a las pequeñas compras. Afortunadamente la afluencia de público en los días del puente de la Inmaculada fue tan grande, que como explica Juan Pablo Maqueda, «a pesar de que el gasto ha sido menor, al haber mucho público, también de fuera, hemos compensado. Muchas ventas pequeñas igualan a las grandes de otros años», agrega.

En este sentido, Enrique Gil confirma, también aportando cifras fruto de las encuestas regulares que realizan a los comerciantes de la provincia, que la mayor parte de las ventas no superan los 20 euros de media. En un 40% de los casos. En otro 40%, sin embargo, son de más de 50 euros. El resto se sitúa en esta horquilla de precios.

Los malagueños este año también ha ido adelantando sus compras con el objetivo de ir escalonándolas entre noviembre y diciembre, repartiendo gastos para que los bolsillos sufran menos y para amortiguar el impacto en la cuenta corriente. Esta situación ha provocado, igualmente, que a partir del 15 de diciembre hayan caído las ventas.

Si los Reyes no son suficientes, siempre quedarán las rebajas. La mayoría de los comerciantes tradicionales aguardarán al periodo habitual y no pondrán los carteles hasta el 7 de enero. No obstante, en muchos establecimientos sí que existen ofertas puntuales en algunos productos, atractivos descuentos de hasta el 70%, con el objetivo de llamar la atención de los consumidores.

Es una estrategia que funciona, a veces, por mero contagio entre la competencia. «Si no tengo la oferta de los demás estoy fuera del mercado», destaca Maqueda. En el mismo sentido se manifiesta Enrique Gil, quien asegura que sólo un 10% estaría dispuesto a adelantar las rebajas como tales.