La picaresca no tiene límite. Aunque el coordinador de la Unidad Médica de Valoración Integral (UMVI), Antonio del Corral, señala que hay poco fraude, «nadie puede decir que no existe, pero como en todos los órdenes de la vida». Lo cierto es que esa práctica es muy reducida y el hecho de que se haya restringido el uso que pueden hacer las mutuas de agencias de detectives también ha reducido el anecdotario, pero siempre hay quien se sale de la norma. Del Corral señala que es frecuente que en Navidad los trabajadores que están de baja, muchos de ellos inmigrantes, quieran visitar a su familia y para ello han de desplazarse y, por tanto, los inspectores han de autorizarles su viaje. Recientemente una señora sudamericana quería viajar a su tierra y decía que se le había muerto su madre. No cayó en que el certificado de defunción era de 2009, dado que el personal de Salud le requirió el documento.

En otra ocasión, comenta Del Corral, una auxiliar administrativa de la casa fue al servicio y escuchó cómo una madre le explicaba a su hija la forma en la que ésta tenía que ponerse el collarín para seguir de baja y que el inspector médico no se diera cuenta de la picaresca.

«Muchas veces cuando vienen a vernos se ponen nerviosos. Su comportamiento cambia. Por ejemplo, muchos médicos de cabecera nos dicen que sus pacientes van perfectamente a la consulta, y días después aparecen aquí con dos muletas», señala.

Detalles que delatan

En ocasiones se pilla al mentiroso muy rápido, porque tienen las uñas manchadas de grasa, lo que quiere decir que siguen trabajando pese a estar de baja; o los llaman, incluso durante la consulta, continuamente al móvil y comentan con su interlocutor cosas del trabajo. Uno de ellos llegó a hablar con un cliente para decirle que no estaba en alquiler un domicilio.

«A veces sospechamos que trabajan por cómo se comportan por signos externos, indirectos. Muchos tienen grasa o pintura, y eso no debería ocurrir si están de baja», apunta.

En otra ocasión, y este caso es de una mutua, un hombre se cayó del balcón de su casa y se rompió los calcáneos -huesos del pie-. Trató de descolgarse por la pared porque se le había roto la cerradura, pero se cayó.

El hombre trató de hacerlo pasar por un accidente laboral in itinere. Lo de siniestro laboral lo consiguió, pero no que fuera calificado de la segunda forma. «Para que sea in itinere ha de producirse por el camino habitual que se toma para ir al trabajo, y además no puede haber temeridad».

Algunas agencias de detectives detectan también casos de picaresca, como el de una embarazada a la que se le dio la baja por reposo y fue vista saltando en una barca en la playa, o a un tipo que decía tener problemas de cervicales y hombros y sacó un trono en Semana Santa.

Muchas veces, son los mismos afectados quienes se delatan colgando sus fotos en las redes sociales, lo que da una idea de la importancia de la privacidad en internet.