La Unidad Médica de Valoración Integral (UMVI), dependiente de la Consejería de Salud de la Junta, ha dado de alta, hasta noviembre de 2013, a 10.139 personas que estaban de baja laboral de las 20.539 a las que citó para estudiar su caso, lo que supone casi un 50%, según los datos aportados por el coordinador del departamento, Antonio del Corral.

Éste explica que 13.000 personas fueron a las oficinas de la UMVI y, tras la inspección, se dio el alta a 5.739 pacientes (el 44%); y otros 4.400 enfermos recabaron el alta de sus médicos de cabecera tras ser citados oficialmente por la unidad.

«Hay poco fraude, porque la actividad económica ha caído mucho y además hay muchos más controles. No sólo estamos nosotros, sino que también están las mutuas y la Seguridad Social», reflexiona. La UMVI sólo cita a los pacientes que superan un tiempo de baja prudencial, teniendo en cuenta que, en muchas ocasiones, un diagnóstico inicial de gripe, por ejemplo, puede desembocar en neumonía y los días sin poder ir a su puesto de trabajo se multiplican.

En los primeros once meses del año unos 98.000 malagueños pidieron la baja laboral a su médico de cabecera, frente a los 104.000 de 2012, lo que supone una caída del 5%. «Este descenso no es especialmente significativo, el más importante se dio de 2011 a 2012», precisa Del Corral. Las cifras corroboran su reflexión: en 2010 se produjeron 145.866 bajas; 146.813 en 2011 y 111.843 en 2012. «Han caído precisamente por la reducción importante de la actividad laboral y porque los trabajadores cuidan mucho su trabajo», indica, es decir, que no quieren dar ninguna excusa a las empresas para que prescindan de ellos.

Presentismo versus absentismo

La lucha contra el absentismo laboral preside la UMVI, aunque Del Corral señala que los expertos están empezando a notar otra práctica casi tan preocupante como la primera: «Hemos comenzado a detectar que hay presentismo: se trata de que el trabajador que quizás debiera estar de baja, porque tiene dolencias importantes, quiere seguir trabajando». Y lo hace a toda costa, con el riesgo que ello conlleva para su salud.

El 75% de las bajas tienen una duración inferior a un mes. La media es de 39,7 días en este ejercicio, aunque este guarismo ha caído mucho desde el inicio de la crisis, posiblemente por el miedo que existe entre los trabajadores a perder el empleo. En 2008, la media de una baja médica era de 55 días.

La prevalencia, es decir, el número de trabajadores que están de baja al final del periodo, ha crecido del 1,49% de 2013 al 1,62% de los primeros once meses del año. «Se trata de medir el número de bajas en relación al número de trabajadores», señala. Este dato, por cierto, es idéntico al de la media andaluza.

Datos curiosos

También hay algunas cuestiones curiosas: por ejemplo, en Málaga capital las bajas duran 34 días, casi cinco jornadas menos que en la provincia. «En el ámbito rural estos procesos tienen más duración». La prevalencia en la capital de la Costa del Sol es del 61%.

La UMVI se dedica a «controlar la prestación, de tal forma que citamos al paciente en función de las patologías que tenga y de las duraciones estándar de las bajas. Es decir, damos cita a quienes pasan de un determinado tiempo de baja».

Del Corral señala que algunas empresas también suelen contratar a mutuas para que controlen las contingencias de sus pacientes, de tal manera que hacen revisiones y dan altas. En 2013, estas entidades han dado 4.281 altas.

Dolencias más habituales

Las dolencias osteomusculares degenerativas -columna, cervicales, hombro, rodilla y cadera- con artrosis, lumbalgias y trastornos reumatológicos- son las principales causas de baja.

El sector servicios, con perfiles como el personal de limpieza o de mantenimiento, es el más representativo. La construcción ha decaído mucho, dado que el sector genera un número de empleo casi testimonial en relación con los años del boom. El otro gran granero causante de las bajas son los trastornos ansioso depresivos. Muchos trabajadores sufren ansiedad cuando se modifican sus condiciones de trabajo tales como el horario o un traslado, lo que genera importantes trastornos. El perfil de quien se da de baja es el de un trabajador o trabajadora de entre 35 y 55 años.