La clientela no termina de cuajar en la panadería Centro, en la que trabaja Jesusa Gallego. La calle Tomás Heredia, en pleno barrio del Soho malagueño, ya está asfaltada y aunque hay más movimiento de personas, hay algo que falla. «Hay mucha gente pasando, pero poca parando», dice.

Jesusa asegura que el Soho granadino, donde hay «un sitio pegado a otro, con un montón de callejuelas llenas de tiendas», poco o nada tiene que ver con el de Málaga, «donde todo son locales vacíos». Ella, al igual que muchos comerciantes y vecinos de la zona, defiende que son necesarios más comercios y una mayor presencia policial.

En este punto interviene María, residente de la zona, quien afirma que la policía «unos días está y otros no, y aquí nos hace falta». Para ella, la barriada no ha mejorado mucho desde el punto de vista comercial. «Si quisieran potenciar la zona de verdad, la potenciarían, como hacen con todo, pero sólo si quieren», porque «un par de puestecillos no van a cambiar nada». En su opinión, habría que empezar por corregir la «dudosa limpieza». De hecho, asegura que aún se ve la mancha de aceite que una grúa dejó hace meses, pero como «la gente viene a ver los murales, nadie se fija en la mancha y ahí se queda».

Para su barrio reclama una mayor inversión por parte del área de Urbanismo, porque recuerda que la iniciativa se llevó a cabo con el dinero del Fondo Europeo, miaentras que los proyectos de la plaza de Camas, la calle Dos Aceras, el mercado de Atarazanas, la calle Cárcel y la calle Casa Palma han sido costeados por la Gerencia de Municipal de Urbanismo.

En este sentido, María destaca que «la calle Larios es muy bonita, pero el Ayuntamiento se ha quedado sólo con ella, y se ha olvidado de que tiene primos y sobrinos que también necesitan una ayuda».

Para el responsable de la Cafetería Muriel, Joaquín Galiana, es necesario llevar a cabo muchos más arreglos en la zona para revitalizarla.

Sobre cómo ha cambiado el barrio, sabe, y mucho, Antonio Manzera. Lleva 62 años viviendo en lo que hoy se conoce como el Soho de Málaga. Muchas son las fotos que tiene en su poder y que dan fe del cambio que ha experimentado esta zona de la capital. Imágenes de sus edificios, sus comercios, sus calles y su gente. El reflejo del tiempo aparece nítidamente definido en ellas, sobre todo las del último año. Según Manzera, lo que nació como una zona industrial y floreciente, hoy se torna olvidada. «Los negocios cayeron y el barrio perdió valor» dice, aunque no pierde la esperanza.

Está convencido de que, gracias a la reforma que se llevó a cabo en el año 2012, la situación mejorará en dos o tres años. Cree que la inversión ha sido correcta; «que los árboles, las calles peatonales y los grafitis son un atractivo turístico y que, en un futuro, podrían realizarse incluso visitas guiadas».

Sin embargo, sigue habiendo muchos locales vacíos, aunque habrá que esperar porque «en unos pocos meses, no se puede pedir más».

Manzera no es el único que opina que habrá que dar tiempo al tiempo, para ver si la actividad comercial consigue revitalizar el barrio.

Felipe, encargado del bar La Rambla, comenta que está contento con las modificaciones, si bien cree que es necesaria una mayor inversión y más locales y tiendas para «ambientar la zona».

La concejala del Distrito Centro, Gemma del Corral, también está contenta con el resultado. Pese a ello, afirma que tras la inversión de un millón y medio de euros con fondos europeos, ahora es el turno de los ciudadanos, y que «es la iniciativa privada la que debe funcionar este 2014».

Del Corral defiende que las bases están asentadas para el negocio privado, y que este año toca terminar las obras de la plaza Antonio Comares y desarrollar más actividades culturales. Los próximos presupuestos del Fondo Europeo están previstos para 2015, aunque, según la edil, «aún no sabemos si podremos disponer de ellos o no».