Esta vez no fue un espejismo. Ni siquiera un acceso de euforia motivado por la animación de las calles. Después de varias temporadas en decadencia, Málaga volvió a hacer caja en navidades. Y, además, en la mayoría de sus indicadores. A falta de conocerse los datos oficiales, las primeras impresiones de los empresarios apuntan a un salto considerable respecto a los resultados del pasado año, tanto en pernoctaciones hoteleras como en consumo en bares y restaurantes.

Según informó ayer Francisco Moro, vicepresidente de Aehcos, la capital se despidió de las fiestas con un incremento de las estancias que ronda el 5 por ciento. Se trata de un excelente registro, que incita al optimismo a la hora de calibrar las posibilidades de la industria en 2014. Hubo más clientela en los hoteles y sin que eso fuera en detrimento del producto estrella durante esta época, la Nochevieja, que se mantuvo al mismo nivel que en ejercicios anteriores. Con estos números Málaga continúa por la misma senda de los últimos meses, en los que se ha consolidado como una de las ciudades medias con mayor proyección turística del país.

La buena estrella del turismo también se extiende a los hosteleros, que han conseguido doblegar a su enemigo más poderoso, la caída de las ventas. Por primera vez en los últimos meses los bares y restaurantes no se han visto obligados a lamentar que la afluencia de público no se viera reflejada con un incremento de la facturación. De acuerdo con José Luis Ramos, presidente de Aehma, la asociación que agrupa al sector, el consumo se ha disparado entre 5 y 10 puntos en relación a 2012. Y lo ha hecho, en su opinión, por dos razones cardinales: la adaptación de los malagueños a un modelo de recuperación que se antoja a largo plazo y, sobre todo, el descenso de los precios, que en algunos casos ha llegado al 50 por ciento.

Hostigados por el bajón de la demanda y la pérdida de poder adquisitivo de la clientela, la mayoría de los establecimientos ha optado por trabajar con un margen de beneficio menos holgado. La consecuencia, señala Ramos, ha sido el aumento de las ventas y la reactivación de formatos que casi se habían extinguido al contacto con la crisis y el paro. Han vuelto las cenas de empresa, en muchos casos con cubiertos entre 20 y 30 euros por persona más baratos que en la época anterior a la crisis.

Para Ramos es el momento de seguir ahondando en esa misma línea para intentar burlar la mala salud económica generalizada. «Ya no es tiempo de lamentarnos y de llorar. Debemos adaptarnos a las condiciones del mercado», dice.

A los hoteles y los restaurantes se une también el comercio, que ha sabido reencontrarse con los números de crecimiento estas navidades. También con una subida cercana al 5% que avala la pujanza de la clientela, menos inhibida que en otras temporadas, pese a la gravedad de las circunstancias.

El balance al alza, sin embargo, no ha sido exclusivo de la capital. La Costa del Sol también ha desfilado por la campaña con más suficiencia que en años anteriores. Miguel Sánchez, presidente del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), calcula un aumento de las pernoctaciones para el conjunto de la región de alrededor del seis por ciento durante el periodo. Y en ese repunte, alude con especial insistencia a la capital y al litoral de la provincia, que son dos de los puntos que mejor han funcionado. «No nos podemos quejar porque las estancias han sido superiores», resalta.