Hace más de medio siglo el titular del Ministerio de la Gobernación (ahora Interior) se dirigió a los gobernantes de todas las provincias españolas para que impidieran la costumbre de cambiar los nombres de calles y sustituirlos por otros, salvo casos excepcionales.

Pero aquel ruego u orden no debió cumplirse entonces y menos ahora, que cambiar el nombre de una calle por otro sigue imperando en nuestro país.

Lo de los casos excepcionales está más que justificado porque los vaivenes de la política llegan hasta esos extremos, o sea, cambiar el nombre de una calle o plaza para colocar otro de acuerdo con la situación política.

Un caso concreto, para no extenderme en los muchos casos conocidos, es el de la Alameda Principal, que empezó llamándose Salón Bilbao (ignoro por qué) para adoptar el de ahora, o sea, Alameda Principal, después de dos cambios. Cuando cayó la Monarquía en los años 30 del siglo pasado, la Alameda Principal se convirtió en Alameda de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE. Años después, cuando se produjo la Guerra Civil de 1936-1939, Pablo Iglesias fue apeado para ser sustituido por Generalísimo Franco, y de Alameda pasó a Avenida. En la Transición se borró el nombre de Franco y se le volvió a llamar Alameda Principal..., hasta ahora.

Gerona

Precisamente durante la Transición, el alcalde de Málaga, don Pedro Aparicio, supo bien directamente por su homónimo de Gerona o a través de otro medio, que el Ayuntamiento de Gerona (ahora Girona) había acordado quitar el nombre de Málaga a una calle de aquella ciudad para roturarla no recuerdo cómo ni me importa.

Don Pedro Aparicio, que era un caballero, en lugar de pagarle con la misma moneda (eliminar el nombre de Gerona de una calle ya existente en el sector de la Aurora) optó por conservar el nombre porque.., porque era un señor educado y subió al podio de la elegancia manteniendo Gerona en su sitio.

Hoy, en 2014, la calle Gerona está donde estaba y los comercios y vecinos de la misma no han tenido que cambiar el papel comercial, las direcciones y las tarjetas de visita con una nueva denominación.

Si dentro de unos años aparece por Málaga un cenutrio en la línea del alcalde que privó a Málaga de tener una calle en la bella ciudad de la Comunidad Autónoma de Cataluña y reclama que ya no se escribe Gerona sino Girona, que hay que rectificar el original, ya para que conste su reclamación se la hace saber al alcalde de Málaga, que seguirá siendo don Francisco de la Torre, pienso que el presidente de la corporación municipal leerá el escrito, lo dejará reposar en asuntos pendientes y lo resolverá sine die, que es una expresión latina que queda muy bien en este caso. O sea, nunca.

Castelar se quedó sin calle

Don Emilio Castelar (1832-1899), político y escritor español que se distinguió por su oratoria, tuvo una calle en Málaga. Por razones que desconozco, un día, alguien de nuestro Ayuntamiento decidió quitarle el nombre y lo exilió; en vida, el famoso orador, que también ejerció el periodismo, se exilió voluntariamente a París porque había sido condenado a muerte por haber participado en la revolución de 1866. Al quitársele el nombre a la calle que llevaba su nombre en Málaga, en su lugar se eligió Martínez, nombre que se mantiene. Todos los malagueños saben dónde está la calle Martínez; lo que no saben es quién fue el tal Martínez. Según parece, al retirarse el rótulo y no sustituirse por otro, la gente le empezó a llamar calle Martínez, que era el nombre de un comerciante que tenía su negocio en esa calle.

El pintor Carlos de Haes

Carlos de Haes fue un pintor nacido en 1820 en Bélgica pero afincado en España donde se formó y donde se conserva gran parte de su obra. En el Museo de Arte Moderno de Madrid existe una sala dedicada a su pintura. En Málaga hay muchas de sus obras en colecciones particulares porque se formó como pintor precisamente en nuestra ciudad. Su maestro fue Juan Cruz.

Málaga le honró con una calle, con el nombre de Alameda de Carlos de Haes. Ya no existe; bueno, la calle existe, pero con otro nombre: calle Córdoba, en el distrito Centro. El nombre está recogido en una cerámica de gran tamaño.

Córdoba, la ciudad hermana, le dedicó una calle a Málaga..., hasta que le cambió el nombre por otro. Lo que desconozco es si después, en una expansión de la ciudad, se le dio el nombre de Málaga a otra calle. Cosas que pasan.

Ni Jalifa ni Falange Española

Otros dos nombres que desaparecieron del callejero malagueño fueron Jalifa y Falange Española; de la Falange Española huelga toda aclaración. Se optó por darle el nombre a una calle en una época concreta, durante la guerra civil. Del jalifa pocos malagueños de esta generación sabrán de quién se trata.

El jalifa o califa era la autoridad suprema del Protectorado Español en Marruecos. Ejercía las funciones de sultán en Tánger. Al estallar la Guerra Civil, al apoyar a Franco en el Alzamiento, Málaga le dedicó una calle, nombre que eliminó en la Transición.

Las dos calles, que están en los edificios del Rectorado (antiguo Correos), Banco de España y el Ayuntamiento, ahora llevan los nombres de Pedro Luis Alonso y Francisco Bejarano Robles, el primero alcalde que fue de Málaga precisamente cuando se le dio el nombre de Jalifa, y el segundo el archivero municipal que escribió sobre muchos temas de Málaga, entre ellos el origen de los nombres de las calles de nuestra ciudad, y que firmaba con el seudónimo de Paco Percheles.

Marineros voluntarios

La fiebre patriótica de la guerra civil llegó a extremos exagerados, como por ejemplo dar el nombre de Marineros Voluntarios de la Cruzada a una calle que tenía su entrada por San Nicolás y salida al Paseo Marítimo. En la revisión llevada a cabo después de la Transición se optó por retirar el rótulo y darle el nombre de un famoso retratista malagueño, Martínez Virel, un pintor muy querido en Málaga y del que se conservan obras en colecciones particulares porque muchas familias recurrieron a él para que pintara retratos de sus hijos.

División Azul

En la barriada Girón, entre la Carretera de Cádiz y la avenida Sor Teresa Prat, a una de las calles se le otorgó el nombre de División Azul en homenaje a los españoles en general y malagueños en particular que formaron parte de aquella unidad que luchó en los años cuarenta y tantos junto a las fuerzas alemanas contra las soviéticas con numerosos caídos. Como en el sector se han cambiado muchos nombres de calles no sé exactamente cuál es la nueva denominación de la eliminada División Azul.

Víctimas del Marxismo

Otra denominación que ha desaparecido del callejero malagueño es el de la avenida Víctimas del Marxismo, que vino a sustituir un nombre del que carezco información.

Es muy fácil su localización. Es la calle que separa la muralla del Guadalmedina de las viviendas construidas en la margen izquierda, donde se encuentra el Centro de Arte Contemporáneo y el CARE por citar dos edificaciones fáciles de hallar. Víctimas del Marxismo fue reemplazado por el Comandante Benítez, un héroe de la Guerra de África. Era malagueño y murió en Melilla en 1921.

El cambio no le pareció mal a nadie hasta que ocurrió la desgraciada muerte de un joven en el curso de una manifestación con motivo del Día de Andalucía el 4 de diciembre de 1977.

Una bala acabó con la vida de Manuel José García Caparrós. Como el hecho tuvo como escenario la avenida del Comandante Benítez se pidió por todos los medios darle el nombre del joven al lugar donde sucedió. Y así se cambió el nombre por tercera vez.

*Guillermo Jiménez Smerdou es exredactor y crítico cinematográfico de Radio Nacional de España