El Consejo de Gobierno aprobó ayer el decreto que regula la nueva organización y estructura de las oficinas judicial y fiscal, un modelo con el que se persigue mejorar y modernizar la administración de justicia en Andalucía, además de ofrecer a la ciudadanía un servicio próximo y de calidad que agilizará los procedimientos y reducirá los tiempos de respuesta.

Este nuevo modelo sustituirá la configuración vigente hasta ahora -juez, secretario y personal adscrito a cada órgano- e impulsará un modelo más eficiente de medios personales y materiales basado en servicios comunes de trabajo, según explicó el consejero de Justicia e Interior, Emilio de Llera, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno.

Agregó que, con ello, se favorecerá una mejor distribución del trabajo en equipo y la especialización del personal, además de ofrecer a la ciudadanía un servicio próximo y de calidad que agilizará los procedimientos y reducirá los tiempos de respuesta.

De acuerdo con las previsiones de la Junta, la nueva Oficina Judicial comenzará a implantarse este año, aunque no hay una fecha fija, como experiencia piloto en El Ejido (Almería) y Vélez Málaga, mientras que la Oficina Fiscal se desarrollará por primera vez en la Fiscalía Provincial de Sevilla, una vez que se fijen los servicios creados y la relación de puestos de trabajo.

El consejero calificó de «revolucionario» este nuevo modelo para mejorar el funcionamiento del servicio de la administración de justicia y, sobre todo, para avanzar en su modernización. Señaló que se pretenden sentar las bases de un nuevo modelo, que supondrá un cambio cultural en los criterios y modos de trabajo en el seno de los órganos judiciales y fiscalías de Andalucía.

Indicó que este «vuelco radical» en la organización judicial y fiscal va a permitir, por ejemplo, una redistribución mucho más equitativa de las cargas de trabajo. Puso el acento en que se persigue descargar a los jueces y magistrados de labores de organización y sustituirlos por los secretarios judiciales, que hoy están «absolutamente desaprovechados».