La organización de la nueva factura de Emasa tiene la clave en la distribución de los distintos bloques de consumo. El más barato, el llamado Bloque I, establece un consumo máximo de 2 metros cúbicos por habitante y mes, lo que supone 65 litros por habitante y día. Al superar ese consumo, se pasa al Bloque II, que es entre 2 y 3 metros cúbicos al mes (de 65 a 98 litros por habitante y día). El Bloque III se aplica cuando el consumo oscila entre los 3 y los 5 metros cúbicos al mes (de 98 a 164 litros al día); mientras que las tarifas del Bloque IV se aplican cuando se superan los 5 metros cúbicos mensuales (más de 164 litros diarios).

El problema de estos bloques es que hacen cálculos que están muy por encima de la media nacional. Es más, superan ampliamente el consumo medio más bajo de España, que se da en el País Vasco con 117 litros por habitantes. Es decir, a partir del Bloque III.

Pero vayamos un poco más allá. El Ayuntamiento estima que el gasto moderado recomendable es de 112 litros por persona y día, cinco litros menos que lo que gasta un vasco de media, lo que marcan los mínimos nacionales. Si se compara con la media nacional, 142 litros por persona y día, las cifras municipales parecen fuera de la realidad.

Este cálculo de bloques es el que más afecta ahora en el cálculo del precio medio del agua, ya que el anterior sistema contemplaba el primer bloque hasta 5 metros cúbicos, es decir 164 litros por habitante y día. Es cierto que la cifra era alta, pero es que la actual es inasumible por debajo del Bloque III salvo un uso del agua muy restrictivo y a costa de la higiene personal y doméstica.

La comparativa directa con otras ciudades es compleja por la gran variedad de sistemas tarifarios, aunque la distribución por bloques tan estricta como en Málaga no se aprecia en ninguna de las grandes ciudades: en Bilbao el primer tramo es hasta los 25 metros cúbicos; en Madrid hasta 12,5; y en Barcelona hasta 6 metros cúbicos.