El Sepulcro volverá a cambiar de sede canónica y se irá a la iglesia de Santa Ana del Císter, la antigua abadía cerrada al culto desde junio del año 2009, cuando se fueron las últimas religiosas. Desde entonces, el Sepulcro mostró su interés por ocupar la capilla, haciéndose cargo de su conservación. El traslado de los sagrados titulares el próximo sábado propicia la resurrección de este templo cerrado, ya que la cofradía prevé su apertura diaria y la recuperación del culto, además de haber llevado a cabo distintas obras de restauración y la adaptación del altar mayor, utilizando los mismos materiales nobles.

El hermano mayor de la cofradía, Emilio Betés, arquitecto de profesión, ha sido el autor del proyecto. Según destaca, «se trata de un momento histórico para la cofradía». Para llegar a este punto, han sido necesarios cuatro años de negociaciones, aunque la cofradía ya venía de antes celebrando sus misas mensuales en esta capilla. Pese a que parecía cantada la cesión, el Obispado dudó en principio entre conceder la iglesia a la cofradía o a la numerosa comunidad de greco-católicos de Ucrania, asentada en Málaga, algo que hizo peligrar los deseos de la hermandad.

El Cristo del Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad, cuando lleguen el sábado desde Los Mártires, ocuparán el altar mayor. Para ello se ha construido un escalón, que antes no estaba. También un túmulo de mármol, donde reposará el cuerpo yacente del Señor de Nicolás Prados, y que estará sobre el sagrario, cuyo hueco ayer aún estaba vacío. Encima, la Virgen de la Soledad, en una hornacina, en el lugar que ocupaba con anterioridad el crucificado del Gran Amor, de Álvarez Duarte, y que pasará a presidir el coro bajo.

La mesa de altar se ha adelantado unos 50 centímetros. La cofradía también ha mejorado la instalación eléctrica y la megafonía de la iglesia. Pulimentará el suelo, ha barnizado los bancos. Del mismo modo, ha dispuesto unos focos para iluminar de forma indirecta la bóveda y ha hecho obras en la sacristía, añadiendo nuevo mobiliario y todos los enseres necesarios para el culto. Un paño de pared limpio aguarda también la llegada del gran cuadro de Luis Bono, que decora la capilla de Los Mártires y que cuando la deje el Sepulcro se convertirá en la capilla sacramental.

Según explicó Betés, en la iglesia se podrán llevar a cabo todo tipo de celebraciones litúrgicas, a excepción de bautizos. La idea de la hermandad es celebrar dos misas a la semana y abrir todos los días, «aunque en principio queremos hacerlo por la mañana y por la tarde, también queremos comprobar el número de visitas antes de establecer un horario», matizó.

La cofradía se queda con la iglesia por 20 años, según el acuerdo de cesión firmado el pasado mes de junio. Se hace así responsable de su conservación y mantenimiento, aunque no tiene la propiedad de las imágenes que permanecen en el templo, como el Cristo del Despedimiento, obra de Pedro Fernández de Mora, o una dolorosa atribuida a Antonio Asencio de la Cerda, y que ayer ya estaban dispuestos en sendas hornacinas laterales, perfectamente ataviadas.

El sábado será el traslado desde Los Mártires, sede de la cofradías desde 1967, cuando llegó de la Victoria. Se da la circunstancia de que entonces el hermano mayor era Manuel Sánchez, padre del actual primer teniente, Pablo Sánchez; y que el primer teniente era Emilio Betés Ladrón de Guevara, padre del actual máximo mandatario de la corporación. 47 años después, vuelve a cambiar de sede: la iglesia de Santa Ana, aunque dependiente de la parroquia de Santiago.

La procesión saldrá una vez concluya una eucaristía de despedida, que comenzará a las 18.00 horas. «El traslado será muy parecido al que hacemos en Semana Santa», aclaró Betés. La cruz guía abrirá el cortejo, junto a tres tambores roncos. Los primeros metros serán claustrales, recorriendo las naves de Los Mártires y cada una de las capillas. El Cristo será portado a hombros en tres turnos, el último compuesto por los cinco últimos hermanos mayores con vida de la corporación: Luis de Haro, Francisco Mirando, Fernando Cabra, Manuel Mérida y José María Souvirón. Mientras, la Virgen irá en pequeñas andas. Un cortejo de cirios iluminará el tránsito que recorrerá las calles Santa Lucía, Granada, plaza del Carbón, plaza del Siglo, Duque de la Victoria y Císter.

La cofradía ha invitado a autoridades religiosas, civiles y eclesiásticas, tanto a la misa previa como a la recepción en Santa Ana. Entre ellos, el obispo, Jesús Catalá, el alcalde, Francisco de la Torre, representantes de la Comandancia de Marina, caballeros del Císter y caballeros del Santo Sepulcro, según informó Betés, que también destacó la participación de las cofradías de los Mártires y las de Santiago, así como otras hermanadas con la cofradía. Al llegar a la nueva sede, se descubrirá una placa.