Treinta años después del mandato del recordado Manuel Martín Almendro, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) vuelve a estar presidida por un malagueño. Javier González de Lara accedió ayer a un cargo que todos consideran ahora mismo una auténtica patata caliente tras el deterioro que ha sufrido la imagen de la institución en la última etapa de Santiago Herrero. Las causas judiciales en torno a la Fundación para el Desarrollo del Sur de Europa y las sospechas sobre los cursos de formación han puesto en la picota a la patronal andaluza, que urge de una refundación urgente y, sobre todo, de una transparencia cristalina en sus cuentas. De momento, el nuevo presidente de la CEA dejó ayer una notable impresión con un discurso profundamente humanista, dirigido al corazón del empresario y donde no faltó ni la autocrítica ni el propósito de enmienda.

La ética fue el fundamento del primer mensaje que González de Lara ha lanzado a los empresarios. Una ética en los negocios que debe primar por encima del éxito o, mejor dicho, que debe ser la condición indispensable del verdadero espíritu empresarial, ése que conjuga al máximo el lícito enriquecimiento personal con el beneficio social. «La inmensa mayoría de los empresarios seguimos comprometidos con el principal elemento de progreso, que es el factor moral», proclamó el nuevo presidente de la CEA.

Al margen del irreprochable mensaje todos coinciden -el propio González de Lara el primero- en que hay una tarea ardua por delante. Primero, para restaurar la credibilidad de la patronal andaluza a nivel social, y, segundo, para hacer de la CEA una institución más eficaz, más profesional y, también, más vertebrada territorialmente. Eso significa luchar para que la CEA deje de ser una especie de monopolio sevillano (al menos, así ha sido percibida de siempre desde el resto de provincias, entre ellas Málaga). No por casualidad dijo Herrero que una de las virtudes de González de Lara para liderar la CEA es que se trata de un «no sevillano» y «sí malagueño». El que tenga oídos, que oiga, como decía el Evangelio. En todo caso, el nuevo presidente tendrá que ir con mucho tiento, dado que en su ánimo tampoco está el ser identificado como contrario a ningún territorio. A Sevilla tampoco. Lo que no cabe duda es que a González de Lara le quedan kilómetros y kilómetros de carretera para patearse las patronales de toda Andalucía. Eso significa que el día a día de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) tendrá que ser delegada en parte. En este punto muchos miran la figura ascendente de la secretaria general, Natalia Sánchez.

Por lo demás, González de Lara recibió un apoyo entusiasmado desde Málaga, como demuestra la numerosa comitiva de 120 personas desplazada para la ocasión desde Sevilla. Que fueran también Braulio Medel y Magdalena Álvarez -en su calidad de vicepresidenta del BEI- demuestra las buenas relaciones del nuevo responsable de la CEA con el sector financiero y la importancia que le da a la reapertura del canal del crédito como fundamento de la recuperación. Acudió todo el comité ejecutivo de la CEM, entre ellos Javier Noriega (AJE Málaga) y un Enrique Gil al que se le salía la satisfacción por el rostro. Sergio Cuberos y José Carlos Escribano figuran además en el nuevo comité ejecutivo de la CEA. Jerónimo Pérez Casero, presidente de la Cámara; Mari Paz Hurtado, la responsable cameral de Comercio Exterior; Adelaida de la Calle, la rectora de la UMA; Antonio Pedraza, presidente de Esesa, Juan Cobalea, de Financiera y Minera, y José Luis Sánchez Domínguez y Luis Sánchez Manzano, de Sando, seguían también atentamente el transcurso de la asamblea.

La presencia del presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, y del presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), Jesús Terciado, es otro de los factores que definen la nueva etapa de la CEA. Las relaciones con la CEOE eran distantes desde el año 2010. En aquella ocasión Santiago Herrero concurrió como candidato a suceder a Gerardo Díaz Ferrán (de infausto recuerdo para la patronal española). Por el camino se cruzó Rosell, que consiguió la alianza de las patronales catalana y madrileña para lograr el triunfo frente a la candidatura andaluza. Aquello no sentó muy bien en la CEA, por mucho que se haya venido poniendo buena cara de puertas afuera. Pues bien, González de Lara ha querido enterrar cualquier rencilla invitando a Rosell. Es más, antes de la asamblea se le pudo ver saliendo un momento del salón para darle un abrazo, momento que inmortalizaron las cámaras. Fue un gesto. Y con González de Lara nos esperan muchos de éstos. Pero de los de verdad. No de los hipócritas y vacíos. Porque en los negocios la ética también cuenta.