Adrián es malagueño, tiene siete años y desde hace pocos días posee el corazón de un donante. Tenía una miocardiopatía dilatada, una enfermedad rara que afecta a uno de cada 10.000 nacidos vivos, que consiste en un deterioro progresivo de la capacidad que tiene el órgano más importante del cuerpo de contraerse y, por tanto, de bombear sangre. Antes del transplante definitivo, estuvo cinco meses conectado al Berlin Heart, un corazón artificial externo al cuerpo del menor que suple la función de los ventrículos del pequeño paciente y que se usa de forma muy excepcional, en situaciones críticas, y que tiene la facultad de permitir que los pequeños enfermos tengan una vida casi normal.

Esta tecnología se usa en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, centro de referencia en cardiopatías pediátricas y transplantes de corazón a niños, y permite, según la Consejería de Salud, «estabilizar a pacientes en situaciones muy comprometidas y llegar al transplante en condiciones aceptables», es decir, hasta que se encuentra al paciente adecuado.

Mientras los pequeños pacientes están conectados a este corazón artificial permanecen en la UCI, pero pueden moverse por el hospital y acudir a la ciberaul@ siempre conectados a su equipo, hasta que reciben el nuevo órgano y pueden pasar a planta. Pueden comer por la boca y se han de medicar menos, pero este aparato sólo puede usarse hasta un año como máximo.

Es un corazón artificial paracorpóreo que se conecta al corazón a través de cánulas y, gracias a ella, consigue que la sangre se desvíe al dispositivo y regrese al paciente. Suple uno o dos ventrículos, según el caso, y se ha usado tres veces.

El primer andaluz en recibirlo fue un niño de 17 meses que tenía una disposición incorrecta de la arteria coronaria izquierda -salía desde la arteria pulmonar en lugar de hacerlo desde la aorta-. Estuvo 37 días conectado al mecanismo hasta su transplante.

Ha habido otros dos niños: el pequeño Adrián, que ha estado cinco meses esperando la llegada del órgano; y otro niño más de cinco años que en 2009 estuvo seis meses conectado al dispositivo. Ambos tenían miocardiopatía dilatada y a los dos se les retiró el corazón en el momento del trasplante.

El Hospital Reina Sofía, explicó ayer la consejera de Salud, María José Sánchez Rubio, se incorporó hace un lustro al programa de asistencia ventricular de larga duración. Andalucía, por su parte, es una de las cuatro comunidades en las que se ofrece este sistema.

Para atender a Adrián y a los dos compañeros de fatigas hay un equipo multidisciplinar que incluye a cardiólogos, cirujanos cardiovasculares e intensivistas pediátricos, pediatras, anestesistas, hematólogos, perfusionistas y enfermeros.

En el hospital también se lleva a cabo la terapia de oxigenación por membrana extracorpórea, un dispositivo de corta duración que sustituye temporalmente la función del corazón y los pulmones.