Ana María Naumann, presidenta de la asociación de vecinos Amigos entre Todos, recuerda el día en que en el chalé de su vecino se coló un cerdo. El animal «tuvo que ser cazado con lazo por la policía», detalla enfadada.

La presencia de animales sueltos por el Cortijo de Maza, una urbanización de Churriana junto al Camino del Pilar, no es algo aislado y para demostrarlo muestra las fotos de perros de caza y caballos campeando a sus anchas por las calles. «Cuidan cerdos, caballos y crían perros de caza en las casas ilegales que hay sobre la Realenga de Maza», resume.

Sus críticas se dirigen a unas seis casas ilegales, una nave y una cuadra a pocos metros de la urbanización, sobre esta Realenga, también conocida como de Witemberg. «Las casas están sobre una Realenga, son unos terrenos de la Junta», recalca.

Y también recuerda la presidenta vecinal el año 2002, cuando acudió a vivir a esta barriada, «y en esa zona sólo había una casa, que es la única legal».

A este respecto, discrepa con el anterior concejal de Churriana, José Hazañas, quien en 2009 informó a este diario de que había dos casas legales.

En cualquier caso, la presidenta vecinal cree que unas seis casas han sido construidas a partir de 2008, «sin ningún tipo de permiso», lo que ha permitido la cría de animales y la falta de control.

La asociación denuncia además que los vecinos no pueden disfrutar de un eucaliptal que hay justo delante, porque los vecinos de las casas ilegales lo usan para colgar la ropa y también para depositar chatarra. En relación con esto, Ana María Naumann muestra la fotografía de un coche oxidado a medio desguazar en la zona verde. «Estaba tan llena de basura que el Ayuntamiento se gastó hace años 30.000 euros en limpiarla», recuerda.

La pretensión vecinal de que esta zona vuelva a la legalidad está creando problemas con las personas que viven en las viviendas supuestamente ilegales. Ana María Naumann muestra una hoja sin firma en el que la tildan de «racista». «Somos ciudadanos con derecho, no al abuso de poder», continúa la nota.

«Me han llegado a poner una sábana llamándome racista», lamenta la presidenta, que señala que las personas que viven en esas casas «son todas familia además de estar empadronadas en Cártama, Alhaurín el Grande y Torremolinos».

Esta semana, y a petición de la asociación, Emasa fue a comprobar si la situación de las casas con respecto al agua era correcta. El concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, que visitó la zona, informó ayer a este diario de que «las casas, menos una, están todas legalmente contratadas y pagando». En cualquier caso, y a la vista de las denuncias de la asociación por malos olores, anunció que van «a revisar todas las canalizaciones, las del saneamiento y las de abastecimiento de aguas potables y si alguien no está actualizado, actualizarlo y si hay algún problema, arreglarlo».

Por su parte el concejal de Churriana, José del Río, explicó ayer a este diario que el Ayuntamiento hace lo que puede, «pero es la Junta la que no controla las casas ni identifica a los titulares de ese suelo».

Este diario trató ayer de ponerse en contacto con el delegado de Medio Ambiente de la Junta, Javier Carnero, sin resultado. Ana María Naumann explicó que en una reunión mantenida con el delegado hace dos semanas, le transmitió el deseo de traspasar la Realenga al Consistorio. «Eso es cargarle el muerto al Ayuntamiento», deduce la presidenta.