Las cifras de la economía sumergida siguen creciendo en Málaga y se situaron en el año 2012 en el equivalente al 28,6% del Producto Interior Bruto de la Provincia (PIB), ocho puntos por encima que la tasa que se estimaba en 2008 (20,5%), según el último estudio sobre la materia presentado ayer por el colectivo de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). El informe no precisa el cálculo del volumen de dinero negro que se mueve en la provincia, aunque hay que recordar que en 2009 ya se cifraba en más 6.100 millones de euros y entonces la tasa de economía sumergida estaba en el entorno del 22-24%.

El estudio de Gestha detecta un incremento generalizado del fraude que se achaca a factores como el efecto «arrastre» de la burbuja inmobiliaria, el «espectacular» aumento del paro y el «masivo» uso de billetes de 500 euros. A todo ello el estudio suma lo que califica como un «grave problema de moralidad con el pago de impuestos», lo que sitúa a España lejos de los niveles de economía sumergida de países como Alemania (13,1%), Francia (10,8%) o Reino Unido (10,1%). Italia, Portugal y Grecia, sin embargo, arrojan porcentajes aún mayores que los de España.

A nivel nacional, la economía sumergida ha aumentado en 60.000 millones de euros durante la crisis hasta situarse en el 24,6% del PIB al cierre de 2012, lo que suponen 253.135 millones de euros ocultos. En el caso de Andalucía, ha aumentado durante la crisis hasta situarse en el 29,2% del PIB -seis puntos por encima de la española-, lo que supone más de 40.500 millones que escapan al control de Hacienda. Entre las provincias andaluzas más afectadas están Almería (33,5%), Granada (32,1%), Córdoba (30,6%), Jaén (29,5%) y Cádiz (29,3%), todas por encima de la media regional.

El mayor aumento del fraude se produjo en las comunidades más castigadas por la «crisis del ladrillo» y el desempleo, como Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Canarias y parte del Levante español. Así, Extremadura es la que tiene un mayor porcentaje de PIB de economía sumergida (31,1%), seguida de Andalucía (29,2%), Castilla-La Mancha (29,1%) y Canarias (27,9%).

En una análisis de los datos nacionales, el informe revela que el volumen de la actividad económica en negro aumentó de media en España unos 15.000 millones de euros anuales desde el inicio de la crisis en 2008, cuando la tasa de economía sumergida se situó en el 17,8% del PIB. Sin embargo, en 2009, considerado el momento más duro de la recesión, el dinero oculto se disparó en más de 27.000 millones, tanto como los dos ejercicios siguientes juntos.

Según Gestha, este importante incremento se debió en gran medida al estallido de la burbuja inmobiliaria, ya que en los años previos logró crear una gran dependencia de la economía española ligada a este sector.

«Al principio, el dinero negro se generaba por la gran cantidad de viviendas que se vendieron a un precio mucho mayor del que aparecía en las escrituras, comentó el secretario general de Gestha, José María Mollinedo, a este periódico.

Con la llegada de la crisis, una gran cantidad de trabajadores fue saliendo del sector, aunque los responsables de Gestha advierten de que desde entonces, y al igual que en otros como la hostelería, se están dando muchos casos de personas a los que se paga parte del sueldo al margen de lo que estipula el contrato. Eso por no hablar de los que directamente trabajan y cobran «en negro».

«En España hay 1,8 millones de hogares con todos sus miembros en paro ¿Cómo llegan a fin de mes? Tras estas cifras se percibe que hay personas trabajando sin contrato. Pero la culpa no es de ellos, sino de esos empleadores que no les dan de alta», precisó.

Además del repunte del paro -la tasa se triplicó en España hasta el 26% de la población activa a finales de 2012 y en Málaga hasta el 35%-, Gestha atribuye el aumento del fraude a las subidas de impuestos «que no fueron acompañadas por un eficiente control tributario y la multiplicación de casos de corrupción política y empresarial». Mollinedo recordó que de cada tres euros que se defraudan en España, dos son en el ámbito fiscal y uno en el laboral.

También se citaron como causas de este fenómeno la multiplicación de los casos de corrupción política y empresarial, junto con la actitud de la sociedad española que, a juicio de Gestha, «tiende a justificar cierto nivel de fraude fiscal».

Además, a todos estos factores se suma uno «transversal»: el masivo uso de billetes de 500 euros, que en España representan el 73,7 por ciento del efectivo en circulación y el 14% del valor de todos los billetes de 500 que se manejan en la zona euro.

«Eso es indicativo de fraude. Si alguien pregunta a la gente de su alrededor, ¿quién tiene billletes de 500 euros? La mayoría de la población no los ve nunca. Esos billetes son el instrumento preferido por los defraudadores para saldar operaciones al margen del fisco», explicó Mollinedo.